Paridad de género
Sólo hay un 19 por ciento de mujeres en la gestión comunal y la disparidad de género gana el Concejo
Pese a las leyes vigentes en el ámbito Legislativo, la composición del Concejo será de 12 hombres y 8 mujeres a partir de diciembre. En el Ejecutivo sólo hay 13 mujeres para 68 puestos jerárquicos. Asimismo, otras instituciones de la ciudad no ostentan una gran participación femenina, pero en los últimos dos años han tratado de revertir la tendencia. Legislaciones, techos de cristal, formas de participación y representación se abren paso para pensar los nuevos escenarios que intentan garantizar igualdad de oportunidades en la vida pública.
Los últimos comicios y los cambios que vendrán a partir de diciembre volvieron a poner en evidencia la disparidad de género que existe en la ciudad. Lejos de constituirse puramente como una crítica, el panorama actual puede ser un punto de inflexión para comenzar a pensar en nuevas formas de organización, participación y disputa del poder.
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En primer lugar, vale reseñar que la Ley 14.848 de Paridad de Género de la provincia de Buenos Aires se sancionó en octubre de 2016 y establece que las listas de candidatos a senadores, diputados provinciales, concejales y consejeros escolares incluyan un 50 por ciento de personas de cada género en forma alternada y secuencial por binomios (varón-mujer o mujer-varón).
La legislación marcó un hito en la lucha por la igualdad de género e inauguró una nueva etapa en el país al garantizar el acceso real de las mujeres a espacios de representación. En 2017, tuvo su correlato a nivel nacional con la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, que regula las listas de candidatos al Congreso de la Nación.
Vale aclarar que la Ley de Paridad vigente alcanza sólo a las listas legislativas, que obliga a intercalar hombre/mujer en las nóminas para garantizar un acceso equitativo a los escaños deliberativos. Por lo demás, las mujeres participan muy activamente de la política, pero en general en lugares de subordinación. En menor medida les permiten ejercer roles de conducción y las estructuras partidarias, en general, todavía no están atravesadas por una concepción de igualdad de género.
Ahora bien, es válido reseñar que los lugares no deben ser asignados únicamente en base al género, sino que es preciso desandar el camino que impide que mujeres tanto o más preparadas que algunos hombres, accedan a puestos de poder por su condición de género.
Además, el hecho de que la mujer siga siendo la que más horas dedica al cuidado de la familia y del hogar implica que encuentra menos tiempo para realizarse y crecer profesionalmente, y que no sea tenida en cuenta justamente por estos motivos.
De este modo, el techo de cristal es esa barrera invisible impide que las mujeres abarquen las mismas posiciones de poder que los hombres, y que está relacionada directamente con las normas y los estereotipos que perpetua las relaciones dominantes a favor de la masculinidad hegemónica.
Una estructura desigual
La gestión del intendente Miguel Lunghi no se caracteriza por desplegar un amplio abanico de oportunidades a favor de las mujeres. El organigrama de autoridades municipales muestra que de las nueve secretarías de primera línea, sólo dos están comandadas por representantes del género femenino: Desarrollo Productivo a cargo de Marcela Petrantonio, y Desarrollo Humano y Hábitat, cuya titular es Alejandra Marcieri.
En los escalafones del organigrama municipal, más abajo aparecen nombres como Juliana Teerink, subsecretaria de Desarrollo Humano; María Riestra, subsecretaria de Desarrollo Urbano; Soledad Gallego, directora de Asuntos Legales; Matilde Vide, directora de Políticas de Género; Lucía González, directora de Discapacidad y Adultos Mayores; Melisa Nielsen, directora de Abordaje Territorial; Micaela Saconi, directora de Cultura; Magalí Verde, directora de Educación; Cecilia Martens como directora médica del Hospital Santamarina; Julieta Vicente en la Dirección de Estadística; Marcela Espino, contadora general; Zulma Ferreyra, directora de Relaciones con la Comunidad; y Raquel Gavarrino, directora de Sistemas Informáticos. Apenas 13 nombres que se destacan en un planta de 68 puestos, los 55 restantes ocupados por hombres.
