Un buen año, en la medida del esfuerzo y la adaptación
Soy optimista. Moderadamente optimista.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailVeo una Argentina distinta, más previsible, que exige que nos adaptemos y que cada uno tenga que organizarse cada vez más en su trabajo o negocio siendo consciente de que estamos ante una sociedad mucho más informada, que busca cosas cada más puntuales y que fuerza a estar a la altura de nuevas demandas.
Creo que 2025 va a ir generando crecimiento, pero a todos nos va a exigir más atención en nuestro lugar, el que sea: si sos empresario cuidando tu empresa, si sos empleado cuidando tu trabajo y si sos funcionario del Estado cumpliendo con lo que tu responsabilidad requiere.
No hay más espacio para la falta de profesionalismo, en ningún nivel. Eso no tiene marcha atrás.
Luz al final del túnel
Venimos de un 2024 difícil. Pero hacia fines de año ya empezamos a ver una mejoría, no sólo en las ventas propias sino en general: proveedores, colegas, todos, comenzaron a visualizar el final del túnel.
Evidentemente cambió la macroeconomía. ¿Es un cambio irreversible? Ojalá. Ojalá no volvamos a lo que fue. No quiero volver a vivir en un país en el que un día te llaman y te dicen “hoy la lista aumentó todo un 50 por ciento”.
Me parece que aún no está todo dicho. Obviamente que, si el panorama económico se estabiliza y los sueldos de bolsillo son mejores, el país va a andar mejor. Falta un montón, aunque es cierto que hay señales que indican que la gente va a tener mucha más estabilidad.
Va apareciendo el crédito y eso te lleva va a pensar en una economía realmente estable.
Sin embargo, no se trata de que este sea un año estable: es necesario que se mantenga por largo tiempo.
Los alquileres y los servicios, por ejemplo, siguen subiendo como antes. Por eso insisto: se debe estabilizar toda la economía, no sólo algunos sectores. De lo contrario, como siempre, volveremos a responder con pérdida de rentabilidad.
Ahora, el crecimiento
El desafío ahora es que el sistema apunte a que el comercio interno sea mejor. En la cabeza de la dirigencia tiene que estar la decisión de que la actividad económica crezca. Si en algún momento se pensó que hacerla caer iba a ayudar a que la baje la inflación, bueno, es el momento de darse cuenta que eso ya terminó y debe venir el crecimiento.
Por eso soy moderamente optimista, porque aún subyace el temor de que se vuelva a desestabilizar la macro y que 2024 haya sido en vano, que aquella baja en las ventas, aquel enorme esfuerzo de todo el comercio no sirva para nada y comience un proceso inflacionario con todos sus perjuicios.
¿Qué queda por hacer de parte de cada uno de nosotros más allá de obligarnos a innovar constantemente en nuestro negocio? Conseguir que baje la carga tributaria, en todos los niveles, nacional, provincial y municipal. Porque nos complican la vida desde Ingresos Brutos –que ya no debería existir- hasta el estacionamiento medido, que es letal para el comercio y tiene un precio altísimo, ridículo, si lo compara con el resto de las ciudades del interior.
Y cuando hablo de baja de impuestos hablo también de baja en tasas municipales o de que no se impongan subas exorbitantes. No olvidemos que la dinámica local puede -y mucho- ayudar a mejorar nuestra realidad comercial.
Por último, considero que el otro gran desafío viene por el lado de la relación de los comercios con las entidades bancarias. Necesitamos poder ofrecer la mejor financiación para el cliente. Más y mejores cuotas, posibilitando el acceso a la cuota sin interés. Ese bajo interés permitirá que el comercio financie a sus clientes.
s factible y requiere el esfuerzo de las entidades intermedias –como la Cámara Empresaria, por ejemplo- y de la voluntad de los bancos.
Por: Emiliano Salvarezza
Vicepresidente de la Cámara Empresaria de Tandil. Propietario de Bianquería Tandil.
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