Asistencia social
“Vientos de Libertad”: cuatro años en Tandil combatiendo el consumo problemático
La organización nacional con sede central en Buenos Aires tiene su extensión en Tandil con dos espacios de asistencia ambulatoria en Villa Aguirre y La Movediza, y una casa convivencial también en este último.
El problema del consumo de drogas es un tema pendiente, tanto a nivel nacional, como provincial y local. Según un estudio del Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina), en 2019 las muertes relacionadas con el consumo de drogas en la población argentina de 15 a 64 años se estimaron en 13.182 casos, número que sigue en aumento en la actualidad.
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Tandil no escapa de esta problemática, por eso hace cuatro años, tras la gran cantidad de pedidos de asistencia de, en su mayoría, madres con hijos en situación de consumo que llegaban a los espacios comunitarios, desde el MTE local (Movimiento de Trabajadores Excluidos) elaboraron una rama que se adhirió a “Vientos de Libertad”, una organización nacional con 17 años de trayectoria que se creó en Buenos Aires, más específicamente en el barrio “William Morris” y que tiene como objetivo, el tratamiento y reinserción de personas con hábitos problemáticos de consumo.
Los espacios de trabajo
En ese sentido, se instaló hace cuatro años la primera sede en Tandil, en el barrio de Villa Aguirre, con un espacio ambulatorio de asistencia, y hoy en día cuentan con otro espacio de ese tipo y una casa convivencial para mayores de 18 años en La Movediza. En estos tres espacios se brinda alimentos, talleres, espacios de acompañamiento terapéutico con trabajadores sociales, entrevistas con psicólogos y demás servicios, orientados a trabajar y resolver el consumo problemáticos de niños, adolescentes y adultos.
El Eco de Tandil se contactó con Brenda Di Spalatro, coordinadora general de “Vientos de Libertad” en la ciudad, para conocer más acerca de este necesario servicio a la comunidad. En primer lugar, cabe aclarar la diferencia ente los espacios ambulatorios y la casa convivencial, los primeros abren sus puertas a las 9 y culminan el día a las 22, por lo que los usuarios reciben la asistencia en ese horario. La casa convivencial es un espacio de internación, donde los integrantes, mayores de 18 años, viven las 24 horas, y además de recibir el apoyo profesional y terapéutico, realizan diferentes actividades de esparcimiento.
Como explica Di Spalatro, “En los barriales el tratamiento es ambulatorio, esto quiere decir que vienen a los espacios comunitarios durante el día, donde tienen talleres, espacios de escucha tanto individual como grupal con psicólogos, de acompañamiento terapéutico con la trabajadora social para hacer por ejemplo tramites de acceso a derechos, ofrecemos almuerzo, cena y después se vuelven a sus casas. Abrimos de las 9 hasta las 22, todos los días.”
Pero hay personas que necesitan un acompañamiento aun mayor, y muchas que no tienen donde pasar la noche, para esto existe la casa convivencial, “En la casa los pibes hacen procesos de mínimo 10 meses, pero sabemos que cada uno viene con su historia, entonces el proceso que hacen y la duración es individual, también se tiene en cuenta si ya hizo algún tratamiento o no. Lo que dure su estadía, el pibe vive en la casa, el tratamiento un poco trata de eso, de que empiece a convivir con otros, a acostumbrarse a ciertas reglas, limites, de empezar a encontrarse con los demás, en situaciones sin consumo” dijo la coordinadora.
Financiamiento
Por lógica, financiar y coordinar estos espacios, no resulta una tarea fácil, para esto la organización ha trabajado una articulación con el Sedronar y con distintas agrupaciones, asociaciones y ONGs “lo que nosotros hicimos para poder empezar a trabajar como ‘Vientos de Libertad’ acá, fue un convenio con el Sedronar para poder tener recursos propios y armar equipos de psicólogos, trabajadores sociales y demás, con un sueldo, para que empiecen a funcionar los espacios barriales” contó Brenda. Pero el convenio solo contempla la asistencia a mayores de edad, por lo que los recursos quedan acotados, ya que el trabajo en Tandil, contempla también niñeces y adolescencias.
En ese sentido, se valen del apoyo de otras instituciones “la organización tiene una administración central que es en Buenos Aires, entonces eso nos permite tener determinados recursos, pero como no nos alcanza, tenemos que articular con diferentes organismos, pueden ser estatales, instituciones, ONGs, solemos pedir donaciones, y con eso nos vamos arreglando. Articulamos mucho con el banco de alimentos para la cuestión alimentaria, porque en la casa convivencial tenemos 18 varones, a los cuales les damos las cuatro comidas” explicó.
Las familias
La inmersión en una situación de consumo, puede darse por varios motivos, la exposición a momentos traumáticos, la vida en situación de pobreza o indigencia, los grupos sociales a los que se frecuenta, entre otras cosas. En esta última categoría se encuentra la familia, para los que no la tienen, la situación de vulnerabilidad es aún peor, y para lo que la tienen, sus integrantes suelen ser un ejemplo a seguir para transformar, para bien o mal, sus hábitos y costumbres. En ese sentido, “Vientos de Libertad” trabaja no solo con la persona en particular, sino también con su entorno cotidiano.
“En los espacios barriales tenemos también talleres familiares, ya que cuando un pibe empieza a hacer un proceso, ya sea en los barriales o en la casa, necesita que la familia, los amigos, su entorno, haga un proceso en el que se entienda que él va a realizar un cambio en su vida, y la familia se tiene que ir adaptando a una persona que va a ir teniendo cambios y transformaciones” narró Brenda, y también aclaró que casi en su totalidad, los integrantes de la casa convivencial y los asistentes al taller son varones “La gran mayoría son varones por que el consumo de la mujer está mucho más invisibilizado, es en general puertas adentro, por la estigmatización que sufren, no es lo mismo un hombre que se droga y tiene hijos, a que una mujer haga lo mismo, está mucho más mal visto. Y eso hace que a las mujeres el hecho de pedir ayuda les cueste mucho más” ratificó.
Visión a futuro
El objetivo principal de estos espacios es el de solucionar el problema de consumo, pero una vez logrado, surgen la inquietudes respecto al futuro, lo que los lleva a trabajar también en la reinserción de aquellos que pasaron por la organización, sobre todo para evitar que vuelvan a los sitios o entornos en donde comenzaron a consumir, para esto “pensamos constantemente con ellos proyectos para cuando logremos solucionar su problema de consumo, que les gustaría hacer o que quieren aprender, entonces los estimulamos a que terminen la escuela, a que se vinculen a alguna cooperativa, o a que empiecen un emprendimiento. Tenemos talleres de carpintería, de barbería, en la casa convivencial están produciendo huevos, hay huertas, y así permitimos que vayan adquiriendo herramientas para lo laboral, y también para decirle que no al consumo una vez que dejan la casa” contó Di Spalatro.
Medios de contacto
Por ultimo invitó a aquellos que tengan un consumo problemático o a quienes conozcan a alguien cercano que sufra de adicciones, a contactarse con la organización, sin importar la magnitud o el tipo de consumo que necesiten resolver. En primer lugar aclaró que para ingresar a la casa convivencial deben acercarse a los barriales donde van a acceder a entrevistas con equipo profesional y técnico que acompaña ese ingreso junto con la familia.
Las direcciones de estos espacios son Basílico 1571 en Villa Aguirre y Los tulipanes 2224 en La Movediza, también pueden contactarse y acceder a información sobre el acompañamiento y los talleres mediante redes, al Instagram (vientosdelibertad_Tandil), al Facebook (vientosdelibertadtandil) o al mail (vientosdelibertadtandil@gmail.com).