Tandil
Tras una reunión entre el Intendente y la policía, reforzarán los controles por las picadas de motos
La problemática vial fue eje de la reunión que mantuvo ayer por la mañana el intendente Miguel Lunghi y los jefes de las dependencias policiales. Definieron un esquema de trabajo y una evaluación semanal para ajustar las acciones.
La preocupación por la seguridad vial puso el tema en la agenda de las autoridades. Mientras se esperan certezas del Ejecutivo sobre la reglamentación del Observatorio Vial y el Concejo Deliberante inicia el análisis de un proyecto para contar con un “picódromo”, la problemática fue eje de la reunión que se celebró ayer por la mañana entre el intendente Miguel Lunghi y la cúpula policial.
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El encuentro se desarrolló en el despacho del jefe comunal, que recibió al secretario de Protección Ciudadana, Atilio Della Maggiora, y al director de Control Urbano Vehicular, Walter Villarruel, y a los responsables de la Jefatura Departamental y de las comisarías Primera y Segunda.
En principio, el intercambio de ayer forma parte de una modalidad mensual en la que el Municipio y la policía abordan temas vinculados a la seguridad en la ciudad y coordinan acciones.
Sin embargo, en esta oportunidad, el diálogo se enfocó en la problemática vial en medio de los sucesos que se registran a diario en distintos puntos de la ciudad, que se suman al reclamo de vecinos por ruidos molestos.
Según pudo averiguar este Diario, los integrantes de la mesa de trabajo evaluaron la situación actual desde distintas miradas e hicieron especial hincapié en la problemática de las picadas y de la inseguridad vial.
Tras un diagnóstico, analizaron las distintas alternativas y las posibilidades de abordaje, acordando un esquema de trabajo a implementarse en distintos puntos de la ciudad.
En principio, y frente al hermetismo para no develar detalles que puedan hacer fracasar el operativo, la Dirección de Control Urbano coordinará junto a la fuerza de seguridad un esquema de controles con horarios y lugares fijos y rotativos para desalentar este tipo de prácticas.
Luego, habrá encuentros semanales para evaluar el resultado de los procedimientos y definir cómo proceder.
Contexto actual
El tema tomó un nuevo impulso en la agenda mediática a partir de una serie de hechos, incluido la presentación de un proyecto de ordenanza que presentó el Frente de Todos en el Concejo Deliberante para la creación de un picódromo, un espacio para las picadas ilegales de motos y autos en espacios de libre circulación.
El fin de semana pasado, vecinos del Lago del Fuerte renovaron su reclamo por la presencia de motos con escapes liberados y música fuerte en el playón y respaldados en lo que fija la ordenanza por ruidos molestos pidieron controles e intervención de las autoridades. “No se puede vivir así, necesitamos que el Municipio haga algo”, suplicó uno de los frentistas a El Eco Multimedios.
La referencia es a la ordenanza 8.867, sancionada en abril de 2003 en el Concejo Deliberante, que prohíbe “producir, causar o estimular ruidos molestos y vibraciones en lugares públicos o privados, cualesquiera sean sus orígenes, cuando por razones de hora o lugar, o por su calidad o grado de intensidad trasciendan a la vía pública o perturben o puedan perturbar a vecinos o causar perjuicios de cualquier naturaleza a personas que operen o manipulen las fuentes que los producen, sean éstas fijas o móviles”.
Días después, se produjo un choque en la Ruta 30 frente a la exEscuela Granja en momentos en que en el lugar se corrían picadas “al igual que ocurre cada domingo”, de acuerdo a lo expuesto a este medio por ocasionales testigos.
El hecho protagonizado por dos automóviles terminó con dos jóvenes heridos, entre ellos, el conductor de uno de los rodados y una espectadora.
El rol del Municipio
Desde el Municipio, el director de Control Urbano Vehicular, Walter Villarruel, compartió con este Diario las razones por las cuales tienen limitaciones para controlar estas peligrosas prácticas.
En primer lugar, aclaró que escapa de la jurisdicción municipal lo que suceda en las rutas y precisó que “no podemos intervenir en las juntadas que hacen en la Ruta 226 y en la 30, en La Porteña y en la Escuela Granja”, que resulta competencia de la policía Bonaerense.
Sobre los ruidos molestos, contó que tenía previstos operativos fijos en puntos conflictivos de la ciudad, y explicó que “tenemos ciertas herramientas para poder controlar, como detener una moto, pedirle la documentación, hacer una infracción o la retención preventiva”.
El director graficó que “cuando más de 70 motos deciden encarar a 80 kilómetros un puesto de control, las herramientas se agotan”, por lo que buscan evitar lesionados o incidentes mayores.
No obstante, ratificó que refuerzan los controles diarios, en diferentes horarios, “y siempre hay más de veinte motos y autos secuestrados por semana”.