Por Daniel Xodo

(Breno. Caudillo galo. Siglo IV a.C. “Non auro, sed ferro, recuperanda est patria” -No es con el oro sino con el hierro que se recupera la patria-. Marco Furio Camilo. Militar romano. 446 a.C/-365 a.C.)

Siglo IV a.C. Roma ha estado bajo la influencia de los etruscos que incluso le han trasmitido gran parte de su cultura y ha sido gobernada por reyes de ese origen. La violación de una dama romana por parte de un hijo del rey Tarquinio (llamado el Soberbio) fue el detonante de la furia contra la monarquía y sus abusos. Los romanos se liberan de sus reyes y luchan contra pueblos vecinos expandiendo su dominación territorial.

Marco Furio Camilo, ya afamado por su comportamiento en batalla, es nombrado Censor y posteriormente Tribuno. Vence a los pueblos vecinos que rodean Roma, -equos, volscos, fidenenses, faliscos, veyenses- y es nombrado dictador en Veyes (hoy Formello, cerca de Roma). Es honrado con un triunfo por los romanos y -según algunos autores– nombrado Cónsul.

Roma avanza hacia el norte, domina el Lazio y la Toscana, pero está ahora expuesta a las incursiones de los galos que antes combatían con los otros pueblos.

Marco Furio Camilo, reverenciado por su valor militar, es acusado de un mal reparto de un botín de guerra (se lo dio a los templos en lugar de repartirlo como era costumbre) y se exilia.

Los galos, pueblo celta que habitaba lo que actualmente ocupa Francia, Bélgica, Suiza y parte de Italia, se expanden y llegarán incluso a una región que tomara el nombre de Galacia, en la actual Turquía; codician la riqueza de que dispone Roma. Y avanzan hacia ella.

Breno acaudilla esa migración de tribus belicosas que asuelan el territorio que pisan y aterrorizan por su aspecto y conducta. Derrotan a etruscos y romanos y sitian Roma, pero no pueden tomarla por la feroz resistencia romana y la carencia de aprovisionamiento. Entonces propone abandonar el sitio a cambio del pago de 500 kg. de oro.

Los galos hacen trampa con la balanza y se suscita la discusión. Ante ello, Breno se quita su espada y la arroja al platillo para incrementar el oro que deben aportar los romanos con la frase “Vae victis” (¡Ay de los vencidos!).

Es durante estos desacuerdos que se presenta Marco Furio Camilo y niega el acuerdo, aduciendo que no es válido sin su autorización ya que él como dictador debe autorizarlo. Convoca a la guerra nuevamente y lanza su no menos famosa frase: “Non auro, sed ferro, recuperanda est patria” (“No es con el oro sino con el hierro que se recupera la patria”).

Finalmente, los galos son derrotados completamente y abandonan la lucha, y Marco Furio Camilo es alabado y recibe el apelativo de Segundo Fundador de Roma.

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Vae victis (¡Ay de los vencidos !)