El candidato a gobernador por el Frente de Todos aseguró que no tiene “adversarios” en el sector agropecuario
Axel Kicillof intercambió sus ideas con lecheros, agricultores, ganaderos, apicultores, paperos y productores porcinos, entre otros sectores locales. Reveló que el desarrollo de un modelo productivo se ha convertido casi en una obsesión, para el cual es necesario el trabajo mancomunado y políticas segmentadas. La preocupación del agro giró en torno a los créditos, las tasas de interés y la dolarización de la demanda.
En su paso por Tandil, el diputado nacional y precandidato a gobernador bonaerense por el Frente de Todos, Axel Kicillof, se reunió con diferentes productores agropecuarios en la filial local de la Federación Agraria Argentina (FAA).
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El diputado nacional llegó con Juan Pablo de Jesús, intendente del Partido de la Costa, y el aspirante a la intendencia Rogelio Iparraguirre, para integrar una mesa que resultó amena, junto a los titulares de la FAA, Luis García, Dardo Alonso y Néstor Auza.
Ante una veintena de productores lecheros, ganaderos, apicultores, agrícolas, paperos y porcinos, entre otros, se dispuso a reflexionar brevemente sobre las políticas actuales y explayar sus propuestas para el desarrollo del sector.
Con la expectativa puesta en las próximas elecciones, el candidato a dirigir el rumbo de la provincia de Buenos Aires dejó en claro que su intención es poner en marcha un modelo productivo con políticas agropecuarias que puedan ser diseñadas con la propia ayuda de los protagonistas del sector, siempre priorizando a los que peor están.
Se diferenció de los planteos del gobierno de María Eugenia Vidal, considerando que la potencialidad de la región no está en dividirla, sino en unirla y fortalecerla, haciéndose cargo de la diversidad y abarcando todas sus áreas.
Asimismo, aclaró que tanto el peronismo como los movimientos populares nunca han tenido como enemigo al campo, mucho menos a los pequeños productores. “Es una verdad histórica que las políticas siempre han sido en un camino de apoyo”, manifestó y lo respaldó asegurando que cuando se piden los datos de catastro, las extensiones divididas son todas parecidas y datan de legislaciones peronistas. También remarcó que desde su concepción personal no encuentra en la familia agropecuaria ni un solo adversario.
“Mi idea es potenciar la producción mediante el trabajo mancomunado”, dijo. En este sentido, insistió con la intención de que es necesario que pase el problema de la segmentación para poder mejorar las políticas agrarias, como así también lograr mayor participación y compromiso de los protagonistas del sector.
En busca de una anatomía del campo
Entrando en detalles más precisos, recordó que de 2003 a 2015 el crecimiento en el volumen de producción se ha triplicado en los cultivos tradicionales. En este marco, enfatizó que la rentabilidad que tuvo la soja fue lo que generó un desbalance y terminó provocando una destrucción de las otras variables tradicionales.
“Como economista puedo decir que se llevó todo puesto”, sostuvo en defensa de su gestión como ministro, y advirtió que no se trató de una cuestión política sino de geolocalización, donde incidió fuertemente la industrialización china con su fuerte demanda de proteína animal en su dieta.
De su experiencia en el Gobierno nacional le quedó como primera enseñanza y cuestión a trabajar que tienen que haber políticas fragmentadas, donde se pueda considerar la localización de la explotación, tamaño, tipo y capacidad de producción, entre otros aspectos que denoten la anatomía del campo. Esto ayudaría a razonar sobre las problemáticas, rentabilidades, modalidades societarias y la misma inserción en la sociedad, que en todos los casos son muy diferentes, y así generar medidas específicas para cada caso.
Sin embargo, alertó que no es fácil. A modo de ejemplo, contó que cuando se desarrollaron políticas específicas para las Pymes, sucedió que algunas grandes empresas “se colgaron” de la oportunidad disfrazadas de pequeñas. “Entonces se corre el riesgo de generar abusos, que a su vez pueden llevar a tirar abajo toda la estrategia como un gran error”, explicó.
En el mismo sentido, recordó cuando en 2014 el sector lechero tuvo un marcado problema con el precio que percibía el tambero, de seis pesos por litro, y decidieron subsidiarlos, pero terminaron beneficiando a una industria como La Serenísima.
A pesar de estas adversidades, que asumió que son las mismas que suelen utilizar para golpear al gobierno del que formó parte, sostuvo que son cuestiones que no deberían detenerlos.
Para que su implementación y desarrollo sea exitoso, insistió en que deben diseñarse en interacción con los beneficiarios de las políticas, al igual que el control y autorregulación. “Esto se interrumpió con el Gobierno actual, por creer en la heterogeneidad del campo”, indicó.
