A 25 años del fallecimiento de uno de los máximos exponentes de la política local que trascendió la ciudad
Hoy es un nuevo aniversario de la muerte de uno de los máximos exponentes políticos que la ciudad dio y que trascendió las fronteras serranas, el doctor Juan Carlos Pugliese. El 17 de enero de 1994, fallecía el ‘Maestro’, como lo denominaban con admiración correligionarios y circunstanciales adversarios.
La dirigencia política lo destacó siempre como un político de raza y reconocido por su permanente trabajo en la búsqueda de los consensos necesarios para lograr la unidad de los argentinos en la búsqueda de un destino común.
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Nació en Tandil, el 17 de febrero de 1915. Fue abogado, economista y miembro de la Unión Cívica Radical. Tuvo una destacada carrera política y se desenvolvió en importantes cargos a nivel nacional.
Ejerció su vocación de docente en Mar del Plata y la ciudad de Buenos Aires. A fines de la década del ‘30 se sumó a la Juventud Radical, que junto a Honorio Pueyrredón y Marcelo T. de Alvear, luchaban para terminar con el fraude conservador y la desigualdad social que comenzó con la caída de Hipólito Yrigoyen.
En 1940 obtuvo el título de abogado en la Universidad Nacional de La Plata. Junto a Ricardo Balbín, Moisés Lebhenson y Crisólogo Larralde entre otros, fue fundador del Movimiento de Intransigencia y Renovación en 1948. En esos años se sumó a trabajar en el radicalismo de Tandil, fue presidente del Comité y candidato a Intendente en 1952.
En ese duro tiempo político asumió con valentía la lucha política en defensa de los valores democráticos -en ese período fue electo senador provincial, cuyo mandato finalizó en el momento de la Revolución Libertadora.
Fue convencional nacional en 1957, interviniendo con capacidad y conocimiento acerca de la reforma de la Constitución Nacional en ese momento, siendo de destacar su intervención en el debate del artículo 14 bis que fue aprobado, siendo un logro social por el cual el radicalismo bregaba desde hacía años.
Fue concejal en Tandil y presidió el mismo en el periodo 1960/1962, en ese corto lapso trabajo para que Tandil se proyectara entre las ciudades industriales que se desarrollaban en la Industria Metalúrgica en ese período.
En 1963 fue electo como diputado nacional, y en 1964, fue nombrado ministro de Economía por el presidente Arturo IIlia, cargo que desempeñó hasta 1966, cabe destacar que en este período y atendiendo a una aspiración del pueblo de Tandil, trabajó para que el nuevo edificio de la escuela Técnica 1 fuera una realidad.
En el año 1973 es electo senador nacional por la provincia de Buenos Aires. En ese período y consustanciado con el programa educacional del radicalismo, plasmó en un proyecto que fue aprobado por unanimidad por la Cámara de Senadores, la creación de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, que en ese entonces se denominaba “Universidad de Tandil”.
Asimismo concretó iniciativas para que el Ministerio de Educación de la Nación, terminara las obras de la Escuela Técnica 1, meta que se había propuesto en la década del ‘60.
Entre 1983 y 1989, año tras año y por el voto unánime de los diputados de todas las bancadas, fue elegido para ocupar la función de presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Su gestión fue ejemplar en cuanto a la transparencia administrativa y a la equidad y vocación de diálogo con todos los sectores políticos, a la vez que fue un digno y vigoroso defensor de las instituciones republicanas y democráticas.
De igual modo y con la misma pasión más de una vez dejó el sillón de la presidencia para defender desde la banca los principios y valores de la Unión Cívica Radical (UCR) y las políticas del gobierno de Raúl Alfonsín.
En los siete años de ejercicio de la presidencia del cuerpo devolvió al fin de cada período los fondos reservados asignados al presidente de la Cámara, sin haber jamás utilizado un centavo en provecho propio ni siquiera para atender situaciones institucionales que lo pudieran justificar. Las únicas dos oportunidades en que se utilizaron fondos reservados de la presidencia del cuerpo fueron para permitir la urgente atención médica de dos diputados, que, en diferentes momentos entre 1983 y 1989, tuvieron sus vidas en riesgo por razones de salud y quienes no poseían el dinero necesario para acceder a la medicina de alta complejidad.
En 1989 fue nombrado ministro de Economía de la Nación, cargo que ejerció por un breve período (del 31 de marzo al 14 de mayo de 1989). Posteriormente, ese mismo año, se desempeñó en la función de ministro del Interior. Por esos días de inestabilidad económica como política, el ideario popular le recuerda la frase antológica “les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo”, frase pronunciada allá por febrero del 89, en oportunidad de una corrida cambiaria, en la cual, los exportadores no liquidaron sus divisas y agudizaron una crisis que terminaría en una hiperinflación y en la salida adelantada del presidente Alfonsín del Gobierno.
Cuando Alfonsín lo recordó
Hace dos décadas atrás, a propósito del quinto aniversario del fallecimiento, el Comité local presidido por aquel entonces por Jorge Renis, realizaba un homenaje en la piedra que lo recuerda en la colectora que lleva su nombre.
Entre las presencias importantes de aquel acto, estuvo el expresidente Raúl Alfonsín, quien con sus conocidos discursos emotivos y con contenido profundo, supo recordar al dirigente tandilense por su “austeridad, principios y convicciones”, agregando que “no podía vivir de otra manera, era hijo del esfuerzo. Partidario de la cultura del esfuerzo y del trabajo, como su padre, como Sole misma”, se detallaba en la crónica de esta Diario sobre aquel discurso.
“Es el único ejemplo que yo recuerdo en la vida política que consideraba por encima de todo, en la actividad política, la docencia. Y tenía, como único caso, un método particular, socrático: empezaba a dialogar con su interlocutor, formulaba preguntas, hasta que aparecía la verdad. No convencía con el ánimo del enfrentamiento si no a través de sistemas deductivos que realmente él supo realizar con esa inteligencia y ese conocimiento que siempre ponía de relieve”, agregaba Alfonsín.
En otro de los párrafos de la dedicatoria, el expresidente aludiría hace 20 años a tiempos y discusiones que paradójicamente no son tan extraños a los actuales. A saber, (…) “nuestro soporte tiene que estar muy estrechamente vinculado, casi como una simbiosis con la pequeña y mediana empresa del agro y de la industria que están sufriendo circunstancias tremendas en la Argentina”, y reforzaba su pensamiento: “para que los representantes del pueblo sean más importantes que los representantes de un lobby empresario que conspira contra la democracia y contra la economía de un país”.