Mapeo Unicen
A partir de un mapeo, los barrios al norte de la 226 colectivizaron sus demandas para hallar soluciones
Presentaron un diagnóstico elaborado por la Unicen, el Municipio, organizaciones sociales, escuelas y vecinos de Villa Aguirre y la zona para dar cuenta de los problemas que los aquejan, y así poder canalizar respuestas. El transporte, la contaminación del arroyo Langueyú, la Ruta 226 como barrera urbana y las dificultades en el acceso a la salud, la educación y la recreación encabezaron la lista de temáticas a atender.
Las problemáticas barriales se agudizan y repiten a lo largo de los territorios que van más allá de las “cuatro avenidas”. Pero como la organización vence al tiempo y a la desidia, en esta línea, las mesas barriales trabajan en cada lugar con las temáticas propias de cada zona para intentar colectivizar las demandas, articular con los organismo que corresponda y poder concretar soluciones a los padecimientos diarios de los miles de vecinos.
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De este modo, desde los Puntos de Extensión de la Secretaría de Extensión de la Unicen confeccionaron un mapeo colectivo de problemáticas y actores barriales en las zonas de Villa Aguirre, San Cayetano, Villa Leonor, 25 de mayo y El Molino, un enclave al norte de la Ruta Nacional 226 con un perfil característico.
El anticipo de este informe fue publicado oportunamente en estas páginas y, asimismo, el último jueves en la Universidad Barrial se presentaron los resultados de este diagnóstico ante todos los actores institucionales.
Además, se elevó el informe a organismos de diferentes niveles del Estado para que las demandas puedan traducirse en políticas públicas y respuesta específicas.
Así, a partir del trabajo mancomunado con representantes de instituciones y organizaciones barriales, se listó una serie de problemáticas observadas en este sector urbano, en el marco de una jornada participativa que se llevó a cabo el pasado 27 de mayo e intentó reunir la mayor pluralidad de voces posible, cuyo resultado fue compartido esta semana.
Cabe remarcar que este sector, junto a los barrios de Palermo, Selvetti y Villa Gaucho, tienen una población superior a los 17 mil habitantes. En comparación, en el corredor norte de la Ruta 226 vive tanta gente como en la vecina localidad de Rauch. Es decir, se trata de una zona densamente poblada, pero la infraestructura y los servicios no van a la par de este crecimiento sostenido.
Con los pies en el barro
Paz Rey es trabajadora social del Centro Comunitario de Villa Aguirre e integrante de la Mesa barrial, que conoce de primera mano a los vecinos y su trayectoria cotidiana. En comunicación con El Eco de Tandil explicó que “la Unicen coordinó esta herramienta del mapeo para relevar actores y problemáticas, porque después de dos años de pandemia, de encontrarnos menos y de ver cómo muchas situaciones y problemáticas se agudizaban, se pensó esta estrategia como una instancia de diagnóstico”.
En este sentido, el informe sirve como un insumo para poder planificar estrategias de intervención y de reclamo, con el propósito de canalizar las demandas y mejorar las condiciones de vida de los vecinos.
En sintonía, Rey indicó que participaron del mapeo treinta organizaciones que tienen mucha presencia en el barrio y que resulta notable cómo se evidencia un gran nivel de construcción colectiva en el territorio.
Por su parte, al identificar las problemáticas más urgentes se trazó una línea para diferencia aquellas que responden a cuestiones más estructurales, que necesitan de la intervención de varios actores institucionales, y aquellas cuya resolución puede canalizarse de forma más expeditiva.
De este modo, la trabajadora social graficó que “en las cuestiones vinculadas a la violencia, la resolución no está en manos de una sola persona”.
En tanto, también habló sobre la problemática ambiental derivada de la contaminación del lecho del arroyo Langueyú, que atraviesa esa zona. Esta temática fue expuesta en ediciones anteriores de este Diario y, al respecto, Rey sostuvo que “hay una chanchería y un feedlot que tiran los desechos al arroyo, y pensamos que exigiendo una mayor presencia de los entes que tienen que regularlo, es una situación más fácil de resolver”.
En este punto, hizo alusión a las industrias contaminantes que tiran sus desechos al curso de agua, una queja constante de los vecinos que deben convivir con el olor nauseabundo y con la acumulación de basura en distintos puntos.
En cuanto al acceso a la salud, la falta de profesionales médicos en los centros comunitarios redunda en demoras en la atención. No obstante, los vecinos también revelaron complicaciones para acceder al segundo nivel de atención y conseguir turnos con especialistas.
El transporte que no llega
El transporte es otro de los temas que pica en punta y los vecinos esperan que sus necesidades puedan verse reflejadas en el nuevo pliego licitatorio que se debate en el Concejo. Para ello, elevaron notas al Legislativo y mantuvieron varias reuniones con concejales de distintos bloques.
En concreto, Rey refirió que “la presencia de varias instituciones educativas planteó un escenario crítico, porque los chicos que van a la escuela del paraje El Molino tienen sólo tres colectivos diarios para llegar e irse, lo que implica que no pueden movilizarse con facilidad”.
Y sostuvo que “las entidades y organizaciones insistimos para que esta demanda sobre el transporte se pueda resolver, tiene fácil solución porque se está discutiendo el pliego y es simplemente ampliar los recorridos y la frecuencias. Por lo menos el reclamo tiene que ser escuchado porque impacta en el acceso a la educación, la salud y en el libre movimiento por la ciudad”.
Espacios verdes
Otra de las aristas que complejizan la vida en esa parte de la ciudad es la falta de espacios verdes y recreativos. Con 128 espacios verdes públicos, la ciudad ostenta 24,3 metros cuadrados de verde por habitante, una cifra que supera ampliamente los mínimos establecidos. Sin embargo, los barrios populares y el norte de la Ruta 226 no cuentan con suficientes lugares públicos para el esparcimiento.
De esta manera, la entrevistada precisó que “en toda esa zona la única plaza es la del barrio San Cayetano, que no tiene juegos infantiles. Se nota mucho la dificultad en el acceso al espacio público y al derecho a la recreación, además hay zonas mal iluminadas que no generan confianza a los vecinos con niños pequeños”.
La Ruta 226
Por otro lado, la traza de la Ruta 226 como barrera urbana es un también un problema para aquellos que deben cruzarla a diario de a pie, por la escasez de cruces peatonales.
En paralelo, vale recordar que en Nación están trabajando con el proyecto para semaforizar y mejorar la accesibilidad de esta arteria fundamental que, con el crecimiento demográfico y estructural, quedó casi en el medio de la ciudad.
“Es una ruta cada vez más transitada, donde hay cada vez más accidentes y tenemos un sector del barrio que cruza a la Escuela 56 pero no hay una pasada segura. El puente cerca de la rotonda de Rauch no está correctamente iluminado y han ocurrido algunas situaciones difíciles por la oscuridad”, describió Rey.
Por último, la integrante de la Mesa ahondó que representa una gran satisfacción la presentación del informe y el hecho de poder convocar a todos los actores involucrados para dar a conocer qué está pasando en los barrios, en pos de hallar soluciones tangibles.
“Es un esfuerzo enorme poder hacerlo y luego, como Mesa, nos tendremos que sentar a planificar cómo cada una de las problemáticas se traduce en trabajo”, finalizó.