El compromiso de la productividad
“Las políticas agropecuarias no son solamente retenciones”, sostuvo. Por eso enumeró que entre los componentes también está el precio de los insumos que influyen en el costo, como el combustible y la energía, la demanda interna o externa, que “hoy está en una depresión notable”, y los créditos, como uno de los fundamentales.
Por tal motivo, remarcó que en su espacio tienen una política muy decidida de la manufactura industrial y productiva, con créditos baratos. “Son una herramienta poderosísima para el fomento de una actividad”, calificó. De hecho este fue uno de los temas más planteados entre los productores presentes, ya que aseveraron que con las tasas actuales es imposible acceder a estos beneficios bancarios.
“Hay que apoyar a la producción desde el Estado. Eso es soberanía”, consignó. Además, apuntó a que ningún país en desarrollo puede tener un progreso equilibrado sin este soporte. En la misma línea, manifestó que el primer compromiso asumido es pensar en una provincia productiva en todas sus áreas, desde el turismo, hasta lo agropecuario, lo tecnológico y lo industrial, “que hoy por hoy está devastado”.
De cara al campo y la industria particularmente reveló que se enfocarán en los pequeños productores, aunque tranquilizó con que acompañarán a todos en general, porque consideró que descuidarlos es destruirlos.
El poder del contrato social
Entre los planteos y consideraciones de los productores presentes predominaron cuestiones referidas a la falta de créditos accesibles para el sector, las tasas de interés, los altos impuestos y el problema de “producir a precio dólar y vender en pesos”. Asimismo, refirieron a la liquidación de divisas por exportaciones, la conservación de caminos rurales poniendo a Tandil como ejemplo a tomar y los convenios de corresponsabilidad gremial.
Sin ahondar demasiado en cada uno de los temas ni desviarse de su esquema de propuesta para el agro, Kicillof aseguró que la liquidación de divisas se ha solucionado de la peor manera, porque directamente no están ingresando al país, mientras que la deuda permanece. “Este es un modelo de endeudamiento y fuga”, sostuvo.
Como solución, apostó a que irán en busca de una distribución más equitativa de los recursos. “Para esto son necesarios los controles, lo que no quiere decir que volverá el cepo”, tranquilizó.
A sabiendas de que hay agricultores familiares que han perdido todo y ante las condiciones actuales les resulta imposible volver a empezar, pidió buscar la forma de coordinar en conjunto el camino para salir adelante. “Aunque no todos van a estar siempre conformes, se trata de hacer un contrato social, priorizando a los que peor están”, explicó.
A modo de respaldo y enfocándose en la fuerza del sector, desde el lado de los productores manifestaron que si el campo recibe ayuda del Gobierno, sin matarlos con los impuestos, “anda solo”.
Finalmente, el precandidato a gobernador reveló que el hecho de poner en marcha un modelo productivo se ha convertido casi en una obsesión. “Necesitamos generar un mejor contacto entre el sector privado y el Estado”, concluyó.
El problema de producir en dólares para vender en pesos
Este concepto se repitió varias veces a lo largo del encuentro, ya que en las distintas producciones cargan con la misma problemática de afrontar gastos en la divisa extranjera, mientras que la mayor parte de su producción es vendida a moneda nacional.
Los apicultores no son la excepción, pero además de este conflicto, acarrean otras amenazas que ponen en riesgo su actividad. Así lo aseguró uno de los presentes, quien denunció que la persecución a las cooperativas es real, mientras que el crecimiento del cultivo de soja ha hecho decaer significativamente la manufactura.
“De 100 kilos por colmena bajamos a unos 40”, reflejó. En este sentido, demandó que desde el Estado no hay ningún tipo de fomento ni sustento del sector.
Por otro lado, cargó contra el uso de agroquímicos. “Hoy te fumigan hasta la orilla del alambre y no hay ninguna flor que aguante”, dijo, advirtiendo que gracias a la apicultura el 80 por ciento del campo tiene sus beneficios.
Su pedido apuntó, entonces, a que se tenga en cuenta la actividad, la impulsen y sostengan. Ante esto, Axel Kicillof admitió que se trata de un rubro con mucha inserción en la provincia de Buenos Aires, aunque con muchas cuestiones que le juegan en contra. “Sería muy bueno que se conforme una cámara de productores, que vaya más allá de las mesas existentes”, propuso.
Calificó como una picardía que se siga perdiendo la fuerza de la actividad, porque además genera mucha mano de obra, tiene capacidad exportadora y aporta arraigo en el campo.
Por último, comparó que son estas mismas problemáticas las que sufren los demás sectores, “con créditos caros, dolarización de la demanda y costos altos”.