Narcomenudeo
Un abuelo y una madre de adictos señalaron a quienes vendían la droga y ahora la Justicia condenó a las acusadas
Cansado de que nadie haga nada y que sucediera frente a los ojos de todos en el barrio, un abuelo averiguó y denunció a quienes le vendían droga a su nieto adicto. Luego se sumó una madre de otro joven, con el mismo drama, quien coincidió con los nombres de las mujeres que se dedicaban al narcomenudeo en Las Tunitas. Ahora fueron condenadas y están bajo arresto domiciliario por tener hijos a cargo.
El flagelo que atraviesan cientos de familias por los efectos del consumo de estupefacientes tuvo su correlato en un expediente judicial, donde quedó sustanciado cómo un abuelo desesperado por la salud de su nieto primero, y una madre de otro joven después, denunciaron quienes le facilitaban la droga a sus seres queridos. Las denuncias por separado tuvieron un destino común: dos mujeres dedicadas al narcomenudeo en el barrio Las Tunitas.
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Los testimonios citados promovieron la investigación para corroborar sus dichos y, tras un seguimiento y posterior allanamiento en el que se secuestró material probatorio, confirmaron el ilícito al cual se dedicaban las mujeres a las que “conocían todos en el barrio pero nadie hace nada”, al decir de aquel abuelo que forzó la pesquisa.
En las últimas horas, a través de un juicio abreviado, el TOC 1 convalidó al acuerdo de las partes (fiscalía y defensa) y dio por acreditado que al menos durante el lapso que va desde el 9 de septiembre de 2017 hasta el 15 de marzo de 2019, Fabiana Haydee Villafañe y Jennifer Jael López, ambas domiciliadas en calle Del Libertador 450, comercializaron, concretamente cocaína y marihuana, que tenía en su vivienda.
Villafañe López utilizando sus teléfonos celulares acordaron la cantidad (dosis) y precio, y luego entregando las mencionadas sustancias a diversos compradores que se hacían presentes en sus domicilios y que daban un pago a cambio.
En otras situaciones, Fabiana Villafañe utilizaba para fines de reparto y entrega, su vehículo particular marca Volkswagen dominio ELB-747.
Así, en el domicilio sito en calle Del Libertador, el 15 de marzo de 2019, tuvieron bajo su guarda y disposición a los fines de ser comercializados los siguientes elementos: en la cocina, sobre la heladera, recortes de nylon color blanco. En la habitación de Villafañe, dentro de una zapatilla, un envoltorio de nylon blanco conteniendo 0,8 gramos de clorhidrato de cocaína; en un monedero color rosa, la suma de 7.000 pesos en efectivo. En la habitación de Jennifer Jael López, sobre un televisor, un paquete de bicarbonato de sodio, tarjetas, virulana y cuchillos (sustancias de corte y elementos de fraccionamiento; en el ropero, sobre un estante, un envoltorio de cocaína de 0,4 gramos; en las apuntadas circunstancias de lugar y tiempo, tuvo entre las prendas que vestía (corpiño) la suma de 1.500 pesos en efectivo en tres billetes de 500.
Asimismo en dicho domicilio se encontraba residiendo también Héctor María Fontes, quien ejerció la tenencia de sustancias estupefacientes y demás elementos secuestrados y que a su vez tenía en su poder en el automotor Renault Laguna dominio BAK-614, debajo de la palanca de frenos, una bolsa de nylon conteniendo 17.000 pesos.
La denuncia primigenia
En el mismo veredicto, el juez se tomó de los dichos de aquel abuelo que prestó declaración testimonial para “salvar” a su nieto de la situación que vivía.
Relató que era abuelo de un joven de 20 años de edad, que esta con un tratamiento ya que es consumidor de estupefacientes. Contó que desde hace ya tiempo su nieto sacó cosas de su casa y las entrega a Fabiana Villafañe, Nicolás López Gómez, Ninosca Dominicana, Paola Quero o Daiana Puebla a cambio de estupefacientes, que no sabía qué tipo de estupefacientes es.
Recordó que en algunas oportunidades le llevó un televisor 20 pulgadas, un acolchado sin usar y una campera de abrigo y, en la última le sacó la Tablet que usaba su bisnieto.
Asimismo detalló que su nieto iba a Las Tunitas, por Fortineros al fondo donde termina la calle, que viven uno enfrente de los otros. Allí le abastecían la droga.
Cuando se le preguntó sobre cómo llegó a su conocimiento que los nombres citados se encontraban involucrados en la comercialización de droga, refirió sin titubear que lo sabía porque era el comentario de todo el barrio Las Tunitas, “que estas personas venden la droga a menores de edad”.
Dijo que estaba cansado de que nadie haga nada y que esto sucede frente a los ojos de todos en el barrio. Insistió con que tenía a su nieto que está saliendo del consumo de droga, que se encontraba en tratamiento en el Centro de Salud Mental de Tandil y está en pareja con una chica, ambos tienen un hijo de tres años, y precisamente la pareja de su nieto también le comentó quiénes eran los que le vendían la droga.
Una mamá
A la declaración del abuelo, se sumó más luego otra vecina que quiso mantener su denuncia como anónima por miedo a represalias, y manifestó que una mujer a la que identificó como Fabiana Villafañe con domicilio en Del Libertador esquina Fortineros vendía estupefacientes, concretamente cocaína.
La denunciante, también refirió que tiene su hijo menor de edad seriamente afectado por el consumo de drogas, y de averiguaciones en el barrio donde vive como así también de revisar el teléfono celular de su hijo, pudo determinar las apuntadas circunstancias en torno a Fabiana Villafañe (…).
A los días de haber recibido sendos testimonios, en el Sistema de Emergencias 101 se recibió un llamado de una voz masculina que no quiso identificarse que manifestó que a partir de las 23 comienzan a vender estupefacientes, en el domicilio sito en calle Los Fortineros y Del Libertador. A partir de allí, se propició una investigación que derivó en el allanamiento, detenciones y ahora condenas.
Arresto domiciliario
Tras analizar las pruebas acumuladas en el expediente, el juez entendió que las evidencias traídas a juicio respecto de Jennifer Jael López y Fabiana Haydeé Villafañe, no solo dan soporte a una mera tenencia de estupefacientes, sino que permiten avanzar a grados más comprometidos de actividad ilícita, como lo es la tenencia con fines de comercialización e incluso el comercio propiamente dicho de estupefacientes, todo lo cual surge patente de las probanzas antes desplegadas.
Consecuentemente, se condenó a Jennifer Jael López, de apodo “Jenny”, de profesión empelada doméstica, y a Fabiana Haydeé Villafañe, a la pena de cuatro años de prisión. En tanto que Héctor María Fontes, fue sentenciado a la pena de un año de prisión de ejecución condicional por el delito de tenencia simple de estupefacientes.
Para las mujeres, se estableció como modalidad de cumplimiento de la pena impuesta la prisión domiciliaria.
Se tuvo en consideración la particular circunstancia de resultar ambas madres de niños menores de edad, por lo que habrá de determinarse que el cumplimiento efectivo de la pena que se les impone les permita a la vez cumplir con sus obligaciones parentales –tal como fuera solicitado por las partes-
Al mismo tiempo se requerirá la adjudicación a por parte del Servicio Penitenciario de una pulsera magnética de localización con sistema de control GPS, en miras a que eventualmente pueda cumplir con tareas laborales y otras salidas previamente especificadas, dentro de un horario autorizado.