Toma en La Movediza
Las mujeres que iniciaron la toma: “Que nos den la posibilidad de pagar como nosotras podemos"
El grupo de 15 mujeres que en febrero pasado comenzó la ocupación en La Movediza, dialogó con El Eco de Tandil.
Como lo hacen desde hace casi 6 meses, el grupo de mujeres que inició la ocupación en La Movediza se reunió en la esquina de Piccirilli y Misiones. “Se le puede preguntar a cualquier vecino que hace muchísimos años está acá, esto era peor que ahora”, dicen sobre el descampado al que llegaron en febrero pasado.
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Como tantos otros casos, el de la toma volvió a desnudar una política habitacional que no llega a dar respuesta a muchos sectores de la ciudad.
-¿Si miran para atrás, volverían a tomar la decisión de instalarse en el terreno?
- Si, para ser escuchadas. Así como estamos, no sé, 200 familias acá, hay muchísimas más. Por ahí somos juzgados, pero ¿de qué otra forma van a ser escuchadas tantas familias?
La que tomó primero la palabra para dialogar con El Eco de Tandil fue Camila. Alquila junto a su pareja y sus hijos una casa a pocos metros del descampado. En octubre tiene prevista una suba del alquiler a la cual no podrá hacer frente con sus ingresos. La acompañan Marisol, Lorena, Diamela, Valentina, Talia, Nazarena, Araceli, Micaela, Alejandrina, Dalila y Lucía. “Sabemos que el desalojo es inminente, y algunas vamos a terminar en la calle”, contaron.
- ¿Qué balance hacen de estos 5 meses en la toma?
- Seguimos igual. Acatamos las órdenes que nos dan de no construir y no mejorar nada. Nosotras las 15 seguimos la misma. En ese sentido, como que tenemos la misma posición desde un principio. Pero no vemos mejoras, ni apoyos, ni nada, de parte del Municipio o de Desarrollo Social. Tienen la postura de ir a las reuniones que se hacen, pero por acá, no. Dicen que van a resolver algo el día que se desaloje.
- Una de las cosas que se dijo es que la toma está organizada por sectores políticos…
-No, no. Además, ha venido acá una persona a querer representarnos y no. No queremos porque ya sabemos que se toma el hecho de decir “no le damos nada porque están organizadas”. Y no, no estamos organizadas para nada. Muchos partidos políticos han venido a decir que querían ayudar. Nos negamos con muchos movimientos porque no queríamos que sea político esto. No sé si el resto está apoyado o no por movimientos, pero nosotros no.
- ¿Cómo es la relación con el resto de los vecinos del barrio?
-Todos nos apoyan. Creo que de acá sólo uno o dos vecinos no apoyan la toma, que están en todo su derecho. Pero después la mayoría no quieren que nos vayamos porque esto era una mugre.
Las compañeras de Camila comenzaron a soltarse y a expresar también su mirada. “Había muchas quejas por ratas y bichos. Y chorros que se escondían acá, escondían entre la mugre las cosas que se afanaban. O sea, para los vecinos, los que están enfrente de estos terrenos saben que lo vamos a mantener limpio, que vamos a construir, que vamos a pagar. O sea, nos conocen de años. Nosotras 15 nos conocemos hace un montón de años y los vecinos lo mismo. La mayoría se crio acá”, sostuvo una de ellas.
- Hubo un particular que se presentó como el dueño…
-Cuando nos metimos, no sabíamos que había un dueño, porque es real, tampoco sabíamos. Y tampoco queremos sacarle los derechos al dueño, porque no es justo tampoco. Pero bueno, también pedimos la posibilidad de comprarlo, porque hace años que esto estaba baldío. Entonces también poner en la balanza a eso y de parte del dueño pensar si hay alguna posibilidad de venderlo. Nunca se hizo nada acá. Y se les puede preguntar a cualquier vecino que hace muchísimos años que está, esto era peor que ahora.
“Nos merecemos la respuesta”
La mayor parte de las críticas y demandas que planteó el grupo de mujeres, fue para la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat. “La realidad es que si se van y no le dieron una respuesta, no se van a calentar en dársela tampoco”, expresó Lucía, una de las vecinas que vive en la zona y apoyó la toma desde el comienzo.
“No es que nosotros no nos queremos ir, como dicen. Nosotros queremos una respuesta, y nos merecemos la respuesta”, plantearon.
“No hubo un compromiso para evaluarnos o tenernos en cuenta. No hubo un compromiso hasta ahora. La Municipalidad directamente dijo que éramos de afuera, que habíamos venido organizados, o con políticos. Pero ni siquiera vino el Municipio. O sea, el único momento que vinieron para hacer el censo”, agregaron.
En tal oportunidad, cuando se llevó a cabo un relevamiento del que participó el Municipio junto a otras instituciones, desde el grupo de mujeres sostuvieron que no se negaron a entregar datos, documentos y otras solicitudes.
A la fecha se encuentran esperando novedades sobre el desalojo, del que ya saben será inminente. “La próxima semana vamos a tener alguna noticia, pero esperamos. Todavía tenemos la esperanza de que haya una solución pacífica. O sea, pacífica no solamente en el sentido de desalojar y que nos vayamos pacíficamente, sino también una respuesta positiva a la gente que hace 5 meses que está acá, esperando una respuesta. Y que acatamos las órdenes como se suponía que teníamos que hacerlo”, concluyeron.
“Con lo que gano no me alcanza ni para hacerle cosquillas al alquiler”
“Yo me quiero sacrificar, como me sacrifico para pagar un alquiler, me quiero sacrificar para pagar algo que va a ser mío”, dijo Camila. En octubre próximo el alquiler le aumentará a un monto que no podrá enfrentar.
“No es el vencimiento de contrato, pero es como que se te vence. Porque imagínate que se va un montón. Ahora en julio el Banco Central, porque yo me fijo todos los meses, cerró en 104% la inflación”, contó. Su caso se replica en sus compañeras, que se encuentran en situaciones similares.
“Yo vivía anteriormente con mi suegra, de prestada, y me tuve que volver a la casa de mi mamá. Y duermo con mi hermana de 15 años en la misma cama. No tengo la posibilidad de poder juntar plata para comprarme un terreno, por ejemplo, o para alquilar”, compartió Araceli.
“Que nos den la posibilidad de poder pagarlo como nosotros podemos pagarlo, así estemos 30 años pagando. Pero pagarlo y tener algo de forma legal nuestro. Porque si no, no te escuchan. Yo también, 700 veces me han anotado en los sorteos, pero nunca salgo. Tengo 23 años y quiero tener mi casa, pero así es imposible”, lamentó.
Otra de sus compañeras contó un caso similar. “Ahora estoy viviendo con mi mamá, y duermo con ella porque no tengo ni siquiera una cama en la que dormir. Con lo que gano en la semana no me alcanza ni para hacerle cosquillas al alquiler. Entrar a una piecita con baño son casi 50 mil pesos, y para entrar te piden casi 200 mil. Así, nunca llegás”, planteó.