Acto en el Comité
Empanadas, vino y ausencias
Como corolario de la estadía del diputado Manes en la ciudad, y tal rezó la convocatoria vía Whatsapp del intendente Lunghi (“Vengan al Comité que habrá empanadas, whisky y el futuro presidente –más detalles en el Oído Agudo-), los correligionarios ensalzaron su liturgia entre repulgues y roscas que hacen a la política, con la clara premisa de instalar una UCR viva y protagonista rumbo al 2023, desafiando a sus propios aliados, a los que el jefe comunal prefiere siquiera nombrados y apenas los referencia como esos que “empiezan con P”, por el PRO.
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Más allá del neurocientífico y candidato del propio Lunghi, el cónclave también sirvió para respirar lo que por estos días pulula en la atmósfera del radicalismo vernáculo, aquello de las renovadas energías como intenciones del pediatra por seguir liderando no solo los destinos del partido, también de la ciudad. Decisión que dejó heridos varios que, no por casualidad, ayer no formaron parte del rito comiteril.
En ese contexto, y mientras que con micrófono en mano, primero Lunghi y Manes después, reivindicaron al centenario partido como la oferta electoral hacia “la modernidad”, apostando a la epopeya alfonsinista del 83, no dejó de llamar la atención ausencias importantes que hacen a la primera línea del lunghismo desde el 2003 a la fecha.
Ausente con aviso por prescripción médica, Juan Pablo Frolik no fue de la partida, pero los correligionarios no supieron, no quisieron pero sí elucubraron, sobre el faltazo de otros cuadros que supieron formarse al son del liderazgo del pediatra y que fueron señalados como los mentores de la sucesión del jefe comunal, corriéndolo al propio Lunghi de la escena electoral a la jubilación, lo que provocó, consecuentemente, el anticipo del propio Intendente de vociferar sus intenciones de seguir por otro mandato (“Le mejoraron la oreja”, se admite con discreción).
A más detalles, se habló de la ausencia del “tridente” conformado por el concejal Mario Civalleri, el jefe de Gabinete Oscar Teruggi y el presidente de la Usina, Matías Civale, señalados por propios y extraños como los mentores de la sucesión lunghista, sin el consentimiento del propio Lunghi.
No es el primero ni, al parecer, el último acto en que los nombrados (y aquellos que también jugaron convencidos en esta “movida” interna) no se los ve como otrora al lado del Intendente. Hubo un tiempo que no se lo soltaba ni a sol ni a sombra, tal vez con el anhelo que el influjo que el pediatra irradiaba y supo concebir en el electorado tandilense se impregnara en sus humanidades, pero ahora, y no por casualidad, tras hablar abiertamente de sus ganas de seguir más allá del bicentenario de la ciudad, los ha alejado, casi hasta la desaparición pública, a no ser por obligaciones institucionales que marcan la agenda de la gestión.
Quien no faltó a la cita fue quien sí se animó a competir abiertamente con el propio Lunghi y sigue bregando por la necesidad de alternancia, Marcos Nicolini, quien estoicamente junto a sus ediles García Allende y Florit, se movieron a sus anchas en el mítico salón del comité, entre más empanadas, vino y discursos de campaña.
Así las cosas, Manes, fue recibido por los entusiastas tandilenses convencidos de que puede ser la mejor oferta electoral presidencial. Factiblemente el neurólogo estuvo ajeno a estas luchas intestinas que destilan en la cuasi monarquía del reinado lunghiano, pero sí Lunghi supo de quiénes acudieron a su convocatoria y quiénes no, con ausencias que se han vuelto una costumbre.
Mirando el 2023
Ya despojados de esa pesada atmósfera que percibían solo aquellos avezados de la rosca radical, en el descontracturado discurso, Miguel Lunghi insistió en la capacidad de Manes para transformar el país, a sabiendas de tener que competir contra el adversario interno que está respaldado por el poder económico y los medios capitalinos. Por eso apeló a la mística y, en todo caso, a hacer una colecta de dinero para comprarle más zapatos a Manes para que no pare de caminar el país y llevar su propuesta, tal como lo supo hacer Alfonsín para llegar a la Casa Rosada en el 83.
El diputado, a su turno, habló en la misma sintonía, sin dejar de reconocer en el pediatra que fue el primero que lo alentó a “dar el paso” y salir de la zona de confort para involucrarse y representar una nueva épica. Y volviendo a Alfonsín, alegó que como el expresidente marcó una epopeya en la que aglutinó no solo a radicales, también peronistas, comunistas e independientes para instalar para siempre la democracia, ahora es el tiempo de levantar aquellos mismos valores de la UCR para salir de la actual decadencia e ir hacia una democracia moderna.
Subrayó que ellos son hijos de la educación pública, no del mercado, en otra clara diferenciación con lo que serán los futuros contrincantes en el frente de Juntos, y volvió a reivindicar los valores radicales que, a su criterio, están más vigentes que nunca.