Para los tres niveles
El Colegio Nuestra Tierra invita a conocer su propuesta basada en la educación ecológica e inclusiva y en el cooperativismo
Ubicada en medio de un hermoso entorno natural, la institución que es gestionada por la Asociación Civil que lleva el mismo nombre ofrece un proyecto original y muy completo para los tres niveles educativos. El compromiso de las familias, el trabajo en equipo y el orgullo de formar parte, los valores centrales para la escuela que ya lleva 27 años de vida en la ciudad.
Vuelven las clases y el Colegio Nuestra Tierra reabre sus puertas para brindar, como desde hace casi tres décadas, una propuesta educativa diferente en la ciudad.
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Ubicada en la calle C. Christian Mathiasen 481, en medio de un hermoso entorno natural, la institución que es gestionada por la Asociación Civil que lleva el mismo nombre ofrece un proyecto original y muy completo para los tres niveles escolares bajo los pilares de la educación ecológica e inclusiva y la filosofía cooperativa.
“Cuando hablamos de inclusión lo hacemos en el sentido más amplio; no hablamos solamente de niños y niñas que tienen alguna discapacidad. Proponemos la inclusión para cualquiera que necesite un lugar distinto en el que sentirse cómodo”, aseguró Sebastián Puel, presidente de la Comisión Directiva de la Asociación Civil del Colegio Nuestra Tierra.
Puel es padre de una niña que cursa el sexto año y de un niño que está en segundo, ambos en el nivel Primario. Los dos chicos, también, concurren al establecimiento desde la sala de 2.
En diálogo con El Eco de Tandil, Puel contó cómo se siente al formar parte de una institución en la que, como él describió, “el trato es muy personalizado y eso hace que se viva en un ambiente cálido y familiar”.
“A mi nene, por ejemplo, lo conocen todas las maestras de Jardín y de Primaria aunque no lo hayan tenido en su curso todavía; saben cómo se llama y quiénes son sus padres”, comentó.
Puel destacó que entre las fortalezas de la escuela se encuentran, además de la original propuesta educativa, el hecho de que “es un colegio chico en relación a otros, ya que no hay más de 28 alumnos por aula” y que “es administrado por una Asociación Civil sin fines de lucro”.
“Es un colegio de gestión privada pero es muy particular: no profesa ninguna religión, no tiene un dueño y no es una empresa; detrás hay una Asociación Civil que fue creada por personas que pensaron en ofrecer algo distinto en materia educativa para sus hijos” agregó.
Otro punto a favor -indicó- es el sitio en el que está ubicado el Colegio. “Si bien es un edificio alquilado, ya hace un par de décadas que estamos en ese lugar, donde la sierra es, prácticamente, el patio de la escuela”.
Para aprovechar al máximo esas condiciones naturales -y como parte fundante de la propuesta institucional- es que los estudiantes vivencian a diario en el afuera aquellos contenidos que se dictan adentro del salón de clases. El gallinero, el invernadero, la huerta y el vivero son sólo algunos de los proyectos escolares que se concatenan en los tres niveles educativos.
“Los chicos van experimentando en vivo y en directo todo lo que están aprendiendo en el aula”, dijo Puel.
El patio -enorme- está lleno de árboles y no posee un solo juego de plaza. “La idea es que ellos y ellas jueguen con la naturaleza, que el mismo lugar y el entorno sean parte de su juego”, apuntó.
De sus palabras se desprende el orgullo de formar parte de la comunidad de Nuestra Tierra, un lugar en el que la confianza en el otro, el compromiso colectivo y el trabajo en equipo son pilares centrales.
“Acá se apunta mucho a la pertenencia del lugar, y eso luego se refleja en los chicos, que tienen puesta la camiseta del Colegio”, señaló Puel.
Y añadió que “acá, además de que nuestro hijo o hija va a tener un legajo y va a transcurrir su vida escolar en esta institución, la familia pasa a ser socia de una Asociación Civil, entonces pasa a tener determinadas obligaciones y compromisos, como participar en asambleas o en las convocatorias que se realizan para mejorar el espacio y la infraestructura del Colegio”.
Entre esas propuestas, se encuentran los festivales que organizan los mismos padres de la entidad.
