En la semana de la Memoria
Se homenajeó en Suteba a los docentes locales desaparecidos en dictadura
La iniciativa es promovida por el sindicato a nivel provincial, e incluye señalizar a cada sede como “Espacio de la memoria”. Estuvieron presentes familiares de los homenajeados a quienes se les entregó un presente conmemorativo.
Ayer se realizó en la seccional local de Suteba, ubicada en San Martin 1191, un acto homenaje a los docentes tandilenses detenidos y desaparecidos durante la dictadura cívico militar que atravesó la Argentina entre los años 1976 y 1983. Juan Roger Peña, Hugo Alfredo Fuentes, Haydee Susana Valor, Diana Schatz y Ricardo Alberto Téllez quedaron inmortalizados en una placa que fue ubicada en la puerta de la seccional.
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La actividad comenzó con las palabras de bienvenida de Estela Sinópoli, secretaria general de la seccional, quien agradeció a los asistentes por venir, comentó las múltiples actividades que planteo el sindicato para esta semana de la Memoria, y reivindicó la memoria de los docentes que fueron desaparecidos.
Acto seguido, tomó la palabra Cristina Echegoyen, integrante del consejo ejecutivo provincial, quien hizo hincapié en la responsabilidad de aquellos que cursaron la secundaria en plena dictadura, tanto de los docentes como de la sociedad en general, de que las nuevas generaciones continúen con el compromiso de mantener viva la memoria de los 30 mil desaparecidos, y la convicción de que no se repita un hecho de tal magnitud en nuestro país.
Posteriormente, Petra Marzocca, histórica militante por los derechos humanos e integrante del grupo “Memoria por la Vida en Democracia”, leyó una breve reseña de la historia de vida de cada uno de los docentes homenajeados, donde además destacó y agradeció la presencia de algunas de los familiares de los mismos, que aportaron información para la realización de los relatos.
Luego, se hizo lectura de un poema escrito por Hugo Alfredo Fuentes, quien fue agregado recientemente a la lista que plasmada en la placa. El mismo se titula “La muerte del pensionado”, y expresa los sentimientos que pasaron por el cuerpo de Fuentes, cuando la pensión donde habitaba fue cerrada por los militares, así como también las sensaciones de estar viviendo en aquella oscura época de nuestro país.
El día anterior, alumnos de distintas instituciones educativas, se sumaron a la campaña 30 mil Mariposas por la Memoria, que colgarán en toda la Plaza Independencia durante la noche de la vigilia, en las vísperas del 24 de marzo. En esa actividad confeccionaron un cuadro con la imagen del distintivo pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo, y algunos fueron entregados este martes a los familiares de los homenajeados, que seguidamente, junto con Sinópoli, develaron la placa con los cinco nombres, en un momento muy emotivo, donde se gritó “presente, ahora y siempre” por cada uno de ellos.
A modo de cierre, uno de los integrantes de la seccional toco con su guitarra algunas canciones relacionadas a la temática.
Defender la Memoria
Estela Sinópoli y Cristina Echegoyen, dialogaron en el lugar con El Eco de Tandil, donde expresaron las sensaciones del emotivo acto conmemorativo.
“Las sensaciones son muchas, un día como hoy para nosotros es muy importante, muy transcendente, haber tomado la determinación como organización sindical, a nivel provincial, de señalizar nuestras casas, nuestros hogares, porque así los sentimos nosotros, como espacio de la memoria, y poder recordar a cada uno de nuestros compañeros y compañeras que han luchado tanto por garantizar derechos por una sociedad mejor, por una escuela mejor, por una educación pública fuerte, nos parece un hecho trascendental”, expuso la secretaria general a nivel local.
También destacó la importancia que tuvo la presencia de los familiares. “Que nos hayan acompañado integrantes de la familia, que para nosotros son nuestros vecinos, es muy importante, la hermana de uno de ellos fue compañera mía en primer año de universidad, o sea que hemos tenido esos vínculos tan cercanos y en momento tan difíciles, que haber podido reconocerlos hoy aquí, para nosotros es muy fuerte”, aseguró.
A su vez, remarcó la importancia de continuar con estas actividades reivindicativas. “Seguimos batallando para que la memoria no se apague, para que cada pibe y cada piba en la escuela puedan ser quienes nos secunden y sigan esta historia, y se comprometan para seguir plantando memoria, trabajando para que estos compañeros no queden en el olvido, pero por sobre todas las cosas, para que aquella negra historia de los años 70 no se vuelva a repetir”, sentenció.
Por su parte, Echegoyen aclaró que estos actos no solo se basan en “recordar el nombre de un compañero o de darle un abrazo a un familiar, es ir permanentemente construyendo el mañana, pensando que la defensa de la democracia no tiene que ser un eslogan, si no que se debe respaldar con los hechos, nosotros como organización sindical, pensamos que este acto de señalizar nuestros sindicatos y recuperar los nombres y las historia de vida, es un hecho que concreto que aporta a esta lucha” señaló.
Por otro lado, compartió con Sinópoli la idea de seguir construyendo la memoria con las nuevas generaciones. “Se me viene esta imagen de pasar la antorcha”, reflexionó, “al saber que hubo niños ayer haciendo lo de las 30 mil mariposas. Es lo que siempre decimos en relación con la escuela, el paso por ella te deja marcas, que pueden ser buenas, y sacarte una sonrisa, pero que también te pueden hacer mal. Por eso siempre apuntamos a que los estudiantes que pasan por nuestras vidas a lo largo de los años, se lleven en carne propia el compromiso de mantener la memoria de las, los y les 30 mil”, afirmó.
Por último, relató brevemente los últimos segundos de uno de los dirigentes más icónicos de Ctera, quien también fue víctima de la dictadura, y que dejo una frase que hoy es bastión de los ideales que pregona la organización.
“Es muy simbólico que a Isauro Arancibia, la noche del 24 de marzo de 1976, lo fueron a buscar al local del sindicato, él era un hombre muy sencillo, minimalista le diríamos ahora, y vivía en el fondo del local, donde tenía una cama y una cocinita, esa noche estaba con su hermano Francisco y con tan solo una escopeta, le cayó el Ejército y se contaron unos 120 balazos, en el frente y en el interior del sindicato. Fue la primera víctima de la dictadura, un maestro, que en ese momento tenía 50 años aproximadamente, era dirigente sindical, y que tenía una frase que nos marcó mucho también, el siempre decía que no había maestro cierto y autentico, que no estuviera comprometido con la libertad de su propio pueblo, bueno, de ahí venimos”, finalizó.