Entrevista con El Eco
Hablamos con Hernán Letcher: "Podríamos ver en el futuro un descenso de la inflación en un escenario de paz de los cementerios"
Con una inflación interanual superior al 270 por ciento, los ingresos de la población se vieron pulverizados y el consumo se contrajo. En este escenario, el economista Hernán Letcher pronosticó que la inflación va a tender a bajar pero sin una gran recuperación del poder adquisitivo. Si bien consideró que para el Gobierno nacional el ancla inflacionaria son los salarios, cuestionó que también hay factores externos que atender para analizar el contexto.
En un contexto inflacionario que no da respiro, los últimos datos revelados por el Indec arrojaron que la tasa de variación anual del IPC en Argentina en febrero de 2024 fue del 276,2 por ciento, 21,9 puntos superior a la del mes anterior. En tanto, la variación mensual del IPC (Índice de Precios al Consumo) fue del 13,2 por ciento, lo que lleva a una inflación acumulada en 2024 del 36,6 por ciento.
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En este marco, el economista Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), conversó con El Eco de Tandil sobre la compleja coyuntura actual para brindar su mirada sobre cómo se atravesarán los próximos meses en Argentina en materia y cómo se verá afectado el bolsillo de la población, que ha visto profundamente mermado su poder adquisitivo.
-¿Qué panorama se puede esperar en los meses siguientes en torno a la inflación?
-Mi mirada es que la inflación va a tender a bajar, aunque en los próximos meses de todas formas vamos a tener la actualización de regulados (luz, gas, combustible). No va a haber una inflación de 3 puntos -será de bastante más- pero es probable que haya discusiones salariales más cercanas a la inflación y dejes de perder poder adquisitivo. El problema es que difícilmente se recupere lo perdido, que es un montón, son 20 puntos o más, con lo cual estás en un nuevo piso salarial muy bajo.
Si a finales de 2015 yo tenía, en términos de poder adquisitivo, 100 pesos me quedé con 80 a finales de 2019 y con 78 a finales de 2023. Hoy estoy en 60 pesos o menos. Hay un piso muy bajo que cuando lo mirás en la serie histórica, está sólo unos 5 puntos por encima del punto mínimo de la crisis 2001/2002, e incluso está 10 por ciento por debajo de la década del 90. Es un escenario muy malo, traumático. En general el impacto de las medidas que han tomado han tenido un efecto sensible sobre el nivel de actividad que todavía no se ha visto reflejado en puestos de trabajo y esa va a ser la discusión de los meses siguientes. Si hay un mercado de trabajo expulsivo la discusión salarial pasa a segundo plano, es como el axioma de Pray Gat, que hay que fijarse “donde apriete más el zapato”: el salario o los puestos de trabajo. Eso te pone en un aprieto. Por ejemplo, en el gremio metalúrgico, Paola Rocca (dueño de Techint) suspendió la producción en sus plantas. Entonces tenés que discutir que no echen gente o la mejora salarial. Estos 20 puntos que se perdieron en tres meses no se van a recuperar en el corto plazo, es un piso salarial que difícilmente vaya a tener una curva de recuperación muy buena.
-¿Habría riesgo de que Argentina pase a ser como algunos país que tienen variables macroeconómicas estables (sin déficit ni inflación) pero con paupérrimas condiciones de vida y una gran brecha social?
-No quiero ser imprudente dado que no conozco con precisión la realidad de algunos otros países, pero en general lo que se ve es que este escenario es un contexto más parecido a los segundos 5 años de los 90, donde hubo una profundización de la desigualdad; donde había un sector más dinámico en materia laboral con salarios que se mantenían en niveles más altos y otro sector que quedó muy excluido. Tiendo a pensar que podríamos ir a ese camino, que en alguna medida puede darse en otros países, pero no quiero decir que vaya a producirse. Podés llegar a ver en el futuro un descenso de la inflación en un escenario de paz de los cementerios, donde los precios no aumenten porque nadie tiene un mango y el nivel socioeconómico sea muy malo para la amplia mayoría de los argentinos, y se haya disciplinado en parte el proceso inflacionario o algunas de las condiciones macros.
-¿En este momento el ancla de la inflación son los salarios?
-El ancla éramos nosotros, no hay dudas. Con el tema precios, el ancla de no tener un mango no es suficiente para que se estabilicen ad eternum por una sencilla razón: este proceso sumado a la desregulación hace que vos tengas condiciones o razones que pueden afectarte más allá del consumo. Si dolarizaste el combustible y a nivel internacional aumenta el precio del barril crudo, eso te va a afectar en el precio local con independencia del consumo que podamos tener. En el escenario de desregulación se puede exportar y preocupa bastante poco la demanda interna. Y por cómo funcionan los precios según la lógica que pretenden instalar, es oferta y demanda, y si no hay demanda debería bajar pero si puedo venderlo en el mercado externo debería bajar la demanda internacional, no la local, y no la manejo. Es aplicable al trigo, al maíz, a la carne. ¿Esto significa que los precios van a aumentar siempre? No, pero podría ser que no tengamos un mango y que algunos precios sigan subiendo por cuestiones externas.
-Porque además los mercados de competencia perfecta no existen…
- El mercado no está lo suficientemente atomizado, el consumidor no cuenta siempre con toda la información. Lo que he escuchado es que el propio Milei acusa a los clásicos de estar equivocados y ve el precio directamente como el resultado de las operaciones con la lógica monetarista. Es decir, si alguien me convalida porque del otro lado se compra ese es el precio. Milei es el único presidente que conozco, de las pocas personas que he escuchado reivindicar los monopolios, es algo que se ha dicho poco. Armó una especie de marco teórico para justificar el accionar de los empresarios.
- Por otra parte, ¿qué opinión le merece el avance privatizador bajo la lógica de que las empresas son deficitarias y no funcionan?
-Es una cuestión más de índole sociológico porque han logrado hace mella e instalar en la conciencia colectiva ese planteo. Cuando uno rasca un poquitito se da cuenta de que es una falacia fenomenal. Télam, por ejemplo, tiene déficit por 2.700 millones de pesos, que es insignificante, y tiene ingresos por 15 mil millones. Si se ajustan los ingresos salen hechos.
Si querían resolver la cuestión Télam lo podían hacer, se puede discutir su mejora, pero acá hay una cuestión ideológica. En términos económicos, Milei lo que quiere -a la usanza de la década del 90- es vender una serie de empresas para acercarse al proceso dolarizador; quiere agarrar esos dólares y dolarizar la Argentina. Pero está la segunda variable con características ideológicas, porque los medios públicos no mueven el amperímetro
Si querés discutir eficiencia, que es muy razonable, no lo resolvés cerrando la empresa, lo resolvés discutiendo qué hay que mejorar. Se mezclan cuestiones también porque dicen que todas las empresas estatales son deficitarias y salimos a decir que no, como en los casos del Banco Nación, YPF, Aerolíneas, entonces empezaron a instalar que todos los que trabajan ahí son vagos. Por eso es importante contraargumentar. Dicen que echan a los militantes, pero la verdad es que a mí me gustaría vivir en un país en el que no te persigan por lo que pensás, hay que tolerar los disensos. Yo hago todos los días el ejercicio de debatir con los que piensan distinto, es todo el tiempo lo que hay que hacer, pero lo de los trolls y las redes te alejan de ese lugar porque reafirman las miradas sectarias y anulan el pensamiento crítico. Hay una parte de la sociedad que convalida eso y me parece muy doloroso.