HISTORIAS
Emma y sus 100 años: "Para ser felices, trabajen de lo que les gusta"
En su residencia geriatrica, y con una corona en su cabeza, la vecina celebró su centésimo cumpleaños rodeada de amigos y familiares.
La vejez no es (ni debe considerarse) un impedimento para disfrutar, ni mucho menos para pensar en el tiempo como algo que finaliza, sino que simplemente transcurre y nos atraviesa en diferentes momentos de nuestra vida.
Recibí las noticias en tu email
Un claro ejemplo de esta premisa es Emma Acosta, una vecina de la ciudad que este martes cumplió nada más ni nada menos que 100 años, y lo celebró con familia y amigos en la residencia geriátrica en la que se aloja.
Allí, El Eco Multimedios estuvo presente gracias a su amable invitación, y pudo intercambiar algunas palabras con la cumpleañera, que sin dudas son una enseñanza y un ejemplo de cómo abrazar al paso del tiempo y amigarse con el.
Acompañada de su hija, que la observa con admiración, y debajo de los globos que forman el número “100” sobre su cabeza, Emma recuerda su juventud en la finca de su padre, en Catamarca, donde junto con su hermana pisaban las uvas con las que se hacía el vino para la venta.
Puede interesarte
“De más grande fui al colegio de monjas, y como estaba tan cansada de estar encerrada, un día me subí hasta el campanario, y empecé a hacerlo sonar, mientras la monja gritaba ¡Bajate! ¡Bajate!”, relató entre risas.
Hoy, y desde hace nueve años, transita sus días en la residencia, sobre la cual define la atención del personal como “maravillosa”.
“Son muy buenos chicos” asegura, “¿Te hacen bromas?” le pregunta su hija, “¡Por vieja!” responde con audacia mientras se lleva las manos a la cabeza, algo sonrojada.
Consultada por una recomendación para los jóvenes, no dudó ni un segundo en afirmar que para ser feliz “hay que trabajar de lo que a uno le guste”.
A sus 91 años debió ser trasladada para recibir atención especial, un momento que fue difícil para ella, ya que según afirma su hija, siempre fue una mujer independiente. “Poquito a poquito la fuimos trayendo, costó lágrimas, sonrisas, enojos”, refirió.
Por su parte, Emma resumió su vida en pocas palabras, y cerró la frase con una cuota humorística que parece ser su marca registrada: “Tuve dos hijas que nunca estuvieron solas ni les faltó nada, y todo trabajando yo, sola. Me hice mi casa, las crié, les di el mejor colegio para que estudien, ¡Y esta pícara se escapaba!", exclamó.