Necesidades básicas
Organizaciones sociales coincidieron en la necesidad de que el Municipio aporte alimentos para satisfacer la demanda
Integrantes de distintas agrupaciones sostuvieron que el Estado municipal se encuentra muy firme en su postura de no otorgar asistencia alimentaria a las entidades que reciben algún tipo de ayuda de Provincia o de Nación. Muchos espacios comunitarios se sostienen con el aporte de sus integrantes, donaciones de comercios o con el resultado de algún evento cultural o recreativo en el que participa la comunidad.
Organizaciones sociales de la ciudad coincidieron en señalar la necesidad de que el Municipio intervenga en la problemática de la demanda alimentaria y les entregue mercadería para distribuir entre los comedores y merenderos a los que asisten en los distintos barrios.
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Integrantes de distintas agrupaciones consultadas por El Eco de Tandil sostuvieron que el Estado municipal se encuentra muy firme en su postura de no otorgar asistencia alimentaria a las entidades que reciben algún tipo de ayuda de Provincia o de Nación y reconocieron que, con los bolsones de comida que envían esos organismos, “hoy no alcanza”.
Marisa Cucarezze, perteneciente a la agrupación Somos Barrios de Pie, explicó a este Diario que “el criterio del Municipio es que si la Provincia te envía una caja -que contiene algunos productos como polenta, arroz y arvejas-, ellos no pueden entregarte mercadería”.
“Por otra parte, si vivís en un barrio del centro, más allá de que estés alquilando, sos considerado ‘residencial’; entonces tampoco te dan la ayuda”, agregó.
Claudio Fernández, perteneciente a la misma organización, dijo que “el Municipio realiza un entrecruzamiento de datos y no quiere brindar asistencia a los mismos vecinos que ya reciben ayuda alimentaria de parte nuestra”.
Pero indicó que el volumen del auxilio –tanto del real como del hipotético- no llega, ni de cerca, a cubrir las necesidades básicas para un grupo familiar.
“Si el Municipio le entrega una lata de puré de tomates, un kilo de arroz, un kilo de fideos y un kilo de polenta a una familia de cinco integrantes, aunque la organización social luego les pueda llegar a dar lo mismo, la verdad es que esa mercadería no les va a alcanzar para cubrir todo el mes”, consideró Fernández ante la consulta de El Eco de Tandil.
“Estamos con expectativas”
La agrupación Somos Barrios de Pie gestiona 18 comedores comunitarios que brindan ayuda a alrededor de 100 familias.
En esos espacios que están distribuidos en los distintos barrios de la ciudad se otorga a los concurrentes una copa de leche y un almuerzo y, si algo sobra, se puede repartir entre los interesados.
“Vemos que cada vez hay más necesidad”, dijo Cucarezze. “La situación está empeorando y estamos con expectativas de ver qué va a pasar ahora”, agregó, en referencia al inicio del nuevo gobierno nacional a cargo de Javier Milei.
“Imaginamos que a partir del programa económico que quiere implementar Milei la demanda va a crecer mucho. Una política que pone el acento en los despidos y en los ceses de los contratos- como si allí estuviera el gasto- inevitablemente va a hacer aumentar el hambre”, coincidió Esteban Lucero, referente en Tandil de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
Pero, al contrario que Cucarezze, Lucero evidenció en el último año una merma en el requerimiento de alimentos por parte de los vecinos.
“Hay que decir que en el último período -aproximadamente desde finales de 2022- la demanda alimentaria había bajado un poco”, dijo a este Diario.
Además, el representante de la Corriente que en la ciudad gestiona cuatro comedores y cuatro merenderos, aseguró que “nunca recibimos nada del Municipio. La única vez que nos dieron algo fue durante la pandemia, cuando fuimos parte del equipo de distribución en los barrios debido a la gran necesidad que había”.
“Nos permitieron participar a regañadientes –agregó-; ellos lo querían hacer unilateralmente pero se dieron cuenta de que no iban a poder llegar a todas los barrios, así que apelaron a las organizaciones sociales”.
Lucero remarcó que, "por cansancio, en el último período hemos directamente abandonado la exigencia, pero me da la impresión de que un Municipio tiene que ser responsable de sus habitantes, así que vamos a tener que volver a ese reclamo”.
La palabra del Municipio
Los espacios comunitarios se sostienen, además de con la asistencia de Nación o Provincia, con el aporte de sus integrantes, donaciones de comercios o con el resultado de algún evento cultural o recreativo en el que participa la comunidad.
En ese marco, el sábado pasado referentes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) llevaron adelante una jornada cultural y recreativa en la Plaza San Martín -en Av. Rivadavia y Av. Monseñor de Andrea- con el fin de recaudar alimentos no perecederos para los siete comedores que asiste en la ciudad.
Durante el evento, los representantes y sociales y los artistas convocados pusieron el foco en la necesidad de contar con el apoyo de los vecinos dado que el Municipio no ofrece asistencia y que, lo poco que llega, no alcanza.
Desde el Municipio, por su parte, ratificaron que “las organizaciones sociales reciben alimentos directamente desde la gestión provincial” porque así se dispuso de manera oficial, según explicaron, y aseguraron que aún no están establecidos los procedimientos que se llevarán adelante en esta nueva gestión de Miguel Lunghi.
Por otra parte, destacaron que las agrupaciones son recibidas y acompañadas por el Municipio con otros recursos estatales.
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“No somos planeros”
La referente de Somos Barrios de Pie, Marisa Cucarezze, se refirió por otro lado a los prejuicios y adjetivos descalificativos de los que, en ocasiones, son objeto las personas beneficiarias de planes sociales del Estado.
“Hay gente que piensa que por cobrar un plan uno es un ‘planero’ y no hace nada. Pero no somos planeros, somos trabajadores”, remarcó Cucarezze.
Y explicó que “nosotros trabajamos en los comedores, como otros trabajan en huertas o hacen las manualidades que se ofrecen en las ferias”.
La representante de la agrupación contó además que para cobrar el monto de dinero que estipula el programa –“que no llega a los 60 mil pesos”- los beneficiarios deben brindar una contraprestación laboral, “de entre 12 y 20 horas semanales en las que se nos toma asistencia”, indicó.
“Nosotros trabajamos y nos ganamos el salario con la frente en alto”, concluyó.