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A 27 años del crimen de José Luis Cabezas
A 27 años de un asesinato que marcó la historia del periodismo en la Argentina, el repaso del icónico caso, como solo El Eco Multimedios puede contarte.
El 8 de agosto de 1995, en una sesión del Congreso de la Nación en la que se discutía la privatización del Correo Argentino y la presencia de mafias enquistadas en el poder, el en ese entonces ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, ponía en boca de todos el nombre de Alfredo Yabrán, un magnate empresario que hasta ese en momento se mantenía prácticamente en el anonimato.
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El funcionario, haciendo uso de su verborragia y efusividad, sacó a la luz que, a través de testaferros, Yabrán era dueño de Ocasa, Andreani, Oca, Edcadassa, Interbaires, Intercargo, Saprán Techno, Sarán SA y Hy Med, entre otras firmas que para el economista eran “fantasma”.
La carrera por conseguir el rostro del momento
A partir de aquella sesión, el empresario, que en los papeles sólo declaraba empresas menores y sobre el que ni siquiera se conocía la cara, fue el objetivo de todos los medios de comunicación de la época, que ansiaban por develar la verdad sobre el misterioso personaje.
Entre medio de las sospechas sobre Yabrán y la maratónica carrera periodística por sacar un titular sobre el tema, finalizó el año 1995, y comenzó, en tiempos de excentricidades menemistas, la glamorosa temporada de verano de 1996.
En ese entonces, el epicentro turístico elegido por la mayoría de las celebridades y millonarios del momento era la ciudad costera de Pinamar, compitiendo codo a codo con Punta del Este, en Uruguay.
Es por eso que la gran mayoría de los medios de comunicación tenían enviados especiales allí, cubriendo todo lo que ocurría en la farándula, entrevistando a las celebridades en la playa, haciendo honor a la ostentosidad mediática de aquellos años.
En este contexto aparecen en escena dos de los protagonistas de esta historia, los reporteros gráficos José Luis Cabezas y Gabriel Michi. Ambos trabajaban para “Noticias” una de las revistas informativas más leídas del periodismo argentino en aquel entonces.
Mientras realizaban diferentes coberturas en Pinamar, fotografiando a una gran cantidad de celebridades, (entre ellas a Diego Armando Maradona), el objetivo principal era poder retratar al esquivo empresario postal.
Yabrán se jactaba de que los medios no tuvieran imágenes suyas. Se le atribuye una frase: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente". Y decía que ni siquiera los servicios de inteligencia tenían su retrato.
Es por eso que los dos reporteros tendieron una nutrida red de contactos y planificaron el ansiado momento de la fotografía. Según contó el propio Michi, ya tenían una investigación resuelta sobre irregulares inversiones del magnate, y lo único que restaba conseguir era lo que nadie tenía. Una foto para ilustrar la nota.
Así fue como una de sus fuentes les aseguró que el empresario se encontraba en la localidad costera, por lo que averiguaron la dirección de la casa donde se alojaba, y montaron guardia en las cercanías. Así lograron una primera tanda de imágenes en las que se veía de espalda al hombre de negocios. La cara no lograba divisarse y por lo tanto no tenían utilidad.
Lejos de bajar los brazos, continuaron investigando y descubrieron el parador playero al que asistiría el magnate y se enteraron que cerca de las cuatro de la tarde iría a caminar a orillas del mar.
Desde el estacionamiento del parador, José Luis tomó una nueva serie de fotos en la que se veía a Yabrán sentado en una reposera. Las sacó con un lente largo apoyado sobre el hombro de su compañero. Pero faltaba una foto de frente, un retrato claro de aquel rostro tan requerido.
La captura más deseada
Bajaron a la playa, y allí ocurrió lo que relató, con lujo de detalles, Gabriel Michi, en un fragmento de su libro "Cabezas. Un periodista, un crimen, un país" de 2016:
“Fue ahí cuando lo vimos venir caminando con su mujer hacia nuestro lado. Encaraba una caminata costera pero la cantidad de gente y la proximidad entre el lugar desde donde salía el empresario y el nuestro impidieron que José Luis pudiera fotografiar ese momento. Decidimos esperar con la lógica del sentido común que señala que si se fue, tiene que volver. Y esa lógica funcionó. Nos quedamos atentos mirando para el norte y después de 40 minutos vimos a la distancia que Yabrán y su mujer se aproximaban hacia donde estábamos, y supimos que ese iba a ser «el» momento. Entonces, con mi mujer nos pusimos en pose de turistas mientras que José Luis simulaba que nos fotografiaba. Pero en realidad estaba fotografiando a Yabrán y su mujer. Ambos caminando en forma distendida por la playa. Nosotros en un primer plano ficticio y en paralelo pero detrás, la verdadera fotografía. La del hombre más enigmático de la Argentina, gozando de la invisibilidad que había construido por años”.
