Automovilismo zonal
El insólito roce de las aeronaves
La definición del campeonato de Turismo Carretera de 1987 pudo haber estado marcada por la tragedia.
El cierre del certamen 1987 de Turismo Carretera en Tandil tenía grandes expectativas y aprontes ese domingo 20 de diciembre, clausura de un campeonato y el desarrollo de una carrera definitoria. Medios de distintos lugares del país llevaban las alternativas del «Premio Coronación» de la máxima, en el panorámico reducto de las sierras.
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Algunas organizaciones dispusieron ese día hasta tres aeronaves para la cobertura de la convocante entrega, nadie quería perder detalle alguno, de una definición excitante.
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El equipo Campeones (LR 1 Radio El Mundo), dirigido por Carlos Alberto Legnani, utilizaba tres aviones del Aero Club Tandil. Otras máquinas similares cumplían idéntica función para otras entidades periodísticas, surcando el horizonte serrano, para emitir las alternativas y vivencias de la gran carrera que tuvo dos etapas o series, quedando la clasificación final por suma de tiempos.
El parcial inicial se desarrollaba promediando la mañana, las aeronaves viajaban arriba de los punteros, otras sobrevolando la quinta o sexta fila y, en el caso del equipo de Radio El Mundo, tenía un tercer avión para utilizarlo en la zona de atrás o emprender alguna cobertura donde se producía lucha o alguna eventual urgencia.
Los aviones de punta estaban a cargo del ingeniero Carlos Echeverry y Miguel Fantini, con los dos relatores desde el aire, Guillermo De la Barrera y Andrés Galasso.
“Con la carrera en movimiento, el Cessna que tenía a Fantini (piloto Aero Club Tandil) y relator Guillermo De la Barrera, estaba asignados a sobrevolar la punta, pero en un momento debió retornar para localizar a uno de los autos punteros que se había retrasado entre Montecristo y La Porteña. A su vez, en el otro Cessna 182 íbamos filas más atrás (Carlos Echeverry) con el relator Andy Galasso, en ese lapso nos informan que teníamos que localizar a los autos de avanzada. El plan estaba de esa manera, nosotros ir a cubrir transitoriamente a los autos que marchaban adelante. En la Ruta 74 ubicamos la posición. Hasta allí todo bien, pero la gran sorpresa y asombro fue que en ese momento apareció y se nos vino encima la otra aeronave que había retornado a la posición original. El susto y tensión fue enorme porque el horizonte estaba poblado de aviones y las dos máquinas (del Aero Club Tandil y Campeones), se encontraron en una posición incómoda y de alto riesgo, volábamos en la zona de “Los Mimbres”. Nos rozamos en vuelo, arrancando con la pala del “172”, un trozo alar de nuestro avión. De allí, movimos urgente al Club de Planeadores para aterrizar, el otro Cessna pudo continuar con la carrera. En esa instancia, creí que se había desprendido una de las ruedas y le dije a Andrés (Galasso) que teníamos que salir rápido cuando aterricemos, porque no sabia que comportamiento podía tener el avión. La sorpresa fue mayúscula cuando descendimos, la máquina pudo carretear y así logramos salir ilesos. Después de algunas horas, nos dimos cuenta que pudo ser muy grave y trágico. El 20 de diciembre no lo olvidaré jamás. Recuerdo que a la tardecita de ese domingo, localizamos un trozo del ala, que aún la conservo”, le comentaba el ingeniero Carlos Etcheverry a vertigomotorsport.com.