Se festeja hoy en el país el Día del Agente de Viajes. La fecha escogida tiene que ver con la celebración de la Primera Asamblea General Constitutiva de la que pasaba a ser la Asociación Argentina de Agencias de Viajes, Turismo y Afines (Aaavytya), el 27 de abril de 1951.

En la ciudad, Juan Carlos Tangorra es un reconocido agente, una voz autorizada para trazar un panorama acerca de la actualidad del rubro:

“En materia de turismo, hubo un antes y un después con la pandemia. Antes de ella, ya existían los portales a través de los cuales se efectuaban ventas de viajes, sin asesoramiento.

Con la pandemia, la gente comenzó a quedarse sin respuestas en algunos aspectos, y eso de alguna manera potenció nuestro trabajo, y como agente de viajes, pasamos a estar valorados de una forma en la que antes no lo estábamos.

Después de la pandemia, la gente empezó a darse cuenta de que no es nada malo contar con un agente de viajes.

Los circuitos turísticos han venido creciendo. Se suponía que, con la influencia de internet, eso iba a disminuir, y en realidad hay más circuitos respecto a años atrás. Hace más de cuarenta años que se trabaja con ellos.

La gente está teniendo más confianza en el agente de viajes, a quien en principio se lo utilizaba como ayuda ante cualquier cosa que surja, o sea, para sacarte un problema de encima. Después, se dio cuenta de que nuestro trabajo está un poco más allá de todo eso. Ahora, la gente también deposita su confianza, valora el destino que podemos ofrecerle sabiendo que está acorde a las expectativas del pasajero. Eso nos ayudó a poder seguir trabajando en un contexto tan complicado como el de la República Argentina”.

-¿A qué puntos turísticos están más abocados actualmente?

-A todo lo que tiene que ver con el Caribe, Europa, Estados Unidos…se deprimió todo lo que es mercado interno y se revalorizó el exterior, tiene que ver con el contexto económico.

Está faltando la posibilidad de brindar cuotas al pasajero, hay gente que tiene familiares en Europa, pretende viajar a visitarlos y no lo puede hacer porque no dispone del efectivo para cubrir la totalidad del viaje.

-¿Directamente no existe la financiación?

-Con tarjeta de crédito, se plantea esa cuestión de tres pagos, pero tenés que tener todos realizados casi sesenta días antes de subirte al avión, es como que termina siendo lo mismo.

Más allá de esa limitación, se está trabajando muy bien en algunos aspectos, pero suele haber vaivenes, los contextos políticos tienen mucho que ver. Éste es un año de elecciones, hoy la gente está comprando viajes pero a partir de agosto posiblemente disminuya la venta, dado que el cliente estará a la espera de ver qué pasa con el tema de las elecciones.

-¿También se fue modificando la extensión de los viajes?
-Exacto, notamos cambios en eso. Antes de la pandemia, en un circuito a Europa te ibas 30 ó 35 días. Uno intentaba amortizar el valor del viaje y aprovechaba para quedarse muchos días. De pronto, gastabas un dinero similar yéndote 15, 40 o hasta 90 días. Entonces, la gente se iba todos los días que podía. Ya no existen esos circuitos europeos de 40 días. Hoy, la gente, ya sea en el marco de un programa turístico o habiendo comprado sólo el pasaje aéreo, como mucho se queda 22 ó 23 días. Incluso, tenemos casos de gente que se va 12 ó 13, cuando puede parecer increíble que invierta semejante dinero en pasajes para quedarse tan poco tiempo.

-También, ante una mayor permanencia, se incrementa el costo de hospedaje.

-Sí, pero la gente no plantea eso. No se refiere a lo económico cuando toma la decisión de ir tan pocos días, sino a que no tiene la disponibilidad de días suficiente. Porque algunos paran en casas de parientes.

Igualmente, esa gente que se va 12 ó 13 días, valora que al menos puede viajar. No te muestra resignación, sino el orgullo de poder hacer un viaje de esa naturaleza. Hoy, la gente prioriza el hecho de viajar, no la cantidad de días que pueda permanecer en el destino.

-¿Los circuitos turísticos son rígidos o se pueden amoldar a las pretensiones del cliente?

-El agente de viajes está dedicado a armar, de la mejor manera posible, algo que tenga que ver con el deseo del pasajero. Obviamente, que éste se va a encontrar con ciertas limitaciones. Las mismas tendrán que ver con los alquileres temporarios, ese tipo de cosas no está muy al alcance del agente de viajes.

Actualmente, un agente te puede ofrecer una asistencia médica, algo que antes era un gasto y hoy se volvió una necesidad. En los portales, hay mucha oferta de ello pero no sabés qué estás comprando, medianamente un agente de viajes te puede orientar.

-Brasil siempre emerge como un destino tentador.

-En 2024, explotó. Los medios de comunicación sirvieron para que así sea. En agosto, comenzaron a informar que Brasil era un destino económico, lo cual era verdad. En ese momento, Argentina estaba desfasada con los valores. La gente empezó a comparar y se volcó directamente a Brasil.

En diciembre, la prensa empezó a comunicar que las aguas, en Brasil, estaban contaminadas, que había casos de personas con problemas intestinales. A esa altura, ya estaba todo vendido.

Las aguas contaminadas en Brasil existen hace mucho y a los problemas intestinales se expone cualquiera que toma agua en un lugar que desconoce, también la temperatura influye.

Esa información no generó ningún tipo de cambio, la gente se fue igual. No entiendo bien lo de la prensa, es como esa misma mano que a veces te ayuda y, en otras, te destruye.

-¿Tiene que ver con intereses creados?

-No puedo plantear que exista algo así, lo desconozco. Lo que hace la prensa es comunicar y cada medio comunica lo que le parece más apropiado. Si un medio difunde que Brasil es más económico, el resto empieza a “levantarlo”, quizá sin otra intención que elevar su rating.

-Seguramente, Brasil se potenció con Franco Colapinto corriendo en la Fórmula 1.

-Totalmente. La Fórmula 1 es un mundo aparte. Más allá de que todos sepan quién va a ganar o quién no tiene chances de hacerlo, tiene una gran aceptación. Es un espectáculo que arrastra muchísima gente. La carrera de noviembre en San Pablo se vendió bien históricamente. El año pasado, mucho más, porque se supo que iba a correr Colapinto. Eso generó que el público le preste mucha más atención a la Fórmula 1 y, de pronto, le surja el deseo de ir a otras carreras, como en Miami, México o Abu Dabi. Y, en algunos casos, pedís el lugar dos meses antes y está todo cubierto, no se consigue.

A nosotros, como agentes, nos llevó a conocer sobre el tema. A descubrir que hay autos mejores que otros, a conocer marcas, pilotos y demás. Fuimos aprendiendo gracias a Colapinto.

-¿Qué momento atraviesa Tandil en términos de turismo?

-Sé que hay cámaras y asociaciones que están trabajando muchísimo, poniendo un gran esfuerzo para que esto funcione. Lógicamente, en Semana Santa la cosa va bien, lo mismo que durante los fines de semana largos. Siempre existió la intención de explotar turísticamente la ciudad entre lunes y jueves, las fechas más complicadas. Antes, había muchos más viajantes que visitaban la ciudad y su llegada ayudaba a cierto nivel de hotelería. Hoy, ese viajante está viniendo menos, más pausado, usa más internet sobre otras cosas.

Como todo, en la ciudad noto un crecimiento. Lo que es importantísimo es ver cómo se organiza ese crecimiento. La llegada de esta multinacional de la hamburguesa determina otra Tandil, será un antes y un después. No es mi opinión, es algo que está comprobado, que figura “en los libros”.

Un punto que se plantea es que la hotelería es muy cara en relación a otras ciudades. Hay que evaluar los costos que los propietarios, de un hotel o lo que fuera, tienen para mantener su estructura. Soy de la idea de que uno siempre tiene que tener un muy buen servicio a un precio razonable, y no salir de esa característica. Si apuntamos a trabajar con determinado perfil de público, tenemos que actuar en función de no perderlo.

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