Niñez y cultura
Jugar aprendiendo sobre las esculturas de la plaza Independencia
El área Patrimonio Cultural y Archivo Histórico del Municipio organizó este martes una serie de actividades para los más chicos, en las que debían recorrer el espacio rastreando información sobre las históricas figuras que fueron traídas a la ciudad desde Francia por Antonio Santamarina entre 1914 y 1917.
Cualquier tandilense que haya recorrido el centro de la ciudad ha observado las esbeltas figuras que están ubicadas en la Plaza Independencia, entre las cuales hay leones, perros, mujeres y luchadores grecorromanos. Las mismas son fotografiadas a menudo, y algún que otro niño se sube a los lomos de los animales para simular montarlos.
Recibí las noticias en tu email
Lo cierto es que estas estatuas y esculturas fueron traídas desde París, Francia, por el exintendente Antonio Santamarina, en una época muy particular en la que el arte comenzaba a fusionarse con la industria, allá por las primeras décadas del 1900. Tienen un recorrido histórico muy interesante y simbolizan, en su gran mayoría, a un concepto en particular, es decir, son imágenes alegóricas.
Con la intención de que los niños se familiaricen con la historia de la ciudad y sus componentes, desde Patrimonio Cultural y Archivo Histórico propusieron el último martes, algunas actividades en el marco de las vacaciones de invierno, que estuvieron orientadas a que puedan descubrir las alegorías que esconden estas imágenes, recorriendo la plaza, identificando cada una de ellas y aprendiendo sobre las mismas a partir del juego.
Historia y esparcimiento
El Eco de Tandil dialogó en el lugar con Lucía Caneli y Victoria Bianchi, ambas integrantes del área de Patrimonio, quienes explicaron cada una de las propuestas y contaron parte de la historia de estas míticas imágenes.
En primer lugar, informaron que el año pasado ya habían llevado a cabo una actividad similar para las vacaciones, también entremezclando la rica historia de la ciudad con un formato que sea agradable para los más pequeños. “Como nos fue tan bien el invierno pasado, sentimos la necesidad de volver a participar este año en vacaciones, y ponerlos a los chicos en situación de reto, de acción. A través del juego, buscamos que vayan asimilando y adquiriendo conocimientos acerca de cosas importantes que tenemos en esta plaza, algunas llamadas patrimonio, otras bienes culturales excepcionales”, relataron.
La idea se trató de “darle una vuelta de rosca” al conocimiento histórico y desde otra mirada, facilitarles un acercamiento más didáctico a los infantes, sumando saberes desde el juego y vinculando no sólo el patrimonio material, sino también la labor y mirada crítica del investigador o archivista.
En ese sentido, propusieron dos actividades. Una de ellas constaba de una sopa de letras que al pie de página tenía pistas para resolver recorriendo la plaza, “por ejemplo, ¿cuántas columnas tiene el palacio municipal? Y ellos tienen que ir trasladándose para encontrar la respuesta y después, buscarla en la sopa de letras”.
La segunda se pensó en base a una especie de catálogo, como el que se utilizó cuando Antonio Santamarina decidió ornamentar la plaza con estas esculturas francesas, trayéndolas a la ciudad durante su mandato. “Estas figuras son a la vez alegorías, están representadas por el sexo femenino, y según los elementos y atributos que tienen, representan distintos conceptos, por ejemplo la justicia, el invierno, la juventud, entre otras cosas”, precisaron las expertas.
Les dieron a los niños una fotocopia con esta lista, que a simple vista las diferencias entre cada una son mínimas, y a partir de la observación, el detenimiento y la contemplación, debían encontrarlas y posteriormente, dibujarlas según su visión.
“A su vez tienen una lista con las estatuas de animales que hay en la plaza, que no todos están colocados, y ellos tienen que decir cuáles están y cuáles no. Pusimos 10 posibilidades, que son las mismas que tuvo para elegir Santamarina para esta plaza, en la que escogió sólo los perros de raza inglesa y los leones”, expresaron, pero entre las opciones hubo algunas pequeñas trampas como caballos u otras razas de canes.
¿Cómo llegaron las esculturas?
Bianchi y Caneli refirieron que la sede de la Municipalidad se inauguró en 1920 y en 1923 se abrió el acceso al público, mientras en paralelo se fue trabajando en la plaza. Pero las estatuas fueron importadas entre 1914 y 1917 por el exintendente y están ubicadas formando un ángulo de 45º respecto a la pirámide central, “la cual tiene muchísimas similitudes con la Pirámide de Mayo, tiene arriba una imagen femenina que representa la libertad, o la república, hay quienes dicen”.
Santamarina las compró a través del citado catálogo, ya que en aquel entonces se comenzó a fusionar el arte con una industria que empezó a tener mucha relevancia, como es la metalúrgica, y se crearon este tipo figuras en metal y acero. “En ese momento el arte, de alguna manera, con esas piezas singulares y con ese estatus tan singular que le brindaba a la ciudad, toma un papel principal”, aseguraron las archivistas.
A su vez, explicaron que además de las figuras femeninas que representan un concepto en particular, los leones y los perros simbolizan el poder, la gloria, la custodia, el cuidado, y la de los luchadores es una representación de primera fuente de una escultura original grecoromana.
Así, acompañados de sus padres, los pequeños pudieron adquirir estos conocimientos y pasar una tarde distinta en la plaza céntrica, estimulando la exploración, la intriga y el dibujo a partir de divertidas propuestas.
“Pudieron aprender un montón, y no solamente ver que son estatuas, sino que son esculturas, que tienen un contenido histórico muy valorable y que representan un concepto en particular, que muchas veces es abstracto, hablar de la libertad, de la república, la juventud, por eso tratamos de buscar elementos que de alguna manera puedan acercarlos a este tipo de patrimonio histórico”, concluyeron las organizadoras.