Un condenado por dos homicidios y una salidera cumple prisión domiciliaria
Se encontraba alojado en la Unidad Penitenciaria 7 de Azul. Fue condenado por los asesinatos del comerciante Juan Nigar Jensen, en Ayacucho, y del productor Juan Antonio Cano, ocurridos en 1997 y en 1998. Cumplía condena por un intento de homicidio en ocasión de robo ocurrido en 2008. Fue beneficiado con la medida hace casi dos semanas.
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En medio de la pandemia por el avance del coronavirus, Julio César Paz fue beneficiado con una morigeración en la pena, por tratarse de un paciente de riesgo, y cumple con arresto domiciliario que, en su caso, se impuso con “estrictas medidas de seguridad”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl detenido, que se encontraba detenido en la Unidad Penitenciaria 7 de Azul, cumple con la medida desde el 15 de abril a instancias de lo resuelto por la Justicia ante un pedido para que se evaluara la posibilidad de otorgar la prisión domiciliaria.
Paz fue condenado a 23 años de reclusión el lunes 8 de septiembre de 2003 por el Tribunal Oral Criminal de Dolores, al ser hallado penalmente responsable de los asesinatos del comerciante Juan Nigar Jensen y del vecino tandilense y productor papero Juan Antonio Cano, hechos ocurridos el 1 de diciembre de 1997 y el 11 de agosto de 1998.
En el mismo juicio, otro tandilense, Fernando Darío Serra, fue condenado a 17 años de prisión, el ser considerado como coautor del crimen de Cano.
Años después, Paz obtuvo el beneficio de salidas laborales transitorias, medida dispuesta por la justicia de Ejecución Penal de Azul, al considerar que estaba comprendido en la denominada “Ley del dos por uno”, norma derogada el primero de junio de 2001.
Como a esa fecha carecía de sentencia firme, su tiempo de detención se consideraba doble y su cómputo de pena superaba el 50 por ciento.
Ese mismo año fue acusado de intento de homicidio en ocasión de robo, por un atraco ocurrido el 3 de junio de 2008, en el que un hombre fue baleado en la zona del cuello.
Durante ese atraco resultó herido Rubén Sanzoni, quien había retirado dinero de una sucursal bancaria y se disponía a ingresar a un estudio contable ubicado en Chacabuco al 800. Al llegar a las puertas de la oficina, junto a su esposa, fue sorprendido por dos personas que se desplazaban en un vehículo Fiat Uno, color bordó.
En ese momento, el asaltante extrajo un arma y apuntó a la víctima, mientras exigía la entrega del dinero -unos 20 mil pesos-, y se produjo un forcejeo que terminó con el disparo a quemarropas que impactó en la zona del cuello.
Sin tobillera
Fuentes judiciales indicaron que Paz recibió el beneficio hace casi dos semanas en medio de un proceso previo pero que, en esta instancia, incluyó pedidos para lograr una resolución anticipada de la pena ante la emergencia por la pandemia.
Si bien está prevista la colocación de una tobillera, el arresto domiciliario se mantiene con un “estricto” control policial hasta tanto se disponga del dispositivo electrónico.
En ese sentido, y debido a que el Estado no tiene los elementos que se requieren a disposición, los presos son sometidos a un sistema de control distinto, sobre todo cuando tienen que resolver rápidamente, como en este caso, producto de la pandemia.
“La pulsera electrónica es una medida de control que puede sustituirse por otra”, indicó la fuente consultada, que aclaró que la medida es la morigeración y que “después se pueden poner las medidas de control que se consideren adecuadas”.
El asesinato de Cano
En 1998, el asesinato del productor papero Juan Antonio Cano conmovió a la ciudad. La víctima fue baleada por uno de los dos delincuentes que ingresaron encapuchados a un local ubicado en Canadá y colectora Juan Carlos Pugliese.
Uno de los presentes se habría resistido e intentado retirar la máscara a uno de los asaltantes, acción que le terminó costando la vida.
Juan Antonio Cano (69) recibió el impacto de una bala calibre 9 milímetros, en tanto que el otro cómplice también realizó disparos que no impactaron en los presentes.
La tragedia se adueñó del local de compra venta de camiones y acoplados de Miguel Maña e Hijos, lugar en el que había una decena de personas.
Los asaltantes ingresaron por los fondos y redujeron inicialmente al mecánico, a quien obligaron a que los acompañe a las otras dependencias, donde fueron exigiendo dinero a cada una de las víctimas. Pero Cano reaccionó y eso le costó la vida.
Los jueces Jorge Luis Dupuy, Fernando Sotello y Orlando Oscar Portis encontraron a Julio César Paz como responsable de los crímenes del comerciante de Ayacucho Juan Nigar Jensen y de Juan Antonio Cano.
El 8 de septiembre de 2003, el tribunal condenó a Paz a 23 años y a Serra a 17 años de reclusión.
El caso de Ayacucho
Según se publicó en estas páginas, Juan Nigar Jensen fue asesinado el 11 de diciembre de 1997, cuando dos hombres ingresaron al almacén de ramos generales del cruce de las rutas 29 y 50 y despojaron de sus pertenencias a varias de las ocho personas que estaban en el lugar.
El botín logrado fue de entre 300 y 400 pesos, tras lo cual Paz disparó la escopeta 12.70, según concluyó el Tribunal dolorense, al determinar que el arma fue hallada por la policía -enterrada en el interior de un bolso- en la casa de Paz.