"Por amor a los animales"
Una tandilense de 21 años fue la única mujer en salir a la pista en la Expo Angus de Palermo
La historia de la joven cabañera que se destaca en las principales exposiciones ganaderas del país.
Un hecho llamó la atención durante la 80ma edición de la Exposición Angus de Otoño Indoor que se realizó hasta ayer en La Rural de Capital Federal. Entre todos los exhibidores que salieron a la pista, hubo sólo una mujer, y fue nada menos que la tandilense Clarita Hernández.
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Hija del productor Fernando Hernández, referente de la Cabaña San Edmundo, la joven dio en el predio de Palermo otro paso en un camino que comenzó acompañando a su familia cuando tenía apenas 14 años. En el presente, con 21 y cursando en paralelo la carrera de Ciencias Veterinarias, continúa con una pasión que explica a través de la palabra “amor”.
En diálogo con El Eco Multimedios, Clarita brindó detalles de su historia, y contó que aunque hace tiempo sale a la pista, el hecho sigue resultando particular y dando que hablar en el mundo de las exposiciones ganaderas.
Aprender el oficio
“La Cabaña San Edmundo empezó antes de que yo naciera, está desde 1987 y yo nací en el 2002. Nací en el campo, donde mi papá tenía los animales, y siempre que podía lo ayudábamos y acompañábamos. Pero a los 14 fuimos a Palermo y él me ofreció de salir a la pista. Yo salía con un ternero y él con una vaca, e íbamos juntos, por eso no tenía tantos nervios”, relató Clarita.
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Desde entonces, la futura veterinaria comenzó a aprender el oficio de salir a la pista, y todos los secretos para que el jurado pueda tener una mejor perspectiva que le permita captar los detalles del animal exhibido.
Con el paso del tiempo fue perfeccionando su técnica y animándose a salir, ya sin el acompañamiento de su padre. “Mi papá me empezó a soltar, y a partir de ahí empecé a salir sola. Llamaba mucho la atención de la gente, no sólo porque era mujer sino porque era chica. Empecé a estudiar veterinaria, me relacioné mucho con el campo, y ahí empezó todo”, sostuvo.
Fueron esas primeras experiencias la que la fueron formando. Como se sabe, no hay escuela para exhibir animales en las exposiciones. Es una labor que se aprende de generación en generación, tal como lo hacen los Hernández. “Con mirar lo que hacía la gente y lo que me decía mi papá aprendí, a la práctica”, precisó.
De cara al desafío que afrontó el domingo pasado en Palermo, la cabañera apeló a todo su oficio y no se preparó especialmente. Todo depende, señaló, del animal y de lo que cada uno quiera exhibir. A su vez, agregó que resulta muy importante el trabajo previo, en particular la “palenqueada”.
“Es cuando agarrás un animal, de bozal o de mocheta si fuese un poco más grande, y los atás con la soga bien cortita y el cuello bien levantado para que se acostumbren a lo que es la postura del cuello con la cabeza levantada, y a no tironearte. Ahí lo dejás atado horas, después lo soltás, y a esto lo repetís durante varios días a la semana. Después te cuesta menos y te permite hacer menos fuerza”, explicó.
Su vida en la cabaña también la llevó a tener experiencias más difíciles, en particular cuando tuvo que salir a la pista con animales asustados. “De la pista he salido llorando. En el 2019 tenía dos terneritos Hereford que estaban muy asustados, y no los podía mostrar. Era re incómodo, porque no podía caminar”, evocó.
En ese sentido la calma fue un aprendizaje más, quizás uno de los más importantes para afrontar futuras exhibiciones. “Para mí que uno esté calmo se lo transmite al animal. Si estás nervioso el animal sabe, se da cuenta, y se pone un poco más mañero. Pero tiene que ver claramente el trabajo que se hizo todos los días anteriores en el campo, la palenqueada”, consideró.
“Sigue llamando mucho la atención”
Si bien hace casi 10 años que Clarita Hernández tiene presencia en las pistas de las exposiciones más importantes a nivel nacional, su participación continúa siendo noticia.
“No hay tantas mujeres”, sostuvo sobre la inclusión femenina en dichos espacios. “Sigue llamando mucho la atención, y me sigue pareciendo raro porque estamos en el 2023 e imagino que pueden salir si así lo quieren”, señaló.
En el presente, la cabañera es también estudiante de la carrera de Veterinaria, y divide su tiempo entre el campo y la Facultad. Luego de salir a la pista en Palermo se tomó un colectivo que la trajo hasta Tandil para cursar. “En las exposiciones que es lo que más me gusta trato de estar siempre, y lo que se me complica es el día a día del campo”, relató.
Con la certeza de que quiere en un futuro dedicarse al trabajo veterinario con animales grandes, todavía le resta decidir se especializará en la parte reproductiva, en genética o en nutrición. Sin embargo optará por uno de esos caminos más adelante, mientras que sigue comprometida con las exhibiciones. “Me divierten mucho las exposiciones y no quiero dejar de hacerlo”, sostuvo.
Consultada por aquello que la motiva a continuar en el camino en el que su padre la inició a los 14 años, expresó que “creo que es amor, si no hubiese amor no lo podría hacer. Lo hago pura y exclusivamente por los animales, que son mis mascotas, mis bebés”.