Grabois presentó el Plan de Desarrollo Humano Integral y resaltó la necesidad de transformaciones profundas
“Son ciudades ricas con pueblos empobrecidos, que requieren transformaciones muy profundas”, dijo luego de recorrer La Movediza. Destacó el trabajo de las cooperativas del MTE para el mejoramiento de viviendas, reciclaje de materiales y la producción de alimentos. Señaló la falta de acompañamiento estatal local para la economía popular y habló de poner en agenda las cosas más elementales que quiere cualquier padre para sus hijos, que son “tierra, techo y trabajo”.
Representantes de los trabajadores del sector público, privado y de la economía popular se unieron para impulsar un nuevo contrato social que reduzca los privilegios y amplíe derechos, apostando por la reconstrucción de la Argentina bajo nuevos paradigmas.
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El mismo se llama Plan de Desarrollo Humano Integral fue lanzado el año pasado por Juan Grabois, quien estuvo en Tandil el viernes para presentarlo oficialmente como un proyecto para la Argentina post pandemia.
En ese marco, recorrió las actividades que viene desarrollando desde la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), los integrantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) local en sus diversas áreas, y destacó principalmente la labor de las cooperativas de Recuperadores, de Construcción y la rama Rural.
“El pueblo inventa sus soluciones y pelea para que el Estado las reconozca”, aseguró durante su visita el referente nacional del MTE y el Frente Patria Grande, distinguiendo que esto va más allá de la orientación política que pueda tener el Estado.
En una charla con El Eco de Tandil reflexionó que un Gobierno popular siempre será más receptivo a este tipo de propuestas, mientras que otro de carácter más neoliberal no lo será. En este último categorizó al Ejecutivo local.
La conquista de derechos
“Si el pueblo se organiza y lucha por sus derechos, a la larga o a la corta, los conquista”, aseguró.
En este sentido y de acuerdo a lo que pudo ver en su visita al galpón de Yrigoyen 1178, postuló el ejemplo del reciclado con el trabajo que realizan los cartoneros en esta ciudad, que consideró “es muy claro”. Salvando el alquiler del galpón, “que es lo único que aporta el Municipio”, enfatizó que el resto es un logro de los trabajadores.
Recordó que ellos recuperan más de 70 toneladas mensuales, con el significado que tiene que esos materiales no vayan como residuo a la tierra sino que retornen a la industria para su reutilización sin contaminar.
“Es decir que, si el Municipio pusiera un peso por cada uno de esos kilos, podrían tener el lugar que necesitan, que es un espacio más grande”, planteó, agregando que solamente estaría devolviéndole a la gente un poco de lo que hace.
Consideró que lo mismo sucedería con las huertas, ya que en pequeños espacios comunitarios de las barriadas se producen alimentos para la gente que necesita sin tener una mínima inversión del Estado de Tandil. “Cuánto más podrían hacer si tuvieran una o dos hectáreas”, exclamó, enfatizando que en esta ciudad hay mucha tierra productiva. Incluso señaló que podría ser una parcela dada en comodato o préstamo, no como propiedad, sino que cumpla con el fin de generar alimentos de cercanía.
“Es increíble que se traiga del Mercado Central la mayoría de las verduras, cuando hay gente que quiere producir y está desesperada por trabajar”, consignó. Vale recordar que hace poco, desde la propia intendencia revelaron que la ciudad importa entre el 90 y 95 por ciento de las frutas y verduras.
Las viviendas dignas de la organización popular
Luego de compartir relatos, reflexiones y experiencias mientras recorría el barrio La Movediza, manifestó su preocupación por el manejo que hay aquí sobre las cuestiones de violencia de género.
Señaló que le advirtieron de un refugio “que tiene una metodología muy expulsiva, incluso de maltrato y que lleva a la revictimización, con las propias mujeres resolviendo sus problemas y acompañándose en la precariedad que les da el abandono del Estado”.
A raíz de este “empujón” provocado por la desidia y la desocupación, indició que la gente se fue inventando su propia vivienda. En este sentido, contempló que si hubiese habido una planificación territorial “como corresponde”, nadie se tendría que haber visto sometido a eso.
“Después de muchos años, gracias al trabajo de los movimientos populares, hoy (por el viernes) pude ver unas 15 viviendas mejoradas donde se puede vivir”, apuntó. Sin embargo, lamentó que alrededor existan casas donde “los pibes no pueden crecer bien”, porque están cinco o seis en un solo cuarto, con un montón de precariedades.
“Son ciudades ricas con pueblos empobrecidos, y esas injusticias que requieren transformaciones muy profundas”, analizó.
