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Guanaco: una alternativa de desarrollo sustentable
De acuerdo con especialistas, esta especie puede ser una alternativa de desarrollo económico para las poblaciones.
El guanaco (Lama guanicoe) es uno de los camélidos con mayor distribución territorial en América del Sur, y posee una de las fibras más finas del reino animal, muy apreciada por su impermeabilidad y suavidad en el mercado textil internacional.
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En la actualidad la comunidad científica debate la importancia de esta especie, no sólo desde el punto de vista de su desarrollo sustentable sino además como un actor importante para prevenir el avance de la desertificación que afecta al territorio patagónico.
De acuerdo con Gabriela Lichtenstein, investigadora adjunta del CONICET, Presidenta del Grupo de Especialistas en Camélidos Sudamericanos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la fibra de guanaco llegó a cotizar hasta 180 dólares el kilo, mientras que la lana de oveja llega sólo hasta 5 o 6 dólares.
“Santa Cruz es la provincia con mayor cantidad de guanacos de la Argentina, que tiene las mayores poblaciones de este camélido en el planeta. Somos el único país del mundo en condiciones de exportar fibra de guanaco y hasta podría transformarse en una especie bandera”, asegura la especialista.
Pero además de su potencial explotación textil, la preservación de los pastizales y los ecosistemas podrían ayudar a frenar el avance de la desertificación que afecta al territorio patagónico.
Allí, el ganado ovino es una de las especies más explotadas por su lana. Sin embargo, la introducción de millones de ovejas durante los siglos XIX y XX llevó a una sobrecarga de herbívoros en los ecosistemas áridos y afectó profundamente arbustales y pastizales templados.
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Ricardo Baldi, investigador adjunto en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) explica que guanacos y ovinos comparten un 83 por ciento de sus preferencias dietarias en la Patagonia e históricamente los primeros fueron desplazados para dejarle lugar a los segundos, que no evolucionaron en los ecosistemas nativos y mantuvieron una presión de pastoreo muy alta por más de un siglo.
Además, el guanaco al tener almohadillas en los dedos impacta menos en el suelo y por lo tanto preserva mejor los pastizales que las ovejas y sus pezuñas. Son también más eficientes a la hora de alimentarse porque digieren mejor los pastos secos, reciclan mejor el nitrógeno y por lo tanto consumen menos alimentos, fundamental durante épocas de sequía.
“Durante los últimos 10 mil años el guanaco fue el único gran herbívoro de amplia distribución en ecosistemas áridos de América del Sur”, asegura Baldi. Según datos históricos, las poblaciones en épocas precolombinas llegaron a 30 o 40 millones de ejemplares desde el norte de Perú hasta la isla Navarino – en el extremo sur de Chile – sin que resultara en una degradación de los ecosistemas nativos.
Alternativa productiva
En la actualidad no se conoce con precisión cuántos guanacos viven en el país. La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación publicó en 2008 el Primer Censo Nacional de Camélidos Silvestres, pero sólo consideró los animales que vivían al norte del Río Colorado, que demarca el límite superior de la Patagonia.
Los datos disponibles para la Patagonia se restringen a algunas áreas específicas y no se cuenta con datos disponibles a escala regional. Para Lichtenstein es necesario conocer el estado de las poblaciones y elaborar una propuesta técnica sólida que proporcione las bases para el desarrollo de un plan de manejo.
“En este sentido, los investigadores de CONICET tienen mucho para aportar y articular el resultado de sus investigaciones con la planificación de la gestión de este recurso”, asegura.
Por: Ana Belluscio.