Con su precandidatura a cuestas, Emilio Monzó apuntó al consenso y la descentralización para gobernar
El exlegislador, que presidió la Cámara de Diputados durante la gestión de Mauricio Macri, pasó por Tandil como parte de una agenda política orientada a caminar la Provincia y posicionarse como precandidato de cara a las PASO que deberán realizarse este año. Apostó por una mirada que no sea homogénea a la hora de gobernar, y que tienda a la independencia política y económica de los municipios. "Argentina tiene que volver al diálogo y al consenso”, sostuvo.
Batiendo desde temprano los aires electorales, con miras a los comicios legislativos que deberán celebrarse este año, el exdiputado de Juntos por el Cambio, Emilio Monzó -quien ejerció durante el periodo 2015-2019 la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación- pasó ayer por la ciudad en el marco de su precandidatura dentro de la fuerza política opositora. El abogado oriundo de Carlos Tejedor, que supo integrar las filas del Justicialismo y fue funcionario de Scioli, llegó a Tandil de la mano del referente del PRO Claudio Ersinger, en medio de una recorrida que lo llevó luego a Mar del Plata.
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Y si bien intentó entrevistarse con Lunghi, no fue posible porque el Intendente se encontraba en La Plata en una reunión con el Gobernador.
En contacto con la prensa local, Monzó señaló que “la idea es caminar la Provincia” de cara a las primarias, donde tendrá que superar una interna con otros dirigentes para poder trascender hacia las elecciones generales y lograr ocupar nuevamente una banca en el Congreso.
Diálogo y consenso
Conocido por su tendencia al diálogo y el consenso, hizo de estos ítems su bastión discursivo para apuntar a un rearme de su fuerza política, en un escenario que se presenta polarizado como siempre. Y en ese tren, evidenció su postura de “volver al concepto del diálogo” como una manera de hacer política retornando a las bases y no con electorados digitales, que ponen en conflicto el pensamiento crítico.
Así, analizó que “el Covid-19 puso en evidencia la falta de liderazgo, los líderes no estuvieron a la altura de las circunstancias y la polarización es un negocio electoral, eso mueve más que el consenso. Argentina tiene que volver al diálogo y al consenso”.
Enfatizando la noción de lograr puntos de acuerdo para gestionar y administrar, admitió que depositó esperanza en Alberto Fernández al inicio de la pandemia, cuando el Presidente se mostró junto al gobernador bonaerense Axel Kicillof y al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para tomar las decisiones cruciales de aquel entonces.
Al respecto, expresó que “deseaba que eso tuviera alguna continuidad, porque el coronavirus cambia de escenario y comienzan a aparecer otros problemas” pero no vio canalizada sus expectativas, y subrayó que “no hay crisis que pueda impedir el diálogo entre la dirigencia política”.
En su arco retórico, retomó también un viejo tópico debatido intensamente en las intendencias sobre la autonomía de los municipios y la descentralización política y económica, al criticar la concentración de los recursos y la mirada “homogeneizante” de la gobernación central.
Esta concepción iría en desmedro de las administraciones comunales, que sufren las consecuencias de una escasa transferencia de recursos y ven disminuir la masa coparticipable, motivo por el cual, a su entender, se vuelve imperiosa la necesidad de reformar la constitución provincial y de rever el modo de administrar el territorio en su conjunto, bajo una nueva óptica que no esté anquilosada en una lógica centralista y totalizadora.
Alternativa de gobierno
A modo de autocrítica, Monzó esgrimió que al espacio político que conforma le faltó “amplitud en todo sentido” y evaluó que “había posibilidad de ampliar la fuerza con el peronismo -no con el kirchnerismo- que se referencia con los gobernadores, que tuvo una gran predisposición para que nuestro gobierno tenga éxito”.
No obstante, reconoció que se siguió gestionando con un esquema de “marketing electoral” y afirmó que no coincidió con el gradualismo implementado: “Creo que se tendría que haber hecho un shock de reformas estructurales al comienzo, porque el gradualismo tiene que ver con seguir haciendo campaña y si se mira a la sociedad desde el marketing, la realidad te lleva puesto”.
En este sentido, sostuvo que fueron buscar esa ampliación con Miguel Pichetto, dirigente peronista que compartió la fórmula presidencial con Mauricio Macri en 2019, “sobre la hora”.
“Por supuesto que tuvo un efecto positivo porque inmediatamente hubo una reacción y expectativa, se generó alguna esperanza sobre el resultado pero fuimos tarde y a buscar a una sola persona. Tendríamos que haber ampliado el espacio con una estructura que estaba dispuesto a hacerlo”, reseñó.
También destacó que en 2015, la coalición de fuerzas políticas que convergieron en el espacio Cambiemos, que llevó a Macri a la presidencia y a María Eugenia Vidal a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, fue una respuesta a un reclamo de la sociedad con el objetivo de vencer al kirchnerismo, pero que ahora la construcción política debe pasar por otro lado.
“La unidad que se logró fue porque había una exigencia para que nos unifiquemos, y pudimos llegar. El punto es que ese fue el leit motiv pero ahora no tenemos que formar un espacio político para ganarle al kirchnerismo, tenemos que ser una alternativa de gobierno”, concluyó.