El máximo referente del MTE explicó una teoría, comprobada en la práctica y que quedó mucha más expuesta desde que llegó la pandemia, que dice que los vecinos de las barriadas y los más pobres cuando están organizados están infinitamente mejor que cuando no lo están, y a la vez son solidarios con quienes no están constituidos.
“Ahí hay algo nuevo”, dijo, donde germina la organización del pueblo con independencia de la política partidaria que es cada dos años, a partir de los movimientos populares y de un montón de gente buena, de sectores medios, que acompaña esas luchas.
Por otro lado, sostuvo hay que un “fenómeno de la realidad” que trasciende incluso la orientación económica de los gobiernos y es que “el mercado no va a absorber a la totalidad de la gente que quiere trabajar”. Entonces, convino que si no se inventan su propio trabajo y el Estado no los acompaña, no hay ningún futuro posible.
Implementar el Plan en un lugar como Tandil
El proyecto tiene la ambición de poder crear 4 millones de puestos de trabajo en la economía popular y 170 mil empleos registrados regulados por convenio colectivo en todo el país; así como promover la integración urbana de los barrios populares, el acceso al suelo y a la vivienda social.
Además, se propone repoblar la Argentina a través de nuevas ciudades, pueblos jóvenes, comunidades rurales organizadas y cinturones hortícolas protegidos; a la vez de desarrollar nuevos emplazamientos industriales a través de una planificación territorial que contemple nuevos esquemas de transporte multimodal; y encarar la transición energética y desarrollar formas no contaminantes de producción para avanzar hacia un programa de ecología integral.
Con estos objetivos en la palma y apuntando a este Partido, Grabois sostuvo que la zona intermedia, que sería lo que está entre lo urbano y lo rural, si se planifica “bien” cómo se va a absorber el crecimiento demográfico de la población en el territorio, puede ser un lugar maravilloso para vivir. Por el contrario, si eso no ocurre y se deja librado a la fuerza del mercado, consideró que sucederá algo “absolutamente predecible”.
Expresó, entonces, que hay como dos luchas que van en paralelo, una es la social del pueblo de los excluidos por poner en agenda las cosas más elementales que quiere cualquier ser humano, o padre o madre para sus hijos, que son “tierra, techo y trabajo”.
Mientras que también está la lucha política, para que el Estado acompañe esos procesos, que los potencie y que entienda que tiene que haber una complementariedad entre el sector público, el privado y el sector social popular.
“No es lo que pasa en Tandil”, aseveró. Comparativamente, si bien distinguió que a nivel nacional hay una comprensión del fenómeno, sostuvo que todavía cuesta su aplicación práctica, mientras que algo similar ocurre en la Provincia, con una notable empatía aunque con claras prioridades que tienen que ver con lo sanitario y la distorsión que hay entre los precios de los alimentos y los ingresos de la gente.
“Eso es lo urgente que a veces tapa lo importante”, reconoció y planteó lo indispensable de trabajar “en la trinchera, peleando contra los males de hoy, y en la retaguardia planificando el futuro”.
Un escenario que se agrava por la pandemia
En el documento del Plan se exponen estadísticas oficiales del 2019, en cuanto a lo laboral y la economía, pero a sabiendas de que mientras se hacía público el proyecto, la pandemia ya estaba recrudeciendo ambos índices.
Advirtiendo que se siguen acentuando, con un panorama que pinta desalentador en esos términos para el 2022, por lo menos, y siendo que este propósito se piensa como la salida postpandemia con una inversión inicial de 750.000 millones anuales, Grabois debió especificar de dónde devendrían los fondos.
“Solamente si nosotros lográramos evitar el pago de los intereses, no del capital, de una deuda (externa) que se contrajo de manera ilegítima, podría financiarse el 70 por ciento del Plan”, explicó.
Aseguró que ahí es justamente donde hay que dar una pelea, sabiendo que de hecho se trata de un tema que genera discusión dentro del Frente de Todos.
Después, refirió a que hay una matriz tributaria “que no va”, y señaló el Impuesto al Valor Agregado (IVA) como un gravamen a los pobres que cuando compran un sachet de leche tienen que pagar más de lo que en realidad vale. “Hay que cambiarla”, determinó.
Por otro lado, mencionó dos temas de los que se habla poco, pero a su parecer cargan con un impacto económico tremendo. Uno refiere a lo financiero, básicamente la fuga de capitales o, como dijo, “la impunidad con la que se sacan los dólares de la Argentina”. Mientras que el otro se encuadra más en el “mercado físico”, y apunta “al contrabando de granos y la subdeclaración de las exportaciones de minerales, y en algún caso asilado a temas de hidrocarburos”, donde consideró que un nivel de subfacturación tal que produce un perjuicio muy grande al pueblo.