Observatorio Social de Humanas
Informe de la Unicen: aumenta el hambre en Tandil, y trabajadores registrados piden en comedores
Mayor demanda, trabajadores en blanco y adultos mayores que se suman a comedores y quita de apoyo estatal.
Aumento de la demanda en los comedores, adultos mayores y trabajadores en blanco que se sumaron a solicitar comida y recortes en programas sociales del Estado forman parte de la realidad de Tandil, tal como surgió de un informe sobre la situación alimentaria de la ciudad que elaboraron los investigadores del Observatorio Social de la Facultad de Ciencias Humanas de la Unicen.
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“Estamos en una situación inéditas porque todo este desmantelamiento de políticas públicas alimentarias estatales se da en un contexto de expansión y de agravamiento, más gente necesitando comida y agravándose para aquellos que ya estaban en esa situación postergada. Se han eliminado políticas que han sido fundamentales en otros momentos de crisis histórica alimentaria”, transmitieron Marcelo Righetti y Liliana Madrid, parte del Observatorio Social, en diálogo con El Eco de Tandil.
“Aportes a la caracterización de la situación alimentaria en Tandil” es el título del informe que elaboraron desde el Observatorio en el marco de un proyecto de Extensión. Comenzaron a principio de año realizando encuestas a organizaciones sociales dedicadas o vinculadas a la alimentación en la ciudad, y llevaron a cabo conversatorios con referentes de comedores y otras instituciones similares, así como también con trabajadores del sector público.
Durante el tercer encuentro –realizado en el Aula Magna de la Unicen-, presentaron el informe diagnóstico, resultado de los conversatorios, relevamientos de noticias y de otros informes a nivel nacional, de organismos internacionales, fundaciones, centros de estudio, artículos académicos y entrevistas propias.
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“Es un informe que se propone aportar elementos para caracterizar la situación alimentaria en la ciudad”, contaron los investigadores. La mencionada presentación contó con la participación de referentes de comedores, trabajadores de políticas públicas vinculadas a la alimentación a nivel local, y otros investigadores universitarios.
“La idea fue elaborar un diagnóstico para dar cuenta de la situación. Es importante visibilizarlo, y que se tome real dimensión de la problemática para poder pensar abordajes acordes. Si no hay una lectura correcta, las políticas que se apliquen van a ser menores a la dimensión del problema. Lo que nosotros estamos pensando es generar espacios de articulación intersectoriales entre organizaciones, la universidad, actores sociales, para poder pensar la problemática, abordajes diversos e integrales y pensar qué políticas públicas son necesarias”, sumaron.
Mayor demanda, menos políticas públicas
El informe comienza con una primera parte que aporta el contexto social nacional, en particular sobre la situación alimentaria. “Una situación muy preocupante, una expansión de la problemática y un agravamiento con datos como el de Unicef que dice que un millón y medio de chicos saltean comidas”, indicaron.
Continúa con un panorama de las políticas alimentarias nacionales, provinciales y locales, donde observaron “una retracción del Estado, recortes en varias políticas y solamente un esfuerzo con lo que es la Asignación Universal por Hijo”.
A nivel local identificaron “una creciente demanda de alimentos a lo largo de todo el año”, y en particular “la llegada de nuevos demandantes. Los niños y las mujeres son los destinatarios históricos de los comedores, pero aparecen adultos mayores y trabajadores registrados o no. Empieza a ser bastante importante la demanda de parte de gente con empleo registrado”.
Pero además, sumaron, los propios comedores no solo encuentran dificultades para poder hacer frente a esa demanda en términos de cantidad de alimentos –por el cese de asistencia por parte del Estado Nacional-, sino por mantener en funcionamiento los propios espacios. Y también, existe preocupación por la calidad de los alimentos.
El diagnóstico encuentra eco en datos brindados por funcionarios municipales en relación al aumento de la demanda en el Programa de Seguridad Alimentaria, que a comienzos de año asistía a unas 2500 familias, pero el número subió a más de 3500 personas hacia agosto, según transmitieron.