Entrevista
Paula Strada en primera persona: Anses, su historia de vida y la posibilidad de “proyectar a futuro”
Luego de haber sido despedida sin causa, fue reincorporada a la oficina de Anses. Diálogo a fondo con El Eco de Tandil.
Cuando Paula Strada recibió el llamado de su abogado confirmándole que podía volver a su oficina en la Anses local, lloró igual que el día en el que supo que entraba a trabajar en el lugar. Había sido despedida con un telegrama genérico –sin causa-, pese a que la ley la amparaba por haber ingresado mediante cupo laboral trans.
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Con motivo de su reincorporación, Paula compartió su historia con El Eco de Tandil. Repasó -en primera persona- su infancia y adolescencia en la ciudad, el día que buscó “transexual” en el diccionario luego de ver una foto de la actriz Bibi Andersen y saber que “esto es lo que soy”, sus años en Mar del Plata –eventos, marquesinas, teatro-, el amor de una pareja que “se la jugó”, su familia, su orgullo y su presente con un trabajo que la apasiona porque allí encuentra un espacio para ayudar a la gente.
“El trabajo de una chica trans es fundamental. Hablo por mí, que soy una privilegiada de la vida, pero yo estoy acá para hablar por el derecho de mis compañeras, las cuales la mayoría fallecen muy jóvenes. ¿Por qué fallecen? Porque no se pueden imaginar de viejas, porque no se ven grandes, no tienen futuro. No hay chicas trans de 70 u 80 años que yo conozca. Quiero que la gente sepa que tener un trabajo digno, proyectarnos a futuro, vernos de viejitas con una casa propia, es como tendría que ser, porque somos seres humanos como el resto. Se puede, y ya era hora de que se pueda. Lo que pasó muchos años es que muchas quedaron en el camino”, contó Paula, en primera persona.
Espejo
Yo sentía que no me gustaba mirarme en el espejo, ya de chiquita. Lo que me tocó a mí vivir desde que nací no es que lo elegí, me tocó, nací ya con esta inclinación, desde muy chica. Fueron los primeros síntomas que yo tuve, en el sentido de que no me gustaba mirarme en el espejo y verme tan varonil vestida. Porque todo es visual. Obviamente una se siente mujer pero lo tiene que demostrar el espejo, porque si no es como que hay una diferencia muy grande entre lo que uno siente y lo que vos estás mirando.
El primer y segundo año de secundaria fueron terribles. Se juntaban en la puerta, y en la entrada me empezaban a gritar de todo. En los recreos yo no quería salir. Me pasé al Colegio Nacional, me hice de una amiga que hasta el día de hoy lo seguimos siendo, Jessica. El salón se dividía en tres grupos, el de mujeres, el de hombres y yo y ella. Salíamos, fuimos a Bariloche.
Pero no era yo, como que todavía estaba aparentando, quería algo que no era mío. Me daba cierto gusto, como ya tener pelo largo, depilarme las cejas, vestirme de una forma andrógina, pero no era yo todavía.
Esto es lo que soy
No tenía referente en ese momento. Me acuerdo que mi papá compraba siempre Clarín y venía un suplemento de espectáculos y una revistita aparte. Yo siempre la miraba porque era medio cholula, miraba las modelos y quería ser como ellas, siempre una imagen así. Y una vez vi una mujer divina, re sexy. Era la musa inspiradora de Almodóvar, la actriz transexual Bibi Andersen, y el título era ´Yo, transexual´.
Me sonó, fui al diccionario, y busqué transexual. Decía, persona no de acuerdo a su sexo, que se viste como siente, o algo así. Y esa fue la primera vez que yo dije, esto es lo que yo soy. O sea, no sabía ni lo que yo era en realidad, sabía lo que sentía, pero no con palabras. Y sabía que había otras personas como yo. Entonces cuando veo y la miro, digo, qué bella, yo quiero ser como ella. Ella fue realmente mi primer impacto, en el cual sí, yo voy a ser así. Y bueno, y después surgió Cris Miró, y ahí me identifiqué más.
La primera camada
Después del secundario fui a estudiar psicopedagogía y no me hallé con mis compañeros nuevos. Tuve un año sabático y conocí a personas como yo acá en Tandil, que eran muy pocas. Estaba una chica que se llamaba Valeria que ahora está en Europa, Mauricio. Éramos la primer camadita que nos juntábamos, de entre 16, 17 y 18 años.
