¿Dónde comer en Tandil?
Bosco: la reinvención del lugar en el que se luce la gastronomía serrana
En una de las zonas más lindas de Tandil, un lugar en el que los almuerzos, las meriendas y las cenas se transforman en especiales: cosas ricas, paisajes y momentos.
Desde las vacaciones de Invierno, Tandil recuperó para su oferta gastronómica de todos los días un restaurante que combina lo mejor de la cocina serrana con un entorno y una vista única, realmente para disfrutar con todos los sentidos.
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Se trata de Bosco, que ofrece a tandilenses y turistas una carta en la que todo está cuidado para cada momento del día y que irá poniendo a disposición cada vez más alternativas.
Con este lugar emplazado en una de las zonas más lindas de la avenida Don Bosco 1812 y a solo 5 minutos del centro de Tandil, se puede contar de lunes a lunes, desde el mediodía y hasta el cierre por la noche.
Bosco, de la mano de nuevos dueños se reinventó. Creció. Dio un salto en la calidad de su oferta y en las opciones a disposición para que cada momento del día sea especial.
El almuerzo y la cena son dos espacios en los que la gastronomía serrana adquiere relevancia a partir de platos que en la carta empiezan a competir en la disputa por ser elegidos, unos sobre otros.
Todo, con un punto en común: la excelencia en la gastronomía serrana identitaria y la explosión de sabores y sensaciones en cada uno de los platos.
Así, la cazuela es CAZUELA con mayúsculas. Desde la presentación en la mesa en recipientes de hierro que permiten conservar la temperatura justa hasta la variedad y calidad de cada uno de los ingredientes, principalmente de la zona. No es solo un plato; es una conjunción de colores, de sabores, surgidos de carnes, verduras y condimentos.
Lo mismo ofrecen las carnes, la otra vedette de la carta, con una reversión de la clásica parrillada tandilense, sumando cordero u otros cortes exclusivos. Y los fines de semana, con una cocción al asador, tan tierna y sabrosa como lo generan las horas a fuego.
Las verduras combinadas hechas en el horno de barro especialmente montado para sacar los platos y guarniciones más gustosos son otra posibilidad que se suma a lo tradicional, que también se puede acompañar.
A esta altura, las picadas, tanto como entradas como plato principal ya son otro de los clásicos.
Porque no se trata de una acumulación de productos azarosa, sino de una combinación de variedades de una selección de quesos, salames y fiambres -como Dios manda- sino que suman escabeches, salsas y hasta unos buñuelos de verdura llamados a convertirse en un nuevo paradigma de la comida serrana tandilense.
Ah, como las empanadas que amenizan la espera del plato principal. Y, claro, siempre con opciones sin TACC o vegetarianas a mano para el que disponga.
Lo mismo ocurre con los postres, que permiten combinar varios sabores gastronómicos dulces y que, por las tardes, son el fuerte de las meriendas, junto con la panificación propia artesanal que también invitan a buscar un equilibrio para poder probar la mayor cantidad de posibilidades.
Los ojos, son el primer sentido que se activan a la hora de pedir, con un llamativo mostrador con todo a la vista.
La mención inicial a que se trata de un lugar que cuenta con menos dueños no es casual ni secundaria. Porque los tres nombres que están atrás del emprendimiento emplazado en medio de uno de los principales circuitos turísticos de Tandil es otro de los valores. Cada uno de ellos funciona casi como una estrella a la hora de identificar propuestas gastronómicas de calidad en Tandil. Y son sinónimo, en los otros restaurantes o bares que llevan adelante en Tandil -juntos o combinados con otros socios- de lugares en los que se come bien, en los que la atención es cuidada, en la que las ambientaciones siempre dan algo más y en transformarse en clásicos y punto de encuentro.
Son Federico Albano, Franco Cabrera y Pedro Sánchez. Son socios y son amigos que, como los buenos equipos, parecen jugar de memoria con algunas premisas claras en común: apuestan por Tandil, persiguen (y alcanzan) la calidad como una constante, generan decenas de empleos, piensan en grande y buscan transformar lo que tocan en algo mejor.
Y que, como pasa en Bosco, le gente los elija para compartir grandes momentos, más allá de la gastronomía.
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