Ciencia pública
Comenzó a funcionar en Veterinarias el Banco de Germoplasma, un espacio para conservar semillas nativas
Una iniciativa que comenzó en noviembre pasado y ya trabaja en el resguardo de las especies vegetales de la región.
Desde el mes de noviembre funciona en la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la Unicen el Banco de Germoplasma de Especies Nativas del Centro de la provincia de Buenos Aires.
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Se trata de un proyecto de “restauración ecológica y productiva” en el que un grupo de docentes e investigadores resguarda semillas nativas de la región, a los fines de conservar aquellas amenazadas y promover el uso de las que pueden brindar bienes y servicios a la sociedad y la naturaleza, para lo cual es necesario estudiarlas.
“Realmente hay cada vez menos espacio para la biodiversidad nativa. Y eso es un problema de conservación por la biodiversidad en sí misma, pero también por lo que representan para ecosistemas y agroecosistemas”, contó Clara Milano, bióloga y responsable del Banco, que recibió financiamiento del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación y respaldo de la FCV.
La bióloga mencionó el alto valor de las plantas forrajeras de buena calidad presentes en la zona, y los “servicios” que algunas de ellas brindan, entre ellos la retención del suelo, la polinización y el control de plagas, al hospedar especies insectívoras.
La veterinaria Andrea Caselli es la directora del Programa de Conservación Comunitaria del Territorio de la Facultad de Ciencias Veterinarias, los “Custodios del Territorio”, como lucen las remeras que los investigadores visten mientras – a mano- separan semillas que luego caracterizarán y en algunos casos guardarán en heladeras y grandes cámaras de conservación a bajas temperaturas.
En este marco, avanzarán en el primer año de trabajo en una jerarquización basada en diferentes criterios, definiendo aquellas especies que es prioritario resguardar. Lo harán basándose principalmente en dos factores, la funcionalidad de las especies y su amenaza de desaparición.
En diálogo con El Eco de Tandil, las investigadoras contaron su labor, dieron a conocer porqué se denomina Banco de Germoplasma, no sólo de semillas, y destacaron la importancia de conservar las especies nativas ante los avances de la pérdida del hábitat.
Restauración ecológica y productiva
“La mayoría de las especies de plantas se reproducen por semillas, pero no todas. Los helechos, por ejemplo, tienen esporas, que es una estructura parecida, pero técnicamente no es lo mismo que una semilla y requiere de otra forma de conservación. Entonces le pusimos Banco de Germoplasma para no dejar afuera a los helechos y a otras plantas que se reproducen de modo diferente”, explicó Milano.
Al momento de definir el proyecto, la investigadora precisó que un Banco de Germoplasma es una institución donde se caracterizan y conservan semillas, en este caso nativas.
“Las plantas florecen y fructifican en momentos muy particulares del año. Entonces no las tenemos a disposición para colectarlas en cualquier momento y es conveniente conservarlas en un lugar específico y a disposición para eso. El fin principal del Banco es usarlas con objetivos de conservación, pero también de restauración ecológica y productiva”, agregó la investigadora.
El trabajo principal que realizan es con forrajeras de la región. “Muchas especies nativas ofrecen un forraje de muy buena calidad y están adaptadas a las condiciones climáticas y ambientales de la zona, con una larga historia evolutiva", explicó. Además, son parte de comunidades perennes que constituyen refugio y alimento de la fauna nativa y aportan a diversos servicios ecosistémicos, entre los que la retención del agua de lluvia es muy importante.
“Cuando un cultivo tiene cerca un pedazo de vegetación natural planificado, por ejemplo un corredor biológico o un remanente que quedó sin cultivar, como en nuestro caso pueden ser las sierras, suele haber mejoras en la productividad porque, entre otras cosas, están mejor polinizadas”, planteó, para agregar que producen también “mejoras en el control de plagas”, así como tienen un uso paisajístico, ornamental y hasta medicinal.
“La biodiversidad nativa está cada vez más reducida. No es que todas las especies están en peligro crítico, pero sí, todas tienen menos hábitat del que tenían. Entonces, conservarla es bueno por ellas y es bueno por nosotros porque nos brindan un montón de servicios y bienes”, explicaron.
Desde el Banco trabajan con la proyección de que, a futuro, algunos particulares puedan solicitar semillas a pequeña escala, aunque el fin principal es la investigación y no la producción masiva.
“Si una escuela quiere trabajar con una especie nativa o un vivero de nativas necesita material, puede solicitarlas y, en función de la disponibilidad que tengamos, la idea es poder entregar semillas en pequeñas cantidades”, señaló Milano.
Por su parte Caselli contó que el programa en el que se enmarca el Banco de Germoplasma comenzó con un enfoque en la conservación de humedales, escalado luego al trabajo en los ambientes naturales y productivos que los rodean.
Con “mucha apertura de la Facultad de Veterinarias”, se fue consolidando un proyecto “que investiga, pero que a la vez hace extensión y formación accesible a la comunidad".
Pensando “en forma regional”, Caselli indicó que una de las premisas del Programa es continuar vinculándose con instituciones y personas en una labor signada por la “responsabilidad de velar” por estos ecosistemas, “y seguir produciendo, pero buscando alternativas que puedan ayudar a la construcción de agroecosistemas sostenibles y biodiversos”, concluyó.