Se inauguró en Artemio la muestra del artista plástico Julio Fierro
Un universo onírico con reminiscencias infantiles y de la naturaleza se despliega por estos días en la Galería Artemio a través de las obras del artista plástico cordobés Julio Fierro, que arribaron por primera vez a la ciudad.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDueño de un estilo muy personal, el hombre de anteojos y hablar pausado se hizo presente el pasado sábado en el espacio de arte local para compartir ante un buen marco de público la apertura de su muestra titulada Rapsodia.
“Jugué con la idea de mezclar distinta series, no hay una unidad temática, aparecen niños, pájaros, animales, paisajes. Me inspiro en la naturaleza, la adoro. Podría decir que me encanta el mundo infantil. Cuando nació mi hijo, que hoy tiene 20 años, recordé que un amigo psicólogo me había dicho que cuando tuviera un hijo iba a volver a ser un niño. Eso me quedó grabado y fue un poco así. La infancia es un lugar sagrado y eso me quedó. La obra se convierte en una suerte de portal hacia ese mundo, en mi caso perdido porque soy un hombre grande”, le manifestó el artista a El Eco de Tandil.
Diferentes cuadros trabajados con acrílico buscan dar cuenta de un mundo interior enorme, que se alimenta de otras manifestaciones artísticas y autores. Una de las obras, por ejemplo, alude a un cuadro de Antonio Berni donde denuncia la tala indiscriminada de quebracho colorado en el Chaco. Fierro, además, establece un diálogo constante con otros artistas y sus obras.
“Dialogo con lo residual de la historia del arte, entiendo lo residual como ese eco que persiste a través de los libros, de los cuadros. En algunas de las obras aquí exhibidas celebro y homenajeo a Picasso, Litchtenstein, Basquiat, Haring, Miró”, sostuvo. La sensibilidad habita cada fibra de su ser y sus obras pictóricas son el reflejo de aquel territorio fundante de la infancia enriquecido por una mirada original y propia.
¿De qué está hecho el arte? ¿Cómo se narra el mundo? El universo de Julio Fierro está habitado por múltiples maneras de percibirlo y contarlo. Arquitecto, artista visual y músico, el multifacético hombre relata que “conviven en mí todas las aristas, son las cosas que me gustan hacer, me enfoco y lo hago realmente con ganas e interés. Tengo un momento diario en el que pinto, si estoy con alguna obra de arquitectura me siento a pensar en ese encargo en particular. Cuando llego a casa me tomo tiempo para tocar al menos una hora un instrumento. Tengo un piano, un ukelele, cello, elijo uno de ellos para ejecutar.”
Puesto en el aprieto de elegir con qué lenguaje se quedaría por el resto de sus días, Fierro asevera que “ahora te podría decir que con la música. Amo la música, me transporta a otros mundos con más eficacia que la pintura. Para mí la pintura es como meditar, es estar horas frente a un plano, al menos de la manera en que yo pinto, porque soy muy detallista. Entro en ese universo y me quedo horas, la música me hace vibrar.” El artista cuenta que tiene dos bandas con sus amigos, Los Bagres y Atlético Bizarro. El sonido que produce un instrumento, la voz, la interacción con otras personas lo cautivan y amplían su mundo sensible.
El nombre que nuclea a la muestra parte, justamente, de una concepción musical. “A la rapsodia se la podría definir como un ensamble de canciones, de composiciones musicales sin un hilo conductor. Aquí lo que hice fue trabajar con la idea del ensamble, de unir partes inconexas, en este caso imágenes visuales, y hay cuatro o cinco series que mezclo. La serie de las pampas infinitas (cuadros apaisados), donde hay un horizonte en el que transcurren las escenas que remiten a las Road Movies, de las que Jack Kerouac y Wim Wenders son referentes, están inspiradas en eso literalmente”, agrega Julio, que también recupera elementos del cine y la literatura para componer sus obras.
En el arte, hay sensaciones tan concretas que desbordan la obra en sí y tienen de golpe una claridad tan inesperada que hacen aguantar la respiración. Interpelan. Interrogan. Muestran el mundo.
Correr. Huir de los recuerdos enquistados para no acabar consumido en ellos. Dejarlo todo atrás. Poner distancia. Desaparecer e intentar sanar las heridas. Agotar el cuerpo hasta caer extenuado. Olvidarlo todo. Perderse en el silencio y sobrevivir al amor. (París, Texas, Wim Wenders, 1984).