La icónica imagen tomada por Cabezas fue una lanza en el talón de Aquiles del empresario multimillonario; que por primera vez tenía una cara asociada a su apellido; y la sentencia de muerte de José Luis. Pero también fue una obra periodística, que significó el destape de una vida oculta y marcada por los negocios entre el sector privado y el Estado.
La revista “Noticias” publicó la ansiada foto en la tapa de la edición del 3 de marzo, con el título “Yabrán ataca de nuevo”, compartiendo con todo el país el rostro del magnate del que todos hablaban. Para Cabezas, fue el inicio de su fin.
No se olviden de Cabezas
Durante todo 1996 recibió amenazas. El 15 de diciembre de ese año volvió a Pinamar para iniciar una nueva temporada. Ahora el nuevo objetivo que tenían con Gabriel Michi era conseguir una entrevista con Yabrán, pero el empresario tenía unos planes muy diferentes para con el reportero.
En los primeros días de enero José Luis encontró que una de las ruedas del auto en el que se movían estaba pinchada. Se la habían cortado intencionalmente. El hecho ocurrió diez días antes de su trágico final.
En la madrugada del 25 de enero de 1997, Cabezas y Michi estaban cubriendo la fiesta de cumpleaños del empresario Oscar Andreani. Cerca de las 4, Michi decidió irse porque al día siguiente era su cumpleaños y unos amigos iban a visitarlo. Casi una hora después, Cabezas dejó el festejo y se fue en el Ford Fiesta que la revista “Noticias” les había alquilado para cubrir la temporada en la ciudad costera.
Llegó a su casa, y ahí fue cuando el ex comisario de la Policía Bonaerense, Gustavo Prellezo, exclamó: “Ahí está. Metanle caño y tráiganmelo”. Horacio Braga y Sergio Gustavo González, integrantes de la banda criminal “Los Horneros”; contratada por el jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos; lo golpearon y lo subieron al auto de Noticias.
Braga manejaba y González lo apuntaba con el arma. En el Fiat Uno, conducido por Prellezo, iban también los otros dos horneros, José Luis Auge y Miguel Retana. Los dos autos tomaron la ruta 11 hacia la ciudad de Buenos Aires, y a los ocho kilómetros doblaron en un camino de tierra.
Estacionaron al costado de una cava. Prellezo introdujo el auto de Noticias dentro de la misma. Hizo colocar a Cabezas de rodillas en la tierra, y efectuó los dos disparos que acabaron con su vida. Acto seguido, fue hasta su auto, tomó unos bidones con combustible y le ordenó a Braga que rociara el coche con el combustible. En segundos, el fuego lo cubrió por completo.
Luego de hallar el auto incendiado y de realizar las investigaciones policiales correspondientes, se corroboró que el cadáver carbonizado que se encontraba en el interior del Ford Fiesta pertenecía a Jose Luis Cabezas, fallecido en manos de la mafia argentina, y transformado posteriormente en un icono del periodismo en la Argentina.
Tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en su cavidad craneana. Cuando fue asesinado, tenía 36 años y una pequeña hija.
Seis días después, el 31 de enero de 1997, la revista “Noticias” publicó su edición con la tapa completamente en negro. Héctor D'Amico, su director en aquel entonces, explicó que "fue tal el impacto que bastaba con la metáfora de una tapa negra sin título, sin foto, sin nada".
En la edición del martes 28 de enero de 1997, El Eco de Tandil dedicó dos de sus páginas al asesinato del fotografo, en las que se informaba que se habian confeccionado identikits para tres de los sospechosos del crimen, y que el Gobernador Bonaerense de aquel entonces, Eduardo Duhalde, ordenó que se ofrezca una recompensa monetaria para aquellos que aporten datos esclarecedores sobre el caso.
Este jueves 25 de enero, a 26 años del homicidio, El Eco Multimedios vuelve a revivir su historia una vez más, por que desde su fallecimiento hasta el día de la fecha, la frase “no se olviden de Cabezas” ha sido el bastión para continuar recordando el hecho que marcó un antes y un después en la historia del periodismo argentino.