Un matrimonio fue víctima de abigeato en Valle Sereno y afirman que están asediados por la inseguridad
Héctor Segundo Ledesma, la víctima, contó que le mataron dos ovejas a punto de parir y un macho. Los delincuentes dejaron las tres cabezas arriba del gallinero a modo de “trofeo”.
Un matrimonio fue víctima de abigeato en el barrio Valle Sereno, a metros de Cerro Leones, y aseguran que los vecinos de la zona están asediados por la inseguridad. Los delincuentes faenaron tres ovejas, se llevaron la carne y dejaron las tres cabezas en el lugar a modo de “trofeo”.
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En diálogo con El Eco de Tandil, Héctor Hugo Ledesma contó que “me mataron las tres ovejas, un macho y dos hembras por parir, están los rastros, la sangre de los animales”.
Y expresó su enojo porque le dejaron las tres cabezas “como un trofeo en el gallinero como diciendo ‘viste que te entramos’, esa es la bronca que me da porque me dejaron ese trofeo ahí como una guerra pendiente”.
La quinta, está situada en Dante Alighieri 2305, en el barrio denominado Valle Sereno, que, según expresó “de sereno no tiene nada, no me da ninguna serenidad”.
“En Dante Alighieri es donde tenemos la tranquera de entrada, por Galicia tenemos otra entrada, es una quinta que alquilamos con mi compañera, y donde disfrutábamos de estos animales. Además tenemos 11 caballos. Pero lamentablemente con estos delincuentes que tenemos tengo una bronca tremenda”, manifestó.
Y agregó que “hice la denuncia, la policía espectacular, pero lamentablemente los jueces corruptos y sinvergüenzas que tenemos no dan apoyo a la policía, que no puede actuar como corresponde, como en aquellos momentos donde yo me crié, tengo 58 años y hoy lloro de la bronca que tengo”.
“Nosotros ya nos cambiamos de quinta porque en la otra quinta donde estábamos con mi compañera que hace 3 años y medio que estamos juntos nos robaron tres veces, a ella ya le robaron 9 veces también y no hay soluciones. Dentro de la zona nos cambiamos tres o cuatro cuadras más, y hasta hoy acá no habíamos tenido problemas”, manifestó.
“Me dejaron el trofeo”
Lamentó que “se llevaron la carne y me dejaron el trofeo, si los hubiese encontrado los hubiese matado y hoy estaría preso por culpa de estos delincuentes”.
“Los vecinos también han sufrido robos, uno fue el del viñedo Cordón Blanco, en las obras en construcción roban material, y lo que pasa es que la Policía no tiene armas para defenderse. Los delincuentes roban y salen al ratito, yo mato un delincuente y voy preso, ese es el problema. Es el gobierno populista que tenemos hoy lamentablemente”, expuso.
Inseguridad que no cesa
La zona viene asediada por la inseguridad hace mucho tiempo y por momentos los hechos delictivos se incrementan.
Se comunicó con El Eco de Tandil Osvaldo Curuchet, el encargado de las cabañas Las Nazarenas, quien hace poco más de un año fue asaltado a metros de donde ocurrió el robo ahora.
Expresó su preocupación por que la inseguridad no cesa y pidió a las autoridades que tomen medidas.
Cabe recordar que en abril de 2019 Osvaldo Curuchet fue asaltado, golpeado, maltratado y lo dejaron atado a un poste. En la casa principal había dos mujeres en sus sillas de ruedas, a las que los delincuentes no lastimaron. Recorrieron las instalaciones buscando dinero que no hallaron. Antes de huir, mojaron todo el lugar y dejaron una canilla abierta para que no queden rastros que permitan a Policía Científica tomar alguna huella.
Curuchet fue el que peor la pasó porque fue a quien más atacó un grupo de personas, entre cinco y ocho, según lo que declaró, que ingresó al predio de seis hectáreas buscando dinero y se terminó llevando cosas de menor valor.
En ese momento, contó a El Eco de Tandil que “traían barretas y armas, pude forcejear con algunos de ellos al lado del auto y me escapé y llegué hasta unos 30 metros antes de la casa principal donde estaban las mujeres, pero no pude entrar porque me caí. Fue en ese instante que me pegaron con la barreta cerca del ojo, en la parte de atrás de la cabeza y de los golpes, me dejaron un chichón en el sector izquierdo de la frente”.
“Me sacaron los cordones de la zapatilla, me ataron las manos y me dejaron entre la casa donde vivo yo y la principal. Ahí estuve un rato, me querían dejar boca abajo y les dije que no porque no podía respirar, además me apoyaban un arma sobre el costado derecho del cuerpo”, dijo.