Nos empezamos a hacer de a poco, fue muy duro al principio porque no nos dejaban entrar en ningún lugar, a boliches. Nosotras esperábamos en las esquinas mirando cómo todos se divertían y nosotras no, hasta que nos pusimos de acuerdo y dijimos de irnos de acá. Nos fuimos a Mar del Plata, por 15 días pero nos terminamos quedando 2 años.
Fuimos como las primeras chicas trans fashion, íbamos a los mejores lugares, a Sobremonte, nos dejaban entrar gratis a todos lados, cruzábamos futbolistas, nos movíamos en un ambiente que no lo podíamos creer. Pasé dos años fabulosos allá, viviendo todo lo que me gustaba. Ahí exploté como yo me sentía, con los pelos largos, platinada, bronceada, brillo, taco, glamour.
Ir a los mejores lugares, que un chico te invita a dar una vuelta por la costa, que te convide a un helado, te sentías de una mujer como se sentían todo el resto de las mujeres, eso que acá no lo veía y no lo vivía.
Pareja
Después conocí a mi pareja. Me vine a Tandil, se formó un vínculo súper importante. Él estuvo siempre, es una persona muy dedicada, muy ocupada en mí. Cuando lo conocí, él tenía cuarenta y seis años. Divino, siempre jugó al rugby, al fútbol, y después veo que encima es inteligente, culto, educado, caballero, bueno.
Al principio no fue tan fácil porque él venía de una vida, entre comillas, normal. Me conoció, me vio como mujer y yo le demostré que también soy una mujer las 24 horas. Una vez me invitó a la casa un fin de semana, fue como un quiebre, porque ahí se dio cuenta cómo soy.
Me acuerdo la primera noche que vino. Mi mamá cocinó, cenamos con mi papá. La pasamos re bien, y nos fuimos en el auto de él a pasear por Tandil. Era como un sueño para mí, él iba adelante con mi papá y yo atrás con mi mamá. Era algo que jamás había pensado. Así se ganó el amor de mis padres que hasta el día de hoy lo aman.
Es una relación en la cual un tipo, en este mundo, se la jugó. Y no cualquiera se la juega en este país o en esta sociedad. Por eso digo, los cojones que tiene mi marido no los tiene cualquiera, y eso es lo que más valoro.
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Trabajo
Estaba haciendo teatro en Mar del Plata y me llamaron de Recursos Humanos. Fue hace dos años y medio. Me dijeron que ingresaba a trabajar en Anses. Ya tenía mi trabajo digno, un trabajo en el cual una puede proyectar.
Me encanta mi trabajo. Me gusta ayudar a la gente, me encanta. Las personas que van a Anses van por un problema, por algo que necesitan. Entonces, por más que sea chiquito o grande, solucionarle algo, es re lindo que una persona se vaya conforme. Porque aparte hay todo tipo de problemáticas y de ayuda. No tendría que haber, ojalá estemos en una sociedad donde no se necesite ayuda de nada del Estado, pero desgraciadamente estamos en una sociedad en la cual económicamente no estamos bien y la gente va por ayuda. La gente que no tuvo posibilidades como muchos que tienen. Por eso yo soy muy empática con la gente que menos tiene. Yo siempre voy a defender a la minoría. Porque yo la padecí.
Acá tengo un trabajo bien, pero quiero que la gente sepa que es el 1 por ciento de las chicas trans las que trabajan o las que la pasan bien. La mayoría lo padece y por eso no se ven chicas trans en la calle de día, porque la sociedad las va marginando. Entonces su vida es de noche. Es muy dura la vida trans. Una de las más duras que hay, porque sos consciente que tenés posibilidades para hacer todo lo que quieras y no te dan la oportunidad.
Orgullo
Tengo una familia que me aceptó y me ama. Fue siempre así. Mi abuela también. Es atípico. Conozco historias de chicas trans que con 12 años se tuvieron que ir porque los padres no la querían por vergüenza.
Lo peor de todo es por el qué dirán. Eso es en lo que estamos inmersos, en el qué dirán. Pero ¿por qué nos tiene que importar? La vida pasa rápido. Pero el día que me muera yo voy a estar feliz y voy a decir que me la jugué, que me voy feliz de este mundo porque me la jugué, lo disfruté.
Y estoy orgullosa de ser chica trans. Antes me daba vergüenza. Antes, hace 20 años atrás o 15, no quería que se den cuenta. Ahora no, me encanta ser trans, que se den cuenta y me encanta que me feliciten por mi trabajo en Anses.
Estoy feliz, disfrutando y proyectando. Poder proyectar el futuro es lo que a una persona le hace seguir viviendo. Te hace tener energía, te hace levantarte con ganas, te hace luchar eso es lo que siento yo.
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