Comedores
Se aprobó el Registro de Comedores: habrá datos de la asistencia en Tandil y proyectan ser espacios productivos
El Concejo aprobó la ordenanza de Nicolás Carrillo y desde las organizaciones lo consideraron “un logro en conjunto”.
¿Cuántos comedores comunitarios existen en la ciudad? ¿A cuántos vecinos asisten? ¿Dónde quedan? ¿Qué problemáticas atienden? Algunas de estas preguntas busca responder el proyecto del Registro de Comedores –una iniciativa del concejal Nicolás Carrillo- que fue aprobada por unanimidad durante la última sesión del Concejo Deliberante. El Eco de Tandil dialogó con referentes de estos espacios, que consideraron a la propuesta como “un logro en conjunto”, y un “reconocimiento del hambre” a nivel local. De cara al futuro avanzarán en convertirse en emprendimientos productivos para “salir de asistencialismo”, como contaron.
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“Esto reconoce el trabajo de las chicas, de todas las que estamos al frente poniendo la cara y peleando el día a día. Obliga al Municipio a sentarse con nosotros y a tratar el tema del hambre. Es muy importante que se haya reconocido eso. Y lo que estamos buscando también es que podamos habilitar los espacios para producir. Darle la vuelta, no queremos tener toda la vida comedores porque entendemos que la salida es el trabajo”, compartieron Paola –del comedor Los Tatú, de La Movediza 2, donde se asisten a 37 familias-, Marisel y Mariela -de Creciendo Juntos del barrio Maggiori, que brinda viandas a 36 familias -y Paula del comedor Barrio San Juan, donde 22 familias buscan diariamente su vianda.
En concreto, la ordenanza aprobada creó el Registro que unificará la información sobre los espacios comunitarios en la ciudad. Al momento el Municipio cuenta con los datos de asistencia a través de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat, pero existen además comedores de iglesias, de vecinos particulares y de organizaciones políticas. Sólo el Banco de Alimentos provee a alrededor de 40 instituciones de este tipo. A su vez el proyecto votado establece también la conformación de una mesa en la que tanto el Municipio como el conjunto de los espacios cuenten con representación, y plantea el apoyo a la reconversión productiva de los mismos.
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“Se quiso denostar a los comedores diciendo que eran truchos y que no existían, entonces dijimos de hacer un Registro en Tandil para que esa no sea la excusa. Es un primer paso. Una de las cosas que más valor tiene es el reconocimiento del trabajo de las compañeras. Pero también, Tandil es una ciudad diversa, y esta es una realidad que la mayoría de la política no quiere ver o reconocer, la del hambre en los barrios. Es una realidad, no la única, quizás hasta no sea la más importante, pero está ahí y hay que hacer algo. Este Registro viene a reconocerlo”, expresó Nicolás Carrillo, edil de Unión por la Patria y principal impulsor de la iniciativa aprobada.
“Salir del asistencialismo”
Por lo menos desde comienzo de año, referentes de comedores transmiten la realidad que viven. Al “ninguneo” del gobierno nacional –que retiró gran parte del apoyo a las organizaciones barriales-, suman el aumento de la demanda y la incorporación de trabajadores registrados que se incorporaron a pedir una vianda.
“Nos trataron de que no existíamos, pero seguimos en pie sin recursos de Nación y con escasos recursos del Municipio. Nosotras la seguimos peleando para que a la gente no le falte nada. En Navidad el Municipio no entregó nada y nos la rebuscamos para que las familias tengan un budín, un pan dulce, que comieran una fruta”, contaron. Sin embargo, las referentes proyectan dar un paso y por eso buscan convertir sus espacios en emprendimientos productivos y de formación de oficios. Si logran conseguir máquinas, elaborarán pastas, pre pizzas y otros productos para consumir y comercializar.
“La realidad es que ahora no vamos a poder dejar de dar viandas, la situación nos lleva a tener que seguir estando y brindando este servicio a la gente. Pero también tenemos que ir generando formas de trabajo. Que las compañeras tengan un oficio, en lo productivo o con diferentes talleres”, señalaron.
“Es demostrar que la que quiere puede. Si se puede, probemos. Nosotros con mi compañera tenemos la idea de hacer pastas. Para generar nuestro trabajo. De eso se trata, de trabajar en conjunto y buscarle la vuelta. Todo lo que hacemos lo hacemos con amor, y es porque queremos mejorar también”, agregó Maricel de Maggiori.
“Lo que nosotros tenemos que lograr es salir del asistencialismo. Por eso es lo del tema productivo. Como laburante quiero demostrar que se puede si una quiere trabajar”, concluyó Paula del barrio San Juan.
Para la primera semana de enero tienen pautada una reunión con la secretaria de Desarrollo Humano y Hábitat –Juliana Teerink-, a los fines de avanzar con la conformación de la mesa. Por su parte desde el gobierno local deberán trabajar en la implementación de la ordenanza, y en la publicación de los datos relevados. “Queda mucho por hacer”, cerró Nicolás Carrillo.