Sin dar respuestas a las falencias denunciadas, Lunghi apeló al interés superior de recuperar el Hipódromo por sobre las irregularidades
En la tercera audiencia del juicio por las irregularidades en la anterior concesión del Hipódromo, el jefe comunal ayer fue sometido a un intenso y extenso interrogatorio por parte de un fiscal que por momentos acorraló a un intendente que, ante las falencias del contrato desnudadas, apeló a razones políticas y sociales que se priorizaron a favor de recuperar un predio histórico. Apoyó a sus funcionarios acusados como probos y honestos e incluso justificó las moras del empresario Blanco a la hora de cumplir con sus compromisos. “El objetivo de recuperar el histórico predio se cumplió con creces”, desafió.
Se desarrolló ayer la tercera audiencia por el juicio que investiga la responsabilidad penal de los funcionarios lunghistas por la controvertida concesión del Hipódromo. Y no se trató de una jornada más, estaba citado y se sentó frente al Tribunal el jefe comunal Miguel Lunghi, en carácter de testigo.
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Fueron cuatro horas de un intenso interrogatorio encarnado por el fiscal Marcos Eguzquiza, quien sin dejar de respetar la investidura del hombre que lidera los destinos del Municipio hace más de 16 años, no dejó de resultar implacable en preguntas que, en su gran mayoría, no encontraron la respuesta pretendida, más bien lecturas, razonamientos políticos de un Lunghi que, en definitiva, dejó en evidencia que se priorizó el interés político y social de mantener la concesión y el circo de carreras activo, a pesar de las evidentes irregularidades y/o incumplimientos que el concesionario perpetró sin miramientos ni sanción alguna. Mientras tanto, recibió suculentos subsidios provinciales para premios (de las carreras) e inversiones en un plan de obras que, a la postre, resultarían las causales que motivarían la discusión penal.
Con modos correctos y alguna que otra ironía frente a los asuntos puntuales que se le preguntaban, Lunghi fue llevando el por momentos tenso cuestionario acusatorio que, en todo caso, buscaba esclarecer sobre la falta de control y sanciones para los incumplimientos recurrentes del concesionario del Hipódromo, y como lógica consecuencia el incumplimiento de los funcionarios de ejercer el poder de contralor del predio.
En ese contexto, el pediatra que trabaja de intendente y ahora se arropaba de testigo en una causa penal contra integrantes de su equipo de gobierno, aludiría a que el poder de control de la actividad hípica dependía de Provincia, a lo que el fiscal le exhibió un documento el cual precisamente Lunghi firmó haciéndose cargo del control del predio y su actividad.
Al respecto, el Intendente aceptó haber firmado dicho documento pero que igualmente existe una ley de turf que estaba por encima de cualquier documento municipal.
La pregunta que quedó flotando en el denso aire del recinto tribunalicio fue para qué firