A pesar del brote viral, Lunghi confió que no es su intención que se restrinjan más actividades
Tras cumplirse cinco meses de decretarse la cuarentena y a poco de registrarse el peor escenario sanitario local ante el brote epidemiológico, el Intendente habló con El Eco. Mientras estaba al aguardo de eventuales nuevos casos, habló sobre salud, de fases y de economía. Reconoció que, a su criterio, sería inviable regresar a foja cero con las actividades dejando sólo habilitadas las esenciales. Entre el pesimismo nacional y optimismo local, un Lunghi auténtico.
Acaba de terminar el spot para viralizarlo y reproducirlo en los medios acerca de las nuevas disposiciones a partir de la bomba viral que cayó en la ciudad. Precisamente a cinco meses de transitar casi con desafiante orgullo la pandemia sin mayores sobresaltos y con una flexibilización que a muchos invitó al relajo social, el intendente Miguel Lunghi acusó el impacto.
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Como hombre de salud, reconoce lo indescifrable de este virus que no reconoce fronteras ni privilegios, pero no dejó de evidenciar angustia por el drástico escenario sanitario que ahora toca afrontar.
Por eso se lo nota y se dice cansado, aunque a poco que empieza a desandar la entrevista parece renovar energías al son de sus convicciones ya no sanitarias, sino políticas.
Y por ese zigzagueante circuito de humores cambiantes pero de convicciones firmes, Miguel Lunghi, fiel a su estilo, aceptó una entrevista con este Diario para pedir casi a tono de súplica a la comunidad que cumpla con las normas establecidas, sin dejar de subrayar que más allá de los contagios detectados, a su entender no se debería volver a fases que obliguen mayores restricciones, casi olfateando que difícilmente el vecino las vaya a cumplir. Por eso, insistirá, en la responsabilidad individual, cual modelo “exitoso” uruguayo.
Entonces el jefe comunal irá sin solución de continuidad del pesimismo por la falta de políticas de Estado a nivel nacional a su optimismo por el futuro que avizora para Tandil, insistiendo con aquello de que será la mejor ciudad intermedia del país.
En esa montaña rusa de reflexiones que lo llevan a citar a Perón y hasta a Illia, Lunghi transita sin dudas el peor año de su larga gestión al frente del Municipio. Se trata justamente del primero de los últimos cuatro años de mandato, tal reza la letra fría de la ley provincial que lo inhabilita para otra reelección. Sin embargo, él, con ironía, no deja pasar el comentario y asevera que la ley podría ser cambiada en cualquier momento, según el devenir de los intereses políticos que se perciben. Pasen y lean. Un Lunghi auténtico, en medio de una pandemia.
Lo bueno y lo malo
-Tras transitar cinco meses de pandemia con cierto alivio e incluso orgullo por el presente sanitario, el escenario cambió drásticamente. Se reivindicaba que estábamos haciendo las cosas bien. ¿Qué pasó? ¿Algo se hizo mal?
-En estos cinco meses nos hemos organizado bien, en que al Sistema de Salud no le falte absolutamente nada. No pedimos ninguna aparatología porque la tenemos, porque todos los años hemos venido poniendo el 36 por ciento del presupuesto en salud. Cuando ingreso al gobierno había dos hospitales, hoy hay cinco. Tenemos 1080 empleados en salud.
Se reforzó todo. Se compró medicamentos por 16 millones de pesos y el Concejo Deliberante me votó por unanimidad el cambio de partidas, además de todo lo que es barbijo, indumentaria para el personal sanitario que, al decir verdad, nadie le quiere poner el cascabel al gato, ya que ningún gobierno se hizo cargo de eso.
Con respecto a los controles, en los ingresos a la ciudad empezamos a imponer los puestos en las tres entradas principales con casillas que nos prestó gratuitamente el sector rural y ahora estamos pagando el alquiler. Se tuvo que llevar la luz, señalización, se organizaron cuatro turnos de seis horas que, al comienzo, fue con voluntarios pero ahora son todos por contrato. Se agregó también tecnología para identificar las patentes y cámaras que son monitoreadas por la secretaría de prevención.
Para nada hicimos las cosas mal. Fíjate que el virus está regresando en países que ya se habían recuperado. El virus encerró al mundo y qué te puedo decir de lo que nos pasó. En cinco meses tuvimos sólo dos personas en terapia. No tuvimos un fallecimiento. No te puedo decir qué pasará mañana, nadie conoce el virus. Te pregunto a vos. ¿Qué hicimos mal? ¿Cómo fue que entró el virus? Hay un sector que lo pudimos pescar y podido controlar los contactos. Pero ahora tenemos nueve que son autóctonos y no sabemos cómo se contagiaron.
-Se elogió que se tomó anticipadamente la decisión de la cuarentena para ganar tiempo y evitar el menor costo posible, sobre todo de muertes. Sin embargo, los casos no paran de crecer, allí radican las dudas de si se hicieron bien las cosas…
-Pero acá no se habla claro. Hay que ser honestos. Hay cuarentenas que no pudieron hacer, sobre todo en el conurbano. Se trata de gente humilde que vive hacinada. No tienen cloacas ni agua y la mayoría no está registrada en ningún lado. Entonces no les queda otra que salir a buscarse el mango para comer, para subsistir.
No es que se implementó mal la cuarentena, lo que ocurre es que ese importante sector de la población no la puede cumplir. El living de su casa es la calle. Llevamos 50 años con una Argentina que es un péndulo, en donde el que ganó la elección no se sienta con la oposición, con los empresarios, sindicalistas, para acordar una política económica, educativa, de salud.
En tanto nosotros hemos hecho la política de salud. De arriba no vino absolutamente nada. Sí nos entregó algo de dinero, por ejemplo en la gobernación de Scioli para la aparatología del Hospital de Niños, pero nadie nos preguntó o nos trazó una política sanitaria común.
No hay política de seguridad. Viene uno y hace la Policía Local. Viene otro y bautiza otra policía.
¿Me entendés? ¿Hacia dónde tiene que ir la Argentina? Tiene que ser un país agroindustrial, turístico y del conocimiento. Es lo que estamos haciendo nosotros acá, trabajando para dejar los pilares para el futuro que se viene.
Lo que viene, lo que viene
-¿Qué espera del vecino ahora? ¿Confía en que estará más cuidadoso? ¿Se aceptará cambiar de fase?
-Al vecino le pido de todo corazón, no por el gobierno, sino por todos los tandilenses. No quiero tener un solo fallecido de Covid. Hay que cuidarse. Pero acá tenemos que convivir con lo sanitario, lo económico y lo psicológico. No podés vivir encerrado. Entonces tenemos la posibilidad de estar en una ciudad que si nos cuidamos, cumplimos con las normas, podemos tener todo abierto haciendo una vida casi normal. Porque la normalidad recién llegará con la vacuna, que la tendremos, con suerte, el año que viene, lo que te están pidiendo es que no te reúnas, que uses barbijo, que te laves las manos y haya distanciamiento social y esperar un poco. Eso le estamos pidiendo.
Ahora tenemos casos autóctonos. Hay circulación comunitaria. Nos tenemos que cuidar más que nunca, pero no podemos volver a marzo, a cerrar todo otra vez y sólo seguir con lo esencial.
-Dependerá de la Provincia…
-No es mi intención… Ahí tenés un detalle… No es mi intención… Además, cómo hacemos para echar para atrás todo. Miremos Uruguay, allí se dio una libertad responsable.
No se puede vivir con el IFE, no se puede seguir emitiendo con la maquinita porque se está a punto de quemar las máquinas. Este estado de situación es muy complejo. Y ya lo dijo Perón ‘es con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes’. Acá se van a ir con la cabeza de los dirigentes. Se tienen que dejar de jugar y ponerse de acuerdo. Alberto Fernández asumió diciendo que venía a terminar con la grieta y hoy tenemos cada vez más. Y de ahí no salimos.
Sin pausa, Lunghi saldría de la pesimista mirada del escenario nacional y retomaría al optimismo lugareño, a propósito del futuro que avizora para Tandil, en lo que él pronostica será la ciudad más importante del país.
“¿Por qué? Tenés cuatro presupuestos muy importantes. El de la Municipalidad, la Universidad, el Ejército, Base Aérea. Ahí tenés unas 30 mil familias. Después tenés el campo e industria importante, algunas que exportan y otras que se van aggiornando como la metalmecánica. Las empresas de software, el edificio más importante de Globant lo está haciendo en Tandil, cotiza en la bolsa de Nueva York, tiene 30 mil empleados en el mundo, 12 mil en Argentina, necesita 400 acá. Cagnoli exporta a China y Rusia. O sea, si trabajamos en la agroindustria, en la industria del conocimiento, Tandil será la gran ciudad de la Argentina. Yo no la voy a ver, pero vos sí. Esto no tiene que ver con el Covid, pero tenemos que pasarlo. Ayudarnos entre todos. Decirle al vecino que no usa barbijo que se lo ponga. De eso se trata, nada más y nada menos.
La pandemia económica, el otro desvelo lunghista
En medio del discurso errante, el jefe comunal reconoció que no sólo lo desvela la pandemia sanitaria, le preocupa y mucho la economía para con una administración comunal que hasta aquí, asegura, está prolija y siguiendo día a día con los recursos que cuenta para que el Municipio funcione.
-Ya a título personal. Nadie imaginaba atravesar esta pandemia y menos usted, que supongo que tenía otras ideas pensando en que se trata del último mandato.
-Eso no se sabe…(suelta no sin intención en medio de una sonrisa pícara que se deja entrever detrás de su barbijo).
-Epa. Es broma ¿no?…
-Hay revuelta… No por mí. Lo mío ya está, pero hay interesados en hacer levantar la ley.
-Suponiendo entonces que efectivamente será su último mandato. Haciendo un revisionismo sin dudas será el peor año, por lo inestable y la crisis sanitaria tanto como la económica…
-Inestable no, un tsunami. Tengo una disminución de la recaudación de tasas, de coparticipación. La Provincia te va mandando la plata, pero hasta los últimos cinco días no sabés cuánta, porque tampoco ellos saben con qué van a contar. La economía en la Provincia cayó, entonces estamos manejando un auto sin luces, en una ruta a oscuras. No podés planificar absolutamente nada.
Allí Lunghi saca de su bolsillo el teléfono celular y luego de lidiar con la pantalla táctil, deja ver los números que día a día Economía le pasa, cual parte cotidiano. Así, lleva el conteo de lo que entró por recaudación de tasas y de coparticipación, cual goteo.
“Acá tenemos tres pandemias. La sanitaria, que veníamos muy bien y ahora nos está dando un lindo baile, pero bueno, lo vamos a controlar. La psicológica. La gente no puede seguir encerrada. Tengo gente con pánico, deprimida. Y la económica, que es más difícil”.
“Nosotros –siguió- de lo que presupuestamos estaremos terminando con 700 millones de déficit. Ni Nación ni Provincia tiene presupuesto y veníamos de dos años muy malos, hay que ser sinceros”, referenció sobre el anterior gobierno de Mauricio Macri.
La ansiada autonomía
En medio de su mirada económica, Lunghi recurriría a su anhelada pretensión que lleva como bandera: la autonomía municipal.
“Yo no estoy para echarle la culpa ni a la Nación ni a la Provincia. Lo único con que insisto es que los municipios tengan autonomía. En eso estoy trabajando. Hemos elevado a través de la diputada Melisa Greco un proyecto acordado con los intendentes radicales, para que tengamos una carta orgánica que te permita mayor capacidad de movimiento. No puedo sacar un crédito en un banco que no sea el Provincia. Yo no puedo comprar por un monto no mayor a los 230 mil pesos, lo mismo le pasa a Mar del Plata o La Matanza”.
“Pero la autonomía no es sólo económica –seguiría el relato con pasión-, es política institucional. Que puedas ir a una elección independientemente del resto, como pasa en la provincia de Córdoba. Se termina el arrastre, las listas sábanas. Se vota a las personas y el partido que quieren”.
Lunghi insistiría en que “se votó la reforma de la Constitución en el 94 que estableció la autonomía municipal (en el escritorio de su despacho está el recorte del artículo que alude a su desvelo, el 123), pero resulta que al año siguiente, la Provincia lo omitió en su reforma. O sea, la constitución de la Provincia es inconstitucional”.
Y allí el Intendente retomaría sobre sus memorias acerca de su máximo exponente político, Arturio Illia, y los ideales que el expresidente supo concebir y ahora, considera, que debieran retomarse, por caso, con sus políticas para con los laboratorios y el congelamiento de los precios de los medicamentos. Otro ítem que lo desvela. Política y salud, en definitiva, el pediatra que sigue trabajando de intendente.