Hábitat y Conciencia
Más allá del binomio femenino o masculino, el reconocimiento de la identidad desde la autopercepción
“Tanto los movimientos feministas como los de la disidencia sexo genérica vienen recorriendo el camino de la visibilización de identidades por fuera del binomio varón-mujer, pero también las ciencias y hasta el sentido común están tensionando ese par, que se ha visto desbordado por la capacidad y creatividad que tenemos los seres humanos de habitar las normas de sexo y de género”.
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La reflexión fue compartida por la directora del programa de Género de la Universidad Nacional del Centro (Unicen), la Dra. Gisela Giamberardino, a modo de invitación para analizar y conocer más sobre la diversidad identitaria a través de “Hábitat y Conciencia”.
De un tiempo a esta parte, se han conseguido ciertos reconocimientos desde las entidades estatales, educativas y públicas en general que confirman la necesidad de percibir el género de una persona más allá de lo femenino (F) o masculino (M). Lo más reciente fue la incorporación de la “X” en el Documento Nacional de Identidad a modo de opción para quienes no se perciben no binarios, e incluso para quienes eligen no revelarlo.
El proceso de des-binarizar
En junio de este año una resolución conjunta de la AFIP y de Anses dispuso dejar de usar los prefijos de CUIT y CUIL (20 y 27) en forma binaria, para pasar a un uso aleatorio y no binario.
Asimismo, los ministerios de Educación; de las Mujeres, Géneros y Diversidad; y de Ciencia, Tecnología e Innovación, junto con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y la Red Universitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), trabajaron en forma conjunta para la definición y descripción operativa de las categorías vinculadas con la variable identidad de géneros y diversidad, en los distintos formularios.
Como resultado, quizá parcial, Giamberardino contó que a fines de junio se presentó el documento "Lineamientos para la incorporación de la perspectiva de género y diversidad en los sistemas de información universitarios".
Meses antes, el Ministerio de Cultura realizó convocatorias en las que el formulario invitaba al concursante a tildar una o varias opciones: mujer, varón, travesti, transexual, mujer trans, varón trans, marica, no binario, heterosexual, lesbiana, gay o bisexual. También da la opción de elegir “otro” y brindar alguna especificación.
El formulario responde a un viejo reclamo de un sector de la comunidad LGTBI, en referencia a las personas que no se sienten identificadas con el sistema binario varón/mujer, pero tampoco con la orientación sexual gay, lesbiana o bisexual. “Se trata de una reivindicación de aquellos que siempre se han sentido excluidos a la hora de completar una planilla de estas características”, consideró.
Por último, la nomenclatura “X” en el DNI refiere a “identidad no binaria, indeterminada, no informada, autopercibida o no consignada”. Es decir el artículo 4 de ese decreto habilita no sólo alejarse del binarismo M-F y su naturalización, sino también decidir que no es necesario declarar dicha característica.
De autopercepción y luchas
Históricamente viene emergiendo un manifiesto de la autopercepción identitaria. De acuerdo a las palabras de Giamberardino, quizá un gran paso se encuentre en Simón de Beauvoir, cuando escribió “No se nace mujer, se llega a serlo”, entendiendo la construcción social de una identidad.
También, y desde otros recorridos, Monique Wittig, feminista materialista, lesbiana, propone pensar el sentido de la definición mujer, para finalmente sostener que esa noción, como también la de varón, adquieren sentido sólo en el marco de una relación fundada en la heteronorma, por lo cual las lesbianas -que rechazan el contrato heterosexual-, pueden definirse como no mujeres.
“Obviamente no todas las lesbianas rechazan la identidad mujer, como tampoco todos los gays dejan de identificarse como varones. De eso se trata habilitar la autopercpeción como eje en la definición de una identidad”, explicó.
Aseguró que todo el recorrido de las luchas de las personas trans y travestis pone en jaque a la naturaleza como definitoria de la identidad, la desborda; como las luchas más recientes de las personas interesex indican otras existencias, no reconocidas en el binomio M-F. A su decir, tampoco la biología propone dos únicas maneras de reconocer la sexualidad biológica humana.
“En un ejemplo claro, pensar que nacer con vagina no te hace ni te obliga a ser mujer, es la reivindicación que propone un claro corrimiento tanto de la biología como eje articulador de la identidad, como del binomio M-F”, expresó y advirtió que las variaciones no son imaginerías, sino el modo en que la humanidad vive las posibilidades de sexualidad, de género, de deseo, de organización de pareja o familiar, de organización de los afectos, los cuidados, de la reproducción de la vida social en sí.
Su reflexión llevó a considerar que las luchas por visibilizar este abanico de vidas tienen distintos objetivos, según los contextos históricos y geopolíticos, entre ellos habilitar opciones más allá del género y la sexualidad, desnaturalizar la opción hetero como único modelo a seguir, descriminalizar, desestigmatizar, despatologizar y, por supuesto, el de ampliar la ciudadanía para estas identidades mediante leyes que permitan igualar derechos.
El acceso a derechos
La directora del programa de Género de Unicen, parafraseó al activista intersex Mauro Cabral Grinspan, que publicó en las redes sociales: “Soy partidario de la eliminación de las categorías sexo o género en el DNI de las personas, porque es la opción más compatible con el marco internacional de derechos humanos.
“Leo la declaración de #TodesconDNI, que claramente hace otra interpretación del anuncio al sostener que una tercera categoría decidida desde el Estado borra nuestra diversidad y las múltiples vivencias de quienes nos identificamos por fuera del binario masculino o femenino. Así, este decreto colabora con el borramiento sistemático y continuado que viene practicando la sociedad sobre nuestras identidades”, razonó.
En ese recorrido crítico, contó que también hicieron una propuesta al concluir que “La autopercepción no puede ser determinada por una institución, sino que sólo documentos con un campo abierto y optativo que cada cual pueda completar, permitirán el reconocimiento de las identidades.
Tras leer, conocer, conversar, entender, discernir y debatir sobre el tema, Giamberardino reconoció que los intercambios evidencian la potencialidad radical de la práctica feminista, siempre zigzagueando intentos de homogenización, nunca dando por seguro un derecho adquirido, exigiendo revisiones y reconociendo la necesaria parcialidad de la mirada situada y contextual.
Finalmente, planteó que este paso recupera la necesidad de desbinarizar la Educación Sexual Integral (ESI); es decir vuelve la mirada hacia una Ley del 2006, que desde las militancias reconocieron como una herramienta estratégica para la reflexión crítica acerca de los regímenes sexo-genéricos, para la prevención de las violencias por motivos de género y para prefigurar trayectorias individuales y dinámicas sociales más libres.
“Estos debates, más allá de acuerdos o desacuerdos dan cuenta de un Estado, una comunidad y una militancia que siguen elaborando estrategias para repensar las identidades como posibilitadoras de acceso a derechos”, concluyó.