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Palotes Bowling, 25 años de una empresa familiar
Atendido por sus propios dueños desde el inicio, el sitio ha ido creciendo a la medida que perfeccionó su servicio, transformandose en un icono del entretenimiento en la ciudad.
Un 20 de enero de 1999, en un segundo piso de un edificio ubicado en San Martin al 400, nacía uno de los sitios de entretenimiento más icónicos de la ciudad, Palotes Bowling.
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Una empresa familiar que apostó por traer los bolos a Tandil, y que a raíz del esfuerzo de cada uno de sus integrantes ha ido creciendo y cosechando una gran cartera de clientes que vuelven a elegir el lugar para pasar un buen rato con familia y amigos.
Además desde hace muchos años es sede de diferentes torneos de la Liga Argentina de Bowling, en los que una gran cantidad de deportistas visitan la ciudad y disfrutan de las amplias y confortables instalaciones que tiene Palotes para ofrecerles.
25 años de historia
Juliana, una de sus encargadas, dialogó con El Eco Multimedios, y repasó las historia de este mítico lugar, que se gestó a raíz de los esfuerzos de su padre, Oscar Berguño, un valiente y visionario emprendedor al que recuerda con mucho amor.
“Mi papá toda la vida trabajó con lugares de videojuegos con pooles, con maquinitas y demás. Y cuando se vino a vivir a Tandil tuvo una sala de juegos en la calle Belgrano que se llamaba Play Kid y bueno y el mismo hombre que le vendió los pooles, le dijo ‘che, tengo un bowling’", narró.
Sin conocer mucho sobre el tema, pero entendiendo que era una oferta única para la ciudad, Berguño aceptó e instaló cuatro canchas en el segundo piso del edificio céntrico donde hoy en día funciona la Afip, confiado en que sería una novedad para los tandilenses.
Juliana estaba estudiando en capital, y decidió volver para acompañar a su padre en esta aventura. Así fue como abrieron sus puertas, un 20 de enero de 1999, después de casi medio año de trabajo en el armado del lugar.
El bowling en aquella época se asociaba con la nocturnidad, y tal y como explica Julieta, “fue complicado generar un ambiente familiar, sobre todo porque era arriba, por escalera, y la verdad que pensamos que iba a costar mucho más atraer a la gente”.
Lo cierto es que los clientes no tardaron en llegar, y lentamente la sala empezó a crecer y a mejorar constantemente su servicio. Aun así, no conformes con estar en un segundo piso, finalmente se mudaron a la calle Rodriguez, al lado del Grill Argentino.
Allí adquirieron dos maquinas más y contaban con un espacio más amplio para acaparar a la creciente clientela, fascinada por tener un lugar donde disfrutar del entretenido deporte de los bolos.
“Cuando se nos terminó el contrato ahí, no nos renovaron, nos vinimos para acá de casualidad, porque la gente de lo que en esa época era Toledo tenía este espacio muerto. Mi papá venía día por medio a tomar café, a ver si le daban las medidas, y cuando se lo vinimos a proponer les encantó la idea”, contó Juliana sobre el origen de la locación actual.
Refirió que el hecho de estar ubicados en el mismo predio que un supermercado, terminó de atraer al público familiar, y pasaron de trabajar por la noche, a tener mayor actividad durante el día.
“Gracias a eso nos fuimos haciendo más conocidos, sumamos dos máquinas más, con el objetivo siempre de poner las máquinas automáticas. Porque hasta ese momento trabajabamos con jóvenes que paraban los palos manualmente, la verdad que era terrible, era un trabajo que no estaba nada bueno, y era difícil conseguir empleados”, comentó.
Mirar hacia atras para apreciar el recorrido
Finalmente, luego de mucho trabajo y esfuerzo, lograron comprar la maquinaria automática, transformándose en el Palotes que hoy puede verse, con cientos de familias y profesionales del deporte que los eligen por su calidad de atención y de instalaciones.
El 20 de enero de 2024, “no es un día más, son 25 años en los que si miramos para atrás, podemos ver todos los sueños que con empeño y sudor se hicieron realidad”, asegura Juliana, quien hoy se encuentra al frente del negocio junto con su esposo Daniel.
Fueron muchos los amigos que los ayudaron a avanzar, con los que siempre estará agradecida por el apoyo durante todo este tiempo de aprendizaje y superación.
“Hay un montón de familias a las que vimos crecer, primero ellos y después sus hijos nos acompañaron. Son 25 años donde se han jugado los torneos argentinos y provinciales más importantes del país. Que sea el bowling de palo chico más grande de la Argentina nos llena de orgullo” explicó.
Finalmente recordó con emoción a su amado padre, “el hacedor de este sueño, que hace muy poco nos dejó y que fue, es, y será mi referente”.