MUNDO DRAG
Disidencias llenas de glitter
El Drag Queen es el arte de exagerar rasgos y ponerlos en juego en los escenarios, con maquillaje, vestuario y pelucas.
Por Camila Ferrajolo (*)
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Valkiria Queer y Aurelia Jones son Drag Queens y pertenecen a la Casa Jones, junto a su “madre” Blonda y otras drags que le ponen cara a este arte. Qué significa integrar el colectivo, cómo se vive y el impacto de este arte en la sociedad.
-¿Qué los acercó al mundo drag?
V.Q.: -El mundo drag es un tránsito, cuestiones que ya estaban dentro de mí y no estaban canalizadas, esa necesidad de expresarme de determinadas maneras. Este arte no deja de ser un canal. La heteronorma me tenía encorsetada. Era poner brillo y estar arriba del escenario.
Lo empecé a transitar junto a la que hoy es mi ‘madre’: Blonda Jones. Cada vez que nos encontrábamos para salir en la noche tandilense, le faltaba más brillo. Era extraño encontrarnos con gente toda ‘fotocopiada’. No era lo que yo deseaba ponerme encima. En ella encontraba una aliada en relación a romper la norma y me sentía cómoda a su lado haciéndolo, como un espacio seguro dentro de lo distinto.
A.J.: -A mí también me pasó por Blonda. Siempre me atrajo hacer un personaje. A veces, en el momento, uno piensa 'es que no quiero ser yo misma, ¿qué es lo que me pasa?' y no, simplemente es un juego por un rato, hago que soy otra persona, con todo lo que es ser otra persona. Después me di cuenta de que es algo que siempre tuve y no tenía forma de canalizarlo. Me acuerdo la primera vez que hice un personaje de mujer en el teatro, a los 18 años en un acto de la escuela, fue una cuestión cómica, pero yo me había puesto en papel, me puse la ropa y se me metió el personaje adentro.
V.Q.: -Le abriste la puerta, la dejaste salir.
A.J.: -Claro, y yo a la gente le decía ‘cumplí un sueño’. Cuando arranqué clases de teatro, empecé a charlar mucho con Blonda y me surgió hacer unas fotos andróginas y le pedí un vestido. Era una excusa, después me di cuenta. Luego Blonda me comentó que volvía la fiesta después de la pandemia y que quería que hiciera una performance.
V.Q.: -Es clave la comunidad, la comunión con estos seres hermosos.
A.J.: -Es algo que atraviesa nuestra identidad, no es un gusto; es una expresión artística que atraviesa todo lo que somos. Es una búsqueda personal, eso también lo hace fuerte para nosotras.
Comunidad
A fines de los 80, en Nueva York, surgen movimientos que nucleaban personas que quedaban fuera de sus casas y excluidas, por disidentes. Una madre drag, alojaba en su espacio a personas que querían explorar la disidencia.
-¿Qué implica en sus vidas la Casa Jones?
A.J.: -No es que tengamos un espacio físico o un manifiesto, somos tres amigas que fuimos compartiendo algunas cosas y el crecimiento en el Drag, en maquillaje, ropa, escenario, las performances, lo que sea. Y es una cosa que se dio, como una necesidad de acompañarnos. A veces nos vemos mucho, o muy poco.
V.Q.: -El proceso Drag lleva mucho aprendizaje: lookearse, encontrar el personaje, la forma, la línea desde lo estético y el estilo de aquello que querés transmitir, hasta cómo se mueve el personaje. Es hermoso ver a Aurelia transitando, cómo cambia el cuerpo cuando entra en personaje. Y hacerte la carita es icónico, empezar a maquillar es como aprender a dibujarte la cara. Y hay que acompañarse en esto, como decir '¿alguna tiene pegamento de pestañas chicas?', nos terminamos de lookear juntas, o nos vamos pasando ropa, maquillaje, tips, porque es muy caro.
-Esto de dibujarte la cara, ¿hace que no te reconozcan?
V.Q.: -Sí, y eso es lo que amo, porque en un principio me permitía sentirme más libre de hacer Drag, que nadie me reconociera, tiene sus contra también, porque realmente nadie me reconoce como Valkiria.
A.J.: -De hecho, la primera vez que nos cruzamos en el comedor de la facultad sin lookearnos, ella me saludó y yo me preguntaba ¿será? Pero de todas es la que más se transforma.
V.Q.: -Porque el estilo que he descubierto es más monstruoso, me gusta exagerar rasgos femeninos, pero aparte darle una mística élfica, cambiarle el color de la piel por completo. Hasta mi hijo no me reconoce.
A.J.: -Siempre trato de hacerme algo nuevo, aunque ahora ya encontré mi forma, porque el maquillaje te puede cambiar la cara completamente, los cambios son infinitos y no terminás de aprender, ni de hacer cosas distintas nunca.
V.Q.: -Yo la admiro porque se muestra tal y cómo es en cualquier espacio, a mí me costó mucho, yo me percibía viviendo en dos mundos diferentes y acompañarlas me habilita. Y hace poco me acompañaron en la unión de ambos mundos, donde se mezclaba la parte académica-militante y el mundo Drag.
-¿Cómo es el proceso de construcción del personaje?
A.J.: -Yo llevo un año de Drag. En la fiesta de Halloween de 2021 hice mi primera performance, para ese momento tenía que tener resuelto el vestuario, el maquillaje, la peluca y el nombre. Siempre admiré a mis abuelas, son mis dos referentes. Tomé el nombre de mi abuela fallecida Aurelia, y el espíritu festivo de mi abuela materna, que tiene 81 años y está como nueva. Cuando me pierdo, Blonda me dice ‘volvé a las raíces’.
-¿Creen que algún día pueden ser comunidad o respaldo de futuras Drags?
V.Q.: -Sucede, es muy hermoso porque la familia va creciendo, ahora tenemos una ‘tía’ nueva. Y hay una comunidad con más cercanía regional, porque si empezás a ver en otras ciudades o provincias, hay un montón de gente que hace Drag, e inclusive, infancias.
-Los roles que cumplen en la familia, ¿cómo los van tomando?
A.J.: -Se va dando, indudablemente yo tomé como madre a Blonda.
V.Q.: -Así como la familia crece, también decrece.
A.J.: -Es construir vínculos sanos de compañía. Trayendo cada una su mundo, conociéndonos en los otros.
-¿No dejan a sus familias biológicas afuera?
V.Q.: -No, es tenerla acompañando. Cuando quedé embarazada, las tenía acompañándome y adaptándose a mi realidad, conviviendo con esta infancia. Y la presentación formal de mi hijo en su primer año, fue combinando mis dos familias.
-Dentro del mundo o de la comunidad LGTBIQ+, ¿cómo se sienten?
A.J.: -A mí me está costando el tema de la peluca, no la uso. Dentro del mundo gay, me cuesta vincularme ahora con chicos, porque se hace la idea de que uno vive de fiesta, que se ‘viste de mina’ porque tiene inseguridades, porque quiere llamar la atención. Una segregación histórica.
V.Q.: -Las Drags siempre fueron como el escalón más bajo dentro del mundo gay, pero siempre eran la primera carne de cañón en las marchas, las que ponían el cuerpo.
A.J.: -Dentro del mundo Drag, las mujeres Drag están vistas como el varón cis que se viste de mujer, el 'ay mirá cómo se transformó en mujer'. Por suerte creo que esa concepción se va dejando un poquito atrás.
La estética
-La preparación para los shows, ¿cuánto les lleva?
A.J.: -Me lleva tiempo, tres horas fácil. Y hace poco empecé a maquillarme yo, ya no me maquilla nadie. Pero lo que más me cuesta es la ropa, nos prestamos todo.
V.Q.: -Antes me llevaba mucho más, ahora tomé más agilidad por necesidad, pero lleva su tiempo; porque no es sólo en el momento previo a la fiesta, si vas a hacer show, es por lo menos un mes antes, música, coreo, ensayo, vestuario, todo.
-Si en su vida no existiera el Drag, ¿cómo creen que sería?
V.Q.: -Sería todo gris, para mí le da glitter, es la manera de habitar esta realidad con disfrute. Tener la capacidad de construir un lugar más habitable.
A.J.: -Sí, sobre todo en nuestros mundos, hay una cuestión más desesperanzadora, decís: 'si tengo que luchar contra todo esto, no voy a poder', y el drag tiene esto de la fantasía, desde lo visual. Mucha gente en las fiestas, nos ha venido a hablar con admiración y agradecimiento, porque como nosotras ´somos como somos´, les permitimos ser quienes son; si bien sabemos que es algo respecto a ellos, habilita.
El sesgo detrás de un arte que permite canalizar todo aquello que estas personas en su diario no pueden expresar. Una lucha cotidiana y la unión de dos mundos en un solo cuerpo. Ellas hacen frente, son quienes tienen algo para decir, hoy y a lo largo de la historia, la cara visible del arte.
(*) Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica Profesional 1, en la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo del ISFD y T N°10, cada uno de los cuales eligió a un entrevistado.