Cerro Leones
El Municipio deslindó su responsabilidad sobre las cavas, pero admitió que la ciudad "necesita agua"
El director de Turismo de Tandil, Mariano Berenstein, hizo foco en que el predio utilizado ilegalmente para bañarse es propiedad privada. Apuntó que la decisión de ingresar allí es responsabilidad individual y sostuvo que "no hay que exigir que el gobierno haga algo cuando se están infringiendo leyes”. Sin embargo, reconoció que sería beneficioso tener espejos de agua públicos y habló de mejorar el balneario de María Ignacia para estos fines.
Las elevadas temperaturas del fin de semana volvieron a poner en agenda la problemática de los bañistas en las cavas de Cerro Leones, un sitio de esparcimiento tan peligroso como prohibido.
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La multitudinaria concurrencia que registró el espejo de agua durante el sábado y el domingo habilitó también otro debate, vinculado a la necesidad de que exista un balneario público que contenga la demanda en época estival.
Al respecto, el titular de Turismo comunal, Mariano Berenstein, esgrimió como principio inalterable el derecho a la propiedad privada y remarcó que quienes ingresan a las cavas infringen la ley. Ello fue motivo en el pasado reciente de diversos cruces judiciales entre la Justicia, el Municipio y los propietarios del predio, con objeto de deslindar responsabilidades y evitar accidentes en el lugar.
Lo cierto es que a la fecha no hay vigilancia en el sector y las medidas de seguridad se limitan a algunos carteles que intentan disuadir a los ocasionales visitantes frente al peligro que implica sumergirse en esas aguas, además de recalcar que se trata de tierras privadas. Desde esta perspectiva, apuntó que el particular debe ocuparse de reforzar ciertos lineamientos que restrinjan el libre acceso pero, no obstante, refirió que deberían sentarse ambos actores –Estado y privado- para encarar alguna acción conjunta en esa línea.
“La gente traspasa una propiedad privada y la utiliza, hemos sufrido lamentables situaciones dentro de ese lugar. Hay que abordar el tema, que requiere un planteo con creatividad para darle una solución y que no ocurra una tragedia”, sostuvo.
Responsabilidad individual
Frente a este cuadro de situación, admitió que muchas personas eligen refrescarse en ese lugar y que lo toman como una opción viable, una especie de uso y costumbre que no declina con los años. Vale reseñar que en distritos vecinos mucho más chicos que Tandil, como Rauch y Azul, hay balnearios y parques municipales aptos para acampar, refrescarse y hacer asados, un beneficio del que Tandil gozaba hasta los años noventa, cuando se podía ir al Dique, por ejemplo, a almorzar en las parrillas. Pero tanto la zona de esparcimiento del Lago del Fuerte, como las piscinas del ahora Balneario del Sol, fueron concesionadas por la actual gestión comunal y las reglas del juego cambiaron.
“Necesitamos agua, sería espectacular para la ciudad. Quizás en el balneario de María Ignacia se puedan hacer más inversiones para que sea un lugar que se disfrute más y constituya una alternativa. Nos merecemos una discusión interna para abordarlo, pero tiene que ver con un tema de educación; como padre no llevo a mis hijos a un lugar así”, subrayó el funcionario.
Por último, acerca de la afluencia de público visitante, Berenstein descartó que ese punto sea conocido como un circuito de recreación por fuera de las fronteras serranas, y enfatizó que la mayoría de la gente que acude es local, en tanto que sostuvo que los foráneos que llegan hasta ahí, lo hacen guiados por algún vecino.
“Para mí está mal y las cavas no debieran usarse por el riesgo de muerte y accidentes, no están las condiciones para que la gente se bañe ahí, pero tiene que ver con la educación personal de cada individuo. Creo que realmente cada uno tiene que hacer su parte, porque si es una propiedad privada que encima tiene sus riesgos, hay que hacerse cargo de la decisión y no exigir que el gobierno haga algo cuando se están infringiendo leyes”, valoró.