Porque tal vez un artista esté hecho de todas estas cosas. Y el arte sea un modo de supervivencia.
Los artistas locales también están presentes
En la planta alta de la Galería presentan “Registro de acciones”, una propuesta instalativa que reúne a tres artistas tandilenses por adopción: Enriqueta Bustillo, Teruca Pereyra Iraola y Margarita Rocha.
Esta búsqueda pretende trabajar con la singularidad del mundo interior de cada artista, con la búsqueda de aquello que resiste o logra preservarse del mundo exterior.
El trabajo se focaliza en la experimentación y el intercambio de los artistas en dialogo, al mismo tiempo que el espacio se construye como un ámbito contenedor donde se reconfigura lo material y lo simbólico.
Galería Artemio y su búsqueda artística
La galería está localizada en una casona antigua considerada Monumento Histórico de Tandil. Un lugar puesto al servicio del arte y al encuentro entre los diferentes actores involucrados.
“Artemio es muy curioso en la concepción de sus proyectos, entonces investigamos quiénes son los artistas argentinos que tienen que ver con la mirada contemporánea que tenemos sobre la galería. En el caso de Julio Fierro, su propuesta es una composición muy fantástica, es muy interesante desde el contexto natural y los personajes que interactúan. Y para estas vacaciones nos pareció que era un proyecto que tenía que ver con la mirada de toda la familia, es un lenguaje que pueden compartir los chicos y los grandes”, se explaya Alba Suriano, una de las gestoras detrás del proyecto Artemio.
Alba resalta la preocupación del espacio por buscar referentes del orden nacional en diálogo con artistas de la ciudad. “En el primer piso se exhibe la muestra Registro de acciones que tiene obras de tres artistas de Tandil, pretendemos fortalecer a los protagonistas locales y acercar a los espectadores tandilenses obras que están transitando otros escenarios, proyectos que están instalados en otras ciudades”, explica.
Del arte, la belleza y la democratización del acceso a las obras, la especialista considera que “el lenguaje va mutando pero la idea es que lo atraviesa esta nueva mirada. Para mí la belleza es el proceso de algo que se está gestando, es la creación, es ese mundo interior que de alguna manera queda plasmado más allá del elemento matérico que lo representa. Ese momento tan íntimo del artista entra en otros universos cuando el espectador lo decodifica.”
Un universo de belleza y mensaje en el que la obra comunique, “es tan bueno irse con una pregunta como con una respuesta, que al espectador le quede una incógnita para resolver y vuelva a la galería”, expresa Alba.
Desde Artemio proponen desmitificar la idea preconcebida de que el arte y las galerías son solo para los que entienden. Derribar prejuicios y lograr que la experiencia artística se vuelva colectiva es uno de los motores que impulsa al espacio. “Cuando el tiempo no s acompaña hacemos Artemio en la vereda y es para que la gente se acerque, disfrute, sienta algo y se anime a entrar. El desafío de este momento es ese, para las nuevas generaciones es más sencillo, hay muchos lenguajes más participativos que le dan protagonismo al público, se sienten parte y se vivencia desde otro lugar”, profundiza.
El espacio de arte ofrece, además de las muestras mensuales, talleres, workshops, presentaciones de libros, visitas de grupos de estudiantes y docentes, en pos de acercar una herramienta a quien lo necesite.
El arte como mercado
La compra y venta de obras de arte es un mercado aún incipiente en la ciudad, pero desde Artemio pretenden ejercer una labor docente al respecto y educar la mirada para formar potenciales compradores y coleccionistas. “No tenemos un coleccionismo fuerte, estamos iniciando este camino, pero esperamos que sean muchas las galerías que abran para ir en el mismo sentido de convencer a un público sensible. Por un lado de que tener arte es bueno por el alma, y por otro de que es un producto que no pierde vigencia e incrementa su valor en el mercado. La obra de arte siempre aumenta su valor”, concluye Alba Suriano.
Durante las vacaciones de invierno la galería estará abierta de martes a viernes de 14.30 a 18.30 y sábado de 10 a 13 y de 16 a 20.
Marconi 1101 (esquina 4 de abril)
Teléfono: 0249 4427911
Contacto: alba@galeriaartemio.com.ar ceres@galeriaartemio.com.ar
Tandil – Bs As – Argentina
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios