Fuente: archivo El Eco.

Autor: Juan R. Castelnuovo (1935-2022).

La noche del 31 de diciembre de 1871, estaba llamada a ser una de las más notables en la historia de la aldea. No solo por el advenimiento inminente de nuevo año, cargado como todos de esperanzas y de buenos augurios, sino parque, además, estaba todo preparado en el Salón de Fiestas de la Casa Municipal, para el gran festejo del día siguiente, con motivo de la inauguración de una de las primeras sucursales del interior del país del Banco de la Provincia de Buenos Aires, que abriría sus puertas el 2 de enero de 1872.

Todo era alegría, entusiasmo, algarabía, ante lo que constituía un acontecimiento de trascendental importancia cual era el reconocimiento que la instalación del prestigioso Banco implicaba, a las sucesivas metas de progreso que, empeñosamente, se iban alcanzando.

Nada hacía suponer que esa misma noche un tropel de forajidos, comandadas por el santón "Tata Dios", habría de irrumpir en el pueblo degollando a 36 hombres, mujeres y niños, en la que habría de ser la página más trágica v también más oscura de la historia de Tandil.

Se dijo entonces, entre el cúmulo de conjeturas que se hicieron, que el propósito apuntaba al asalto al tesoro del nuevo Banco. Sin embargo, esa habría de ser la menos creíble de las presunciones ante otras motivaciones que fueron quedando al descubierto.

Así comenzó a cumplir, en un modesto local de la calle 9 de Julio al 500, su función de apoyo a la producción, al ahorro, al progreso del pueblo, la sucursal Tandil del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

Eran años -aquéllos que se remontan a poco más de doce décadas atrás- de muchas dificultades. Tanto para los esforzados pobladores, como para la misma institución bancaria, ya que ésta no pudo aguantar más que un lustro las adversidades de la época. No tan sólo en Tandil, sino también en la provincia y en el país.

Así fue como la crisis determinó el cierre de todas las dependencias de la institución provincial, entre ellas la de Tandil. Hasta que, reorganizada la entidad al amparo de mejores perspectivas, allá por 1909, reabrió sus puertas entre nosotros -el 2 de octubre de 1910- incursionando en el quehacer financiero lugareño, para captar importantes capitales que habría de volcar en créditos equitativos para el fomento de la industria -sobre todo agropecuaria- y el comercio de la región.

Por aquel entonces ya la entidad contaba con 34 sucursales.

Gobernaba la provincia el coronel José Inocencio Arias y era Ministro de Hacienda el doctor Cecilio López Buchardo,

El día de la apertura al público, asistieron los directores Dr. Emilio Bunge y Manuel Magdalena, el síndico José B. Casas, el gerente general Virgilio Maffei y el de sucursales Bautista A. Prichard.

Entre los vecinos que bregaron por la instalación de la sucursal y que, además, apuntalaron su desenvolvimiento primigenio, estaban los señores Juan Capdepont, Liborio Brivio, Jorge Dahl, Bernardo Sabatté Laplace y José Carrau.

Juan Espel fue el primer gerente de la sucursal, desempeñándose hasta el 31 de agosto del 18. Le siguieron Francisco Indavere (h) hasta el 10-11-19, Armando Castilla hasta el 11-11 del mismo año, Alfonso Landeral hasta el 18 de enero de 1928, Simón Adot (h) hasta el 18-4-1930, Ricardo Villanueva hasta el 27-12-40. Carlos José Gárate hasta el 30-9-48, Alfredo Mendicochea hasta el 3-11-48. Después le seguirían Adalberto Gil, Juan Manuel Beinstain, Vicente Gerardo Aconcia, Armando Font, Juan Miguel Andrés Roccia Roma, Antonio Ponteprino, Joaquín Almarza, Aldo Mario Zanetti, Darío Adrián Ruax v Héctor Alberto Tessei, entre otros.

Abierto el acto inaugural bajo la presidencia de Capdepont y la secretaría de Brivio, tras una exposición del señor Prichard -esto ocurría poco antes del mediodía- se acordó la inauguración para las tres de la tarde, con asistencia de las autoridades y personas más caracterizadas de la ciudad y la vecindad.

A esa hora, tras la apertura de la clásica botella de champagne, el síndico Casas pronunció un discurso dejando inaugurada la sucursal bancaria. Habló luego Carrau, finalizando el acto a las 4.15.

Capdepont, Brivio, Dahl, Laplace y Carrau, integraron el primer consejo asesor.

El 9 de agosto de 1911, el Banco adquirió el inmueble de 9 de Julio y Pinto -que fuera ocupado el siglo pasado transitoriamente por el templo parroquial- donde desenvuelve actualmente sus actividades.

Allí construyó en 1913 el edificio que fue reconstruido en 1947, tal como se exhibe en la actualidad.

NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 25 años por El Eco de Tandil.

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