HABITAT Y CONCIENCIA
Productos Kilómetro Cero, la tendencia a consumir ecológico, orgánico, de proximidad, de temporada y local
Hoy, como cada 3 de diciembre se conmemora el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas y Día Nacional de la Producción Orgánica, recordando la trágica explosión de una planta de químicos en la India en 1984 que, con la liberación de toneladas de gases y cianatos, en sólo tres días mató a tres mil personas.
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Las víctimas fatales finalmente llegaron a un total de 25.000, mientras que otras 100.000 personas quedaron marcadas con enfermedades crónicas.
Si bien la producción orgánica, así como la agroecológica, van expandiéndose en el país, estudios de universidades públicas y privadas coinciden en que Argentina es uno de los de mayor consumo de agroquímicos del mundo (principalmente plaguicidas y fertilizantes).
Los números son más que elocuentes y revelan que aquí el uso de herbicidas se incrementó más de mil por ciento entre 1991 a 2011), de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Por otro lado, la ONG Naturaleza de Derechos sistematizó información de las empresas vinculadas al negocio del magro y concluyó que durante el 2018 llegaron a usarse 525 millones de kilos/litros de herbicidas.
Kilómetro Cero
La agricultura orgánica no utiliza fertilizantes ni plaguicidas sintéticos justamente para proteger el medio ambiente y la salud humana, pero involucra mucho más que el no uso de agroquímicos.
Se trata de un sistema de producción que busca utilizar al máximo los recursos del campo, enfocándose en la fertilidad del suelo y la actividad biológica y, al mismo tiempo, en minimizar el uso de los recursos no renovables.
Tanto el modo de hacer alimentos, como la elección del consumidor se recuestan cada vez más hacia esta tendencia. De hecho, en la actualidad hay alrededor de 43,7 millones de hectáreas manejadas orgánicamente en 172 países. Paradójicamente, Argentina está entre los primeros productores orgánicos del mundo.
Dentro de ese circuito, productor-consumidor en sintonía con el ambiente y la naturaleza, hay otro aspecto que se considera cada vez más al momento de elegir un alimento y tiene que ver con la cantidad de kilómetros que recorrió (y todo lo que eso impliuca) hasta llegar a las mesas. Así, la condición de “Producto KM Cero” es una marca que también va ganando adeptos.
Vale decir que esta designación, más allá de fomentar la producción local, busca disminuir la contaminación ambiental con el uso y liberación de emisiones de dióxido de carbono, brindar un alimento de calidad y fresco a las personas y cuidar los recursos, entre otras cualidades.
Hecho en Tandil
Allá por 2018 en Tandil, Victoria de Victoria de Estrada, licencia en Relaciones Internacionales con experiencia en la producción agroecológica, y Josefina Peralta, técnica en Publicidad con trayectoria en marketing y medios, se pusieron a pensar que era necesario poner más al alcance de la gente las producciones locales.
Según revelaron, les parecía paradójico que en una ciudad como esta, “donde la gente valora tanto lo local y su naturaleza”, la llegada a este tipo de productos “sea tan restringida”.
Así, Biótica se convirtió en la primera tienda KM Cero donde hoy reúnen y ofrecen más de 400 artículos, de 75 productores de orígenes orgánicos, agroecológicos, naturales, locales.
“Notamos que en nuestra ciudad existían muchísimos productos de excelente calidad, libres de agrotóxicos, generados con total conciencia ecológica, pero ofrecidos en canales de comercialización no convencionales, tales como ferias, contacto directo al productor, etcétera”, contaron.
Ambas detallaron que su misión es promover el consumo local, fomentar lo que se llama “KM Cero”, elegir lo que se produce en la ciudad y ofrecerlo en el momento en que la naturaleza lo aporta.
Como explicaron, en Tandil y la zona es escasa la producción estrictamente orgánica, pero sí advierten un gran desarrollo agroecológico, que comparte las prácticas de producción orgánica con el cuidado del suelo y el cultivo sin agrotóxicos entre otras, pero además es un movimiento social, donde el desarrollo humano juega un rol central.
Desde su experiencia, les resulta claro que el público interesado en este tipo de productos crece día a día. Más allá de la información sobre el daño que producen los agroquímicos, también señalaron que la alimentación saludable está jugando un rol fundamental en el cuidado de la salud y la calidad de este tipo van en crecimiento y que, en un año complicado desde lo laboral, se volvieron sustento de familias.
“Podemos asegurar que nuestros proveedores eligen y aman lo que hacen. También es importante mencionar el crecimiento competitivo que representa la apertura de dietéticas, o markets integrales. Pero nuestro foco es diferenciarnos de estos negocios ofreciendo exclusivamente lo local”, explicaron.
A puro sabor
Cuando Victoria y Josefina pensaron en abrir esta tienda virtual, tuvieron el desafío de adaptar los hábitos de consumo tradicionales, asociados más que nada a la compra industrial, y los horarios de comercio establecidos, a los tiempos de producción artesanal.
Así, generaron un sistema de compra semanal, en el cual toman los pedidos y luego los trasladan a los productores, entregando al comprador una vez por semana productos frescos, recién elaborados.
“Por eso, valoramos doblemente que nuestros clientes nos acompañen y se adapten a este sistema”, expresaron, admitiendo que esta búsqueda de cubrir el consumo de una familia en sus 360 grados no es tarea fácil, ya que hay rubros difíciles de resolver con lo local, como el caso de la yerba orgánica, del azúcar, o de algunas hierbas misioneras.
“Nuestros productos ‘estrella’ son las frutas y las verduras, lo fresco. Es lo que más nos gusta ofrecer. Nos da gran placer recibir las frutas y verduras recién cosechadas, y así entregarlas a los clientes”, describieron.
En este sentido, figuraron que es absolutamente distinta una frutilla cosechada hace un día, que llega del campo y va directo a manos del cliente, que una frutilla cosechada prematuramente, madurada en cámaras, transportada por todo el país, con kilometraje innecesario.
De esta manera, estos productos locales recién cosechado tienen una durabilidad en la heladera de 3 o 4 veces la de una fruta de producción tradicional, lo que a la vez evita el desperdicio, y por supuesto, la combustión del transporte. “Sin mencionar el sabor puro de una fruta sin agroquímicos”, agregaron.