Junta Vecinal por un Ambiente Saludable
“Estamos en una nube de agrotóxicos”, alertaron los vecinos y pidieron que el Estado garantice protección
Tras una serie de sucesos, que cobraron mayor relevancia luego de que un emprendimiento familiar perdiera toda su producción de huerta de la temporada, la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable exigió medidas protectoras eficaces frente a la problemática de las fumigaciones. Se trataría de la deriva de un herbicida hormonal volátil. Recordaron que hay una medida cautelar vigente que no se cumple.
“Estamos en una nube de agrotóxicos” fue la desesperante exclamación con que los integrantes de la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable de Tandil pusieron en conocimiento de la situación que observan en el partido.
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Tal como relataron, diversos emprendimientos productivos y huertas de la ciudad han sido afectados por derivas de productos agroquímicos tóxicos y así también se registraron fumigaciones linderas a los pueblos rurales del partido, incluso en horarios nocturnos.
En algunos casos, los daños afectaron tanto al emprendimiento familiar y autogestivo de venta de plantines, como a la misma huerta de autoconsumo que abastece de alimentos a la familia. Desde su concepción, esto no solamente resulta de gravedad sino que deja entrever, “una vez más”, la complejidad que envuelve a la problemática por el uso de pesticidas y “la fragilidad a la que se exponen las víctimas, que quedan en situación de gran vulnerabilidad y desamparo”.
Uno de los eventos más destacables tomó conocimiento público hace unas semanas y sucedió en la Huerta de Elama, en Los Álamos 2224 de esta ciudad. Un emprendimiento familiar donde Marta y Carolina, madre e hija, desde hace nueve años producen semillas y plantines de manera agroecológica, reconocidas también por una trayectoria de servicios educativos y de intercambio de saberes asociados a la agroecología y a la permacultura.
Fue en julio, cuando al comenzar las siembras de las variedades de primavera-verano notaron anormalidades en el crecimiento de los almácigos. Como le contaron y mostraron a El Eco de Tandil, las semillas brotan y crecen, pero se frustran luego del segundo par de hojas, deformándose por completo y deteniendo su crecimiento.
A la deriva
Marta y Carolina decidieron hacer nuevas pruebas, con otras semillas e incluso con variedades no estacionales. La dinámica se repitió en todos los casos, luego de los cotiledones, los brotes se retuercen y no prosperan.
Ante la incertidumbre y preocupación, consultaron con el ingeniero agrónomo Cecilio Tuculet, quien les confirmó que se advertían efectos de un herbicida hormonal volátil (24D o similar), advirtiendo que en las gramíneas no surtía efecto, sí en las variedades de hoja ancha, que es para lo que fue diseñado.
Hasta la fecha perdieron más de 6 mil almácigos y plantines, que eran el sustento familiar para este periodo.
Las creadoras de Elama hicieron, entonces, una presentación solicitando la intervención de la Dirección de Medioambiente del Municipio de Tandil y lograron abrir un expediente (21-06309-00), pero les respondieron que no podían tomar denuncias sin un destinatario.
A las vecinas les resulta imposible averiguar quién es el responsable del uso de dicho herbicida, incluso a pesar de estar vigente la medida cautelar ordenada por el Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires (Juzgado en lo Civil y Comercial 2 de Tandil. Expte. 50942) y que la Ordenanza Municipal 12.316 en el artículo 10 establezca la obligatoriedad de presentación de recetas agronómicas para las fumigaciones en la zona complementaria, ya que en el Sistema Digital de Recetas del Ministerio de Desarrollo Agrario consta que “no se ve receta alguna”, en el “Círculo de 500 metros en torno a la ubicación de la huerta” del 1 de enero de 2021 a la fecha (Expte: 21 06309 00).
“El 12 de octubre visitamos Elama junto con profesionales del INTA y Municipio. Entre las presentes había investigadores de las ciencias exactas, agronómicas y de las ciencias sociales, junto a quienes constatamos los daños y perjuicios sufridos por el emprendimiento ante la deriva de un agroquímico biocida”, señalaron desde la Junta.
En esa oportunidad, recorrieron la huerta y el invernáculo donde producen para la venta, y constataron las “deformaciones típicas de las generadas por herbicidas inhibidores del crecimiento como el 24D”.
“Las instituciones presentes se comprometieron verbalmente a realizar las pruebas químicas pertinentes para verificarlo, más aún aguardamos la toma de las muestras”, aseveraron.
Derecho a un ambiente sano
A raíz de lo sucedido se desprendió una serie de interrogantes que los vecinos enumeraron para reflexionar: “¿Cómo llegó el herbicida hasta ahí? ¿Hasta dónde llegarán los daños? ¿Quién es responsable? ¿Cómo salimos de esto?”.
Entre otros daños verificables distinguieron los de tipo ecológico, los económicos y al proyecto de vida, a los que se suman los potenciales riesgos a la salud. “Consideramos que son graves e irreversibles”, dijeron.
Frente a todo ello, consideraron importante señalar que la pirámide jurídica pone en su fundamento a los derechos y obligaciones reconocidos en la Constitución Nacional y en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, y en este sentido rescatar el especial resguardo a los derechos de los más vulnerables, en especial niñas, niños, trabajadores y mujeres, y el derecho a un ambiente sano.
Además, subrayaron que la Ley general del Ambiente 25.675 establece algunos principios de la política ambiental para todo el territorio nacional, entre los cuales destacaron el de prevención, que obliga a que los problemas ambientales se atienden en forma prioritaria e integrada.
Asimismo el principio precautorio, según el cual cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, y los de progresividad y de integración, referidos a que los distintos niveles de gobierno integrarán en todas sus decisiones y actividades previsiones ambientales, tendientes a asegurar el cumplimiento progresivo de los principios enunciados.
“Recordamos las competencias del Estado municipal y la responsabilidad de garantizar el cuidado del ambiente y la salud”, apuntaron desde el grupo y demandaron la intervención de todos los niveles del Estado para garantizar los derechos fundamentales, especialmente atendiendo a los sectores más vulnerables y a las generaciones futuras y “se establezcan medidas protectoras pertinentes para dar respuestas eficaces frente a esta problemática que aqueja a la comunidad”.
El caso del vivero del MTE
Por otro lado y ante la misma situación, desde la rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) presentaron una nota frente a las autoridades de la Dirección de Medioambiente, con copia a la Coordinación de Agroecología de la Secretaría de Desarrollo Productivo, denunciando la presencia de un herbicida hormonal que dañó gran parte de la producción del vivero que llevan adelante en Primera Junta 570.
“Nos preocupa la presencia de este herbicida, no sólo porque daña nuestra fuente de trabajo e ingresos, sino porque es una amenaza directa a la salud publica de los vecinos”, indicaron.
Esta situación se suma a los hechos ocurridos en Elama y a las múltiples denuncias de la Junta Vecinal frente a la contaminación en escuelas rurales.
“Necesitamos un Tandil libre de agrotóxicos, con producción agroecológica y sustentable para la ciudad”, enfatizaron desde la organización social, advirtiendo que se seguirán organizando y peleando, para que se esclarezca esta situación.
Finalmente, aclararon que la producción afectada fue descartada y actualmente tienen a la venta plantines totalmente sanos, producidos en los espacios que no llegaron a tener la deriva de este herbicida, que son los ubicados en La Movediza, Villa Gaucho y Villa Aguirre..