Asimismo, las delegaciones locales de los ministerios nacionales y provinciales tienen escasa representación femenina. Organismos como PAMI, Anses, Trabajo y Desarrollo Social están en manos de hombres. Las excepciones las encarnan Florencia Mena en la Jefatura Distrital de Educación y Martina Iparraguirre como directora asociada de la Región Sanitaria VIII.
Concejo
En el caso de las concejales es diferente, porque la Ley de Paridad obliga a intercalar mujeres y hombres en las listas. No obstante, en las últimas elecciones primaron las listas encabezadas por hombres: Juan Pablo Frolik en Juntos por el Cambio; Federico Martínez en la nómina de Unión por la Patria; y Federico Sánchez Chopa como el primer candidato a concejal de La Libertad Avanza. Sólo la izquierda llevó a una mujer como cabeza de lista, Pierina Marzocca.
En tanto, no hubo mujeres aspirantes a la Intendencia. Un interrogante que reverbera en el aire de más de un debate feminista, es cuán lejos está Tandil de tener a su primera intendente. Por ahora, pareciera que bastante lejos, porque el juego político electoral se distribuye entre los referentes partidarios masculinos, tanto del oficialismo como de la oposición.
En este marco, a partir del 10 de diciembre el Legislativo quedará desfasado en torno a la paridad. En la actualidad, el cuerpo está conformado por 11 varones y 9 mujeres, aunque la presidencia está en manos de Juan Pablo Frolik, del bloque oficialista, que renovará mandato.
Tras el resultado de las generales, el recinto estará conformado por 12 hombres y 8 mujeres. Las ediles que ocuparán bancas, entre renovaciones y asunciones, son María Condino, Guillermina Cadona, Rosana Florit, Natalia Chacón, Andrea Pezzi, Nélida Sereno, Noelia Domenighini y Luján Fiego.
Disparidad en otros ámbitos
Lo mismo se replica en ámbitos como el sindicalismo, los partidos políticos y el mundo empresarial. En la ciudad, por caso, la Cámara Empresaria ha sido históricamente dirigida por hombres. Recientemente asumió la presidencia Bruno Cerone y lo secunda Emiliano Daniel Salvarezza. Con nuevos aires, trataron de incorporar nombres femeninos a la comisión y aparecen seguidamente María de los Ángeles García y Aixa Laura Magnasco como vicepresidente segunda y tercera, respectivamente.
Por otra parte, en el sector de la industria y la producción, el consorcio del Parque Industrial Tandil está comandado por Fabián Oyarbide y no es un espacio en el que proliferen las mujeres. Esto no quiere decir que se impida la participación, sino que hay espacios en los que a lo largo de los años las mujeres han creído no poder desempeñarse mayoritariamente, problemática que responde a cuestiones sociohistóricas, materiales y educativas.
En tanto, en la comisión directiva de Apymet, la Asociación de Pequeña y Mediana Empresa de Tandil, hasta hace dos años no había una sola mujer. En 2023, el tridente directivo está encabezado por Omar Farah, Pablo Monteavaro y Claudia Luján García.
Por otra parte, los sindicatos no son el mejor caldo de cultivo para la paridad de género. A nivel local, dirigentes como Lorena Bruni en Comercio, Estela Sinópoli y Cecilia Islas en los gremios docentes, y Verónica Gargiulo en el sindicato docente de la Unicen, son de las pocas figuras femeninas dentro de los espacios de decisión que aglutinan las estructuras gremiales.
Por el lado académico, la Universidad Nacional del Centro, en la esfera del Rectorado, de 12 puestos jerárquicos, tres están ocupados por mujeres: Alicia Spinello como vicerrectora, Natalia Giamberardino como secretaria académica y Silvia Mestelán como subsecretaria de Ciencia, Arte y Tecnología. De las cinco facultades que funcionan en Tandil, tres de ellas, Arte, Exactas y Humanas, tienen decanas; Daniela Ferrari, Silvia Stipcich y Mónica Blanco, respectivamente. A la par, la casa de estudios fortaleció su programa de Género dándole rango de área y busca permanentemente ampliar los horizontes de debate e participación desde todos sus espacios.