Política
Murió Jorge San Miguel, un referente de la política tandilense de convicciones inalterables a pesar de las urnas
Ayer por la mañana, se confirmó el deceso de Jorge San Miguel, histórico dirigente del peronismo en la ciudad, quien supo liderar los destinos por una década el Partido Justicialista desde sus distintos roles. Como concejal, candidato a intendente y presidente del partido, hasta que un día le dijo adiós a la participación política, de la cual nunca renegó, más bien defendió y reivindicó, pero convencido que era tiempo de otros cuadros, de otros dirigentes con nuevos bríos.
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Falleció a los 67 años en la ciudad de La Plata, donde residía desde hacía más de una década, cuando, como se dijo, decidió dar un paso al costado a la vida pública y emprendió su actividad privada con una consultora, especialmente dedicada a desafíos energéticos, una de sus especialidades que acuñó desde sus jóvenes 30 años, cuando presidió el directorio de la Usina Municipal y Popular.
Precisamente su expertise en el rubro y cuando se alejó de la política partidaria como protagonista, le ubicó como autoridad de Oceba (Organismo de Control de Energía Eléctrica de la Provincia de Buenos Aires).
Recibido de ingeniero industrial, trabajó durante cinco años en Metalúrgica Tandil, donde comenzó a incursionar en la política y creó el Ateneo Felipe Vallese en el Barrio Metalúrgico. Desde dicho espacio político fue convocado por quien fuera el último intendente peronista tandilense, Gino Pizzorno, que precisamente lo ubicó en la empresa de capitales mixtos.
Pasión por la política
Su pasión por la política la mamó desde sus años como estudiante universitario. Una de sus frases más recordadas en tiempos de campaña aludía a aquel joven de origen humilde que vino con una valija cargada de sueños para volcarlos a la cosa pública, en Tandil, lugar que eligió para realizarse en lo profesional como familiar.
Nunca dejó sus convicciones en la puerta de los contubernios de esa misma política que reivindicaba. Postura intransigente que le valió incluso duros internismos en un acostumbrado peronismo a lidiar con sus propias miserias.
Crítico con el menemismo y el duhaldismo, le valió más de una interna, con el aditamento que en su anhelo de llegar al sillón de Duffau se topó en el camino con el exteniente coronel devenido en intendente democrático Julio José Zanatelli, cuyo liderazgo resultó casi inalterable en las urnas a pesar de su zigzagueantes posturas en el escenario electoral.
Tuvo un período ocupando una banca del Concejo Deliberante (entre 1993 y 1997). Él junto a su contemporáneo radical Carlos Fernández resultaron hombres, dirigentes muy preparados para afrontar los desafíos del Tandil de los 90, pero quedaron atrapados en aquella fortaleza electoral zanatellista, pasando del vecinalismo, al justicialismo y de allí al “caballismo” (en 1999 ganó la intendencia en lo que se conoció como Fuerza Republicana, que llevaba como candidato a presidente al exministro de Economía Domingo Cavallo), quien por voluntad de la mayoría de los tandilenses, les arrebató una y otra vez aquel
De aquellas frustraciones en las urnas devino su decisión de apartarse del protagonismo político, no sin antes entusiasmarse con lo que luego se bautizaría como el kirchnerismo.
Cuando muy pocos conocían de aquel gobernados del sur del país con apetencias presidenciales, fue San Miguel uno de los primeros dirigentes peronistas de la región que lo recibieron con los brazos abiertos y trabajó para aquella candidatura para enfrentar nada más y nada menos que a Carlos Menem.
De allí se lo bautizó periodísticamente como el “primer kirchnerista”, sobre lo cual él se sonreía y aceptaba, incluso sentenciando que también sería uno de los últimos que iban a quedar de dicho movimiento interno, ya anticipando los vaivenes de la política.
“Siempre sentí al proyecto kirchnerista como algo profundamente ideológico y es lo que me gustó. Si alguien conociera bien mis características sabría que yo era kirchnerista antes de conocerlo a Kirchner: peleaba contra un exintendente del Proceso, no fui menemista, me gusta la gestión”, supo responder en un reportaje a este Diario allá por el 2015, cuando su participación política ya era un pasado y precisamente la requisitoria periodística quería descular el misterio de su retirada, sin más.
“No me retiré. Dejé de ocupar cargos. Irme de la política no, porque sigo siendo un militante y sigo apoyando el proyecto popular y nacional”, agregaba en aquella entrevista.
En aquellas declaraciones, desde la ciudad de las diagonales Jorge San Miguel insistía sobre la reconstrucción del peronismo local para enfrenta a otro fuerte liderazgo como ahora resultaba Miguel Lunghi. “En Tandil falta construcción política. Hay que apostar a alguien de una vez. En la primera vas a perder por 20 puntos, en la segunda por 10 y a la tercera podés llegar a ganar. Es muy difícil agarrar una figura y con esa ganar, tendría que estar muy desgastado el rival para que gane cualquiera”.
Su mirada, con el tiempo tal vez fue más aceptada en las entrañas del justicialismo. De ahí devino la figura ahora del diputado Rogelio Iparraguirre, quien precisamente ayer, ante la luctuosa noticia, no dejó pasar su reconocimiento para con el dirigente.
“Lamento profundamente el fallecimiento de Jorge San Miguel, un verdadero referente del peronismo: trabajador, honesto coherente y leal a sus principios. Todo un ejemplo para los hoy que hacemos política”, señaló el diputado en sus redes sociales mientras trabajaba en el Congreso. “Acompaño con el corazón a la madre de sus hijos, Leonor; a sus hijos, Pablo, María, Marcelo y Tuti; su madre, Lidia; y a todos los compañeros y compañeras que caminaron junto a Jorge durante todos estos años”.