Temas y lectores
La pandemia terminó de desnudar a la sociedad Argentina
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Señor Director:
Comenzamos bien con la pandemia bajo el slogan “Quédate en casa”, parecía que habíamos adoptado actitudes del primer mundo, mientras que estos los habían dejado y los afectados eran miles y miles. Nosotros tibiamente manifestábamos que estábamos haciendo las cosas mejores que las potencias, pero lamentablemente nos olvidábamos que ellos cuentan con mucha plata para contrarrestar este virus, y nosotros nos olvidamos cuanto iba a durar esta “cuarentena”, sabiendo que este coronavirus no cuenta con vacuna y nuestra economía vacilante, con deudas casi impagables, estábamos haciendo frente a algo que no sabemos cómo va a terminar.
Mientras que nuestra sociedad a medida que van pasando los días, no deja de reclamar por su encierro y sus negocios que están cerrados y al no poder recaudar solicitan a nivel municipal, provincial y nacional que sus autoridades les permitan una salida que pareciera no contar con alternativas para ello.
Creo que debiéramos no olvidarnos que nuestra economía viene de capa caída desde hace muchos años y somos apasionados para que nos den plata que no devolvemos y no recuerdo en los últimos tiempos de que un gobierno ofreciera trabajo por “derecha”.
La cuarentena alteró la lógica de la acción individual y colectiva. Muchos acceden sus casas al mundo digital. Otros son trabajadores imprescindibles de la economía real, médicos, enfermeros, personal de limpieza, de transporte, de seguridad. Sorprende la utopía de país justo con ciudadanos pobres, pero iguales.
Desde que cobramos conciencia de la letalidad del virus, nada funciona como antes. Las grietas que nos dividen proliferan: cuarentena o muerte, ricos miserables y pobres sufrientes, mientras que el virus concentra su infectividad en los más pobres. Ciudadanos cuyos ingresos dependen del Estado y ciudadanos que deben procurárselos con su actividad formal o informal, enfrentan la cuarentena en condiciones muy desiguales.
Argentina no tiene los recursos para operar como Estado reparador a la europea. Carecemos de moneda, de crédito y de ahorro y el Estado sigue siendo un rompecabezas desarmado sin que los gobiernos en democracia hayan sabido encajar sus piezas. El descrédito de la política y la pérdida de valoración de la democracia no es de ahora, ya los sucesivos latino barómetros las registraron. El nacionalismo y la xenofobia son fantasmas que vuelven a recorrer el mundo. La Argentina, en otra vuelta de tuerca, puede evitar las utopías regresivas, esta vez en versión franciscana; cuando se espera lo inevitable, puede ocurrir lo imprevisto. Es la oportunidad de la política. Probablemente no sea la solución. Pero sería sí, un gesto. Después de todo, como decía el premio Nobel Albert Scweitzer “el ejemplo no es lo principal para influenciar a otros. Es lo único”.
Jesús Cichero
DNI 5.094.314
¿Los recolectores se enteraron qué estamos en pandemia?
Señor Director:
La insensatez también mata. Los recolectores de nuestra ciudad están empecinados para que el Municipio les pague “las horas extras”. ¿Se puede saber cuánto gana un obrero de la recolección? Es un momento este donde todo el mundo trata de cuidar lo suyo para no perderlo, si es que cuenta con trabajo y los que viven de “changas”, lo que se encuentran en las esquinas mostrando sus habilidades para que los que pasan en auto, les tire una limosna, y los que no tienen trabajo ¿qué debemos hacer? Suicidarse.
En primer lugar, la Dirección de Servicios debiera hacer público a la ciudadanía cual es la forma que la gente debiera sacar la basura, para ayudar a los recolectores hacer su trabajo con eficiencia. De la misma manera indicar lo que no le corresponde hacerlo. Somos conscientes que mucha gente no saca la basura a la calle: “la tira”, de la misma forma ocurre cuando los recolectores no pasan por tener que hacerlo, ejemplo feriados o algunas fechas en que el Municipio no permite hacer la recolección; igual la gente la saca a la calle y entonces las bolsas son presa de toda clase de roturas y eso es imposible de levantar.
No podemos dejar de reconocer las atrocidades que se cometen como por ejemplo colocar vidrios en una bolsa en malas condiciones; dejar en la calle elementos de construcción que todo el mundo saber que eso nadie lo va a levantar, salvo que se contrate un servicio recolector.
¿No hubiese sido más correcto esperar que pase esta dolorosa situación sanitaria, para discutir las horas extras? Porque si no me equivoco nadie está discutiendo aumento de sueldos en un país muy complicado con la pandemia y su situación económica; en donde debiéramos pensar cuántos argentinos se van a quedar sin trabajo. Y tal vez tengan que comer salteado, si es que tienen para hacerlo. ¡Lo pensaron!
Natalio Peyregne
DNI 4.674.978