Reiterado problema
Volvió a inundarse Formosa al 2100 y los vecinos reclaman una "solución permanente"
“Cuando llueve tenemos que salir de ojotas y pantalones cortos”, resumió una frentista. El problema y su consiguiente reclamo vecinal, de larga data, fue presentado en varias ocasiones ante el Estado municipal y, si bien en 2018 se logró el asfaltado en la cuadra en cuestión, las dificultades persisten.
La calle Formosa al 2100, en el barrio La Movediza, volvió a inundarse tras la tormenta del domingo por la noche y, si bien el Municipio se acercó con sus vehículos para tratar de desagotarla, ayer por la tarde el agua todavía cubría la calzada y la volvía intransitable.
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El problema y su consiguiente reclamo vecinal, de larga data, fue presentado en varias ocasiones ante el Estado municipal y, si bien en 2018 se logró el asfaltado en la cuadra en cuestión -Formosa entre Alvarado y Azucena- las dificultades persisten y son muchas.
Tanto es así que, ayer por la mañana, varias familias tomaron la decisión de no enviar a sus niños a la escuela porque directamente no podían salir de sus hogares.
“Cuando llueve tenemos que salir de ojotas y pantalones cortos”, resumió la frentista Mariela Pérez ante la consulta de El Eco de Tandil.
“En este momento se puede salir, caminar por la vereda y tomar el colectivo en la esquina pero hay que hacerlo con otra muda de ropa, tanto para una misma como para los chicos. Pero hoy por la mañana (por ayer) ni siquiera se podía salir y andar por la vereda”, agregó.
Pérez vive desde hace cuatro meses junto a su familia en la propiedad ubicada en La Movediza, pero hace cinco años que es dueña del terreno. Conocedora de la situación que se vive en esa parte del barrio –una problemática por demás frecuente- edificó su casa con algo de altura aunque, así y todo, sufre las consecuencias que se presentan cada vez que las lluvias caen con fuerza.
“Nosotros hicimos la casa más alta porque ya sabíamos a dónde veníamos pero a la mayoría de los vecinos el agua les ingresa a la vivienda”, contó y añadió que “incluso hay algunos que durante la lluvia anterior tuvieron que hacer agujeros a la casa para que se escurra el agua”.
Comunicación con el Municipio
En la mañana de ayer, integrantes del barrio lograron comunicarse con el Municipio, que –según señalaron- envió una camioneta con los artefactos correspondientes para el drenaje, pero en la tarde de ayer el agua persistía y la calle permanecía cerrada al tránsito.
“Muchos no pudieron ir a trabajar ni llevar a los chicos a la escuela porque, los que tienen auto, directamente no lo pudieron sacar”, dijo Pérez.
La reiteración de esta complicación los ha llevado a pensar en distintas estrategias para poder cumplir -al menos en parte- con las rutinas diarias y los compromisos asumidos.
“Durante la lluvia fuerte anterior, yo también tuve el auto tres días adentro porque no lo podía sacar de mi casa. Ahora vivo atenta al pronóstico y, si dan lluvias, lo dejo en la calle Azucena para poder utilizarlo por la mañana”, explicó.
Problema reiterado
El problema es de larga data y hace más de una década que son públicos los pedidos de arreglo. En 2018, en atención a las solicitudes vecinales, la calle fue asfaltada pero, pese a esto, las dificultades continúan.
Los ciudadanos apuestan a una solución de fondo. En ese sentido, aseguran que se han ofrecido distintas alternativas al Municipio, como la posibilidad de que el Estado ingrese a los terrenos privados para llevar adelante las tareas de refacción que sean necesarias, pero que nunca obtuvieron una respuesta oficial.
En ese marco, Pérez aseguró que “varios vecinos han tenido reuniones pero les dicen que no hay presupuesto para hacer algo”.
“Hasta hace poco, cada vez que llovía venía la máquina aunque ahora ha dejado de venir. Lo que pasó ayer no nos sorprende porque durante la última lluvia grande vinieron desde la Municipalidad y juntaron barro en un camión. Algo se llevaron, pero a lo que sobró lo tiraron en las rejillas, con lo cual quedaron las rejillas llenas de barro”.
“Necesitamos una solución permanente”, remarcó.
Mosquitos
La inundación no solo trae problemas para el tránsito y la movilidad peatonal sino también sanitarios, ya que el agua estancada favorece a la proliferación de mosquitos, algo que precisamente en este momento –y más después de la confirmación del primer caso autóctono de dengue- el Municipio busca desactivar.
“Por suerte ahora no hay tantos mosquitos pero no sabemos cuánto tiempo va a estar el agua estancada ahí”, finalizó la vecina.