Historias de Tandil
Y un día un auto volvió a navegar por el Lago: así fue la multitudinaria jornada de La Ranita en el Dique
Gran marco de público para ver a La Ranita Escandalosa navegar por las aguas del Lago del Fuerte.
En 200 años de historia de Tandil, dos veces un Citroën navegó por el Lago del Fuerte, y en ambas ocasiones fue la misma persona quien lo condujo hasta el lugar. Se trata de Adalfredo García, quien en 1972 lo hizo como empleado de Raúl Cángaro, el empresario que como parte de una campaña publicitaria sumergió un auto en el Dique, y el sábado 30 de noviembre volvió a hacerlo para conmemorar 50 años de su taller Citro-Gall. Al rayo del sol, una multitud se congregó en el Playón para disfrutar del espectáculo que brindó “La Ranita Escandalosa”, un 3CV verde impulsado por paletas y sostenido por flotadores que no solo se transporta por asfalto sino también a través del agua.
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“Para mí, el Citroën es mi vida”, contó Adalfredo a El Eco de Tandil. “Me formé en Autofran, me formé muy profesionalmente. La verdad que tuve la suerte de poder haber trabajado en la agencia. Hice muchos cursos y me formé técnicamente. Y aparte también en la manera de tratar a la gente, que me sirvió tremendamente para desarrollarme después por mi cuenta”, agregó el mecánico, quien dijo no conocer todos pero sí “casi todos” los secretos de los autos de la firma francesa. “Tantos años de lidiar con ellos, a los nuevos problemas les vamos contando vueltas también. Autos viejos, problemas nuevos”, sostuvo.
La jornada comenzó pasadas las 9, cuando la caravana encabezada por “La Ranita” partió del centro de la ciudad rumbo al Dique. Un grupo de “citroneros” acompañó al auto de García, y pese a que la primera inmersión en el agua estaba prevista para las 10, el cronograma se retrasó por poco más de dos horas.
Desde temprano vecinos y vecinas se convocaron en el Playón para disfrutar del esperado espectáculo. En el lugar hubo feria de diseñadores, food trucks y hasta un escenario donde por la tarde se sortearon repuestos de automóviles.
Los asistentes miraban pendientes hacia el otro lado del Lago para descubrir la llegada de la caravana. Y fue Poco después de las 12 cuando La Ranita Escandalosa hizo su entrada triunfal ante el aplauso de los presentes, que por entonces ya habían copado la baranda previa a las escaleras y todo el largo de la costa del agua.
“La verdad que teníamos muchas expectativas, pero nos superó en la cantidad de gente que vino, la verdad que sí. Calculábamos que iba a venir gente, pero no tanto, la verdad”, señaló García mientras saludaba a conocidos y otros le pidieron tomarse fotos.
“En cinco meses hicimos esto. La verdad es que hemos laburado de lunes a lunes y estuvimos trabajando tres personas. Fue un esfuerzo grande, pero valió la pena”, sumó el mecánico, quien compartió con su hijo Fredy y con su colega Horacio Marchen gran parte de las tareas para poner a punto el Citroën.
Toda la comunidad citronera se sumó al evento en el Playón, y los 3CV perfectamente conservados –algunos modificados y con llamativos colores- fueron también parte de las atracciones del día.
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Auto al agua
“El auto tiene cinco flotadores, uno delantero, uno central, uno trasero y dos laterales. El de adelante es regulable para poder andar en la calle. Entonces le hicimos un mecanismo con una máquina de levanta vidrios que lo manejamos de adentro. Así que lo estabilizamos en el agua y de ahí se salimos navegando”, explicó el mecánico sobre los detalles técnicos del auto.
Pero frente al auto, una de las cosas que más llamó la atención de los presentes fue el sistema de impulsión a partir del cual el vehículo logra navegar. “Funciona con paletas. Y el sistema de transmisión se llama rueda de barco. Se usó mucho en los barcos del Misisipi, con ruedas grandes. Es para navegar en baja profundidad y sin mucho oleaje. Pero tiene muchas limitaciones, la paleta desplaza un poco de agua y anda muy despacito, pero anda”, agregó.
Pasadas las 12 llegó el momento esperado. La Ranita se dirigió al Club Náutico desde donde lo “botaron”. El público aplaudió a medida que el auto se acercaba a la costa, pero la estrella del día tuvo que sortear los peligros de encajarse en fondo barroso.
De aquel día de 1972 en el que el empresario –y piloto de automovilismo- Raúl Cángaro sumergió un Citroen como parte de una campaña publicitaria, solo queda el registro de una fotografía. El primer impulso de la mayor parte de los que estuvieron presentes en el espectáculo que más de 50 años después ofreció el taller Citro-Gall fue el de levantar los teléfonos celulares y registrar el momento con cientos de imágenes, videos y “selfies”.
En la evocación de García, aquella tarde del 72 no convocó una caravana como la que tendría lugar medio siglo después. De hecho el mecánico recordó haber llevado solo el mítico auto por la avenida Alvear hasta el Dique. La hazaña fue la misma, pero también los tiempos cambiaron.