El último se llevó a cabo en el patio de la escuela el 8 de diciembre pasado y convocó a alrededor de 500 personas, en una jornada soleada en la que las familias pudieron disfrutar de distintos shows musicales y presentaciones artísticas, feria de emprendedores, sorteos, servicio de cantina y actividades lúdico-educativas para los más chicos.
En ese sentido, Puel contó que “a veces esas actividades tienen fines recaudatorios pero a veces tienen fines comunitarios o sociales, para ayudar a alguien o simplemente -y esto no es algo menor- para conocernos entre nosotros”.
La Asociación
La Asociación Civil Nuestra Tierra fue fundada en 1996 con el objetivo de crear el establecimiento basado en la educación ambiental, el cooperativismo y la inclusión.
La escuela comenzó a funcionar un año después, primero en el nivel Primario, luego en el Inicial y, algunos años después, en el Secundario.
Hoy ya hay egresados que ejercen como docentes en el Colegio.
La Asociación tiene a su cargo además el Centro de Educación Ambiental para Docentes (CEAD) y, con el paso del tiempo, ha ido asumiendo otras funciones, más vinculadas a establecer relaciones con el resto de la comunidad local.
La comisión directiva es elegida mediante asamblea y el mandato dura dos años.
“La idea es que todo sea lo más democrático posible y que todas las familias podamos estar al tanto de lo que pasa, más allá del interés particular y la posibilidad de cada una de participar”, dijo Puel.
En la actualidad son alrededor de 300 las familias que forman parte del Colegio, con lo cual se estima que hay aproximadamente 400 alumnos.
Según indicó Puel, hay vacantes, especialmente para cursar los niveles Inicial y Secundario y la inscripción permanece abierta durante todo el año.
Contacto
Teléfono: 0249 442-6337
Mail: comisiondirectiva@colegionuestratierra.edu.ar
Instagram: @asociacioncivilnuestratierra
Facebook: Colegio Nuestra Tierra
La propuesta según el nivel
Inicial
El Jardín de Infantes cuenta con salas de 2, 3, 4 y 5 años.
Las docentes capacitadas en distintas áreas especiales brindan estímulos semanales en inglés, educación física, música y expresión corporal.
Lo que caracteriza a este nivel es el uso exclusivo que los pequeños hacen del entorno cercano: utilizan el patio como laboratorio de experiencia y, a partir de ahí, empiezan a indagar y a incursionar en el pensamiento científico.
Primario
Además de profundizar los contenidos del Inicial, en este nivel los alumnos desarrollan diversos proyectos cooperativos, como el kiosco saludable, que cuenta con la colaboración de las familias y en el que todo lo recaudado se destina a la compra de materiales escolares.
En el patio, los estudiantes conocen todas las interacciones que se dan entre los seres vivos y las consecuencias de las acciones humanas sobre el ambiente, para luego extrapolarlas a ámbitos más amplios.
Acá se destacan los proyectos anuales de huerta, compostaje de residuos orgánicos, separación de residuos y gallinero, todas iniciativas que los alumnos vivencian desde el jardín de infantes.
También se realizan otras propuestas más abarcativas, como el senderismo y la vida en la naturaleza, que implican salidas mensuales a las sierras para conocer la flora y la fauna nativa, para saber cómo se modificó el paisaje y cuáles son las acciones de los humanos que pueden favorecerlo o perjudicarlo.
Secundario
Al igual que en el Jardín y en el Primario, en el Secundario se llevan a cabo diversas actividades pedagógicas vinculadas a los tres ejes fundamentales: educación ambiental, educación inclusiva y filosofía cooperativa.
Acá se trabaja desde temprana edad con la conservación de humedales y sierras, la gestión de los residuos sólidos urbanos, agroecología, soberanía alimentaria y ordenamiento territorial, todas problemáticas ambientales que atraviesan a la sociedad de Tandil y la región.
En esta etapa, además, los alumnos adquieren los valores democráticos al participar de las asambleas estudiantiles. A través de la conformación del Consejo Institucional de Convivencia los chicos tienen injerencia en las decisiones institucionales y, en función de ello, se fortalece el vínculo escolar.