Frases en la historia
“Dios no juega a los dados…”
Por Darío Xodo
Recibí las noticias en tu email
(Albert Einstein, 1879-1955)
Sin lugar a dudas, uno de los nombres científicos más difundidos popularmente es el de Albert Einstein. Ello se debe en gran medida a su famosa Teoría de la Relatividad, el creciente descubrimiento de sus aplicaciones y confirmación de sus tesis, pero también a su personalidad carismática y la difusión de actitudes, comentarios y frases que, con frecuencia, son erróneamente interpretadas.
Una de estas frases surge a raíz de la discusión con Max Born sobre la naturaleza de la física.
Los descubrimientos de Max Planck (1858-1947) en la física de las partículas elementales de la materia constituyeron el inicio de lo que conocemos como física cuántíca, nombre dado por el hecho que llamó “quantos” a las cantidades mínimas de energía liberadas o absorbidas por un átomo de radiación electromagnética.
La idea central es que las partículas tenían un comportamiento como ondas, pero que también las ondas que emitían lo tenían como partículas.
Luego de este comienzo, sucesivos descubrimientos fueron dando forma a una rama de la física que hoy interviene en innumerables campos de la acción humana.
Los láseres, la fibra óptica, la resonancia magnética, las computadoras, internet, la medicina avanzada, la química cuántica, entre muchas son aplicaciones debidas a la física cuántica.
A partir de tercera década del siglo XX, Born, Heisenberg, Schrodinger, Bohr, Jorda, Fermi, Dirac y otros fueron dando solidez y progresando en los desarrollos de la teoría y avanzando por distintos métodos matemáticos que le dieron consistencia, difusión y aplicación.
La disputa con Einstein había surgido a partir de distintos conceptos sobre la naturaleza de los fenómenos físicos.
Básicamente, Born enunciaba que no se podía conocer la posición de un electrón en el átomo sino como un valor de probabilidad.
Naturalmente esto colisionaba con la física clásica que tenía a Isaac Newton como representante y de naturaleza determinista, a la que Einstein adhería, quien consideraba que la indeterminación y el requerimiento de un valor de probabilidad solo era fruto del desconocimiento de las variables necesarias para definir el problema.
Al respecto, en una carta fechada el 4 de diciembre de 1926, Einstein comentaba: “La mecánica cuántica es ciertamente imponente, pero una voz interior me dice que aún no es real. La teoría dice mucho, pero en realidad no nos acerca al secreto del ‘Viejo’. Yo, en todo caso, estoy convencido de que Dios no está jugando a los dados”.
Einstein no era ateo, más bien era sumamente religioso, pero en un sentido no antropomórfico.
Ambos mantenían una sólida amistad y coincidían en muchas cosas, a tal punto que Born escribía al respecto: “Nos entendemos en asuntos personales. Nuestra diferencia de opinión sobre la mecánica cuántica es muy insignificante en comparación”.
Y en referencia a su teoría, consideraba que la incertidumbre era clave para el mundo real: “Creo que ideas como certeza absoluta, exactitud absoluta, verdad final, etc. son productos de la imaginación…”.
“… porque la creencia de que solo hay una verdad, y que uno mismo está en posesión de la misma, es la raíz de todos los males del mundo”.
Concepto con el cual seguramente coincidiría Einstein.
(Fuentes: https://www.bbc.com/mundo/noticias-62420018
https://en.wikipedia.org/wiki/Max_Born
http://dia.austral.edu.ar/Interpretaciones_de_la_mec%C3%A1nica_cu%C3%A1ntica
https://wp.icmm.csic.es/superconductividad/fisica-cuantica-y-transiciones/fisica-cuantica/
https://wp.icmm.csic.es/superconductividad/fisica-cuantica-y-transiciones/fisica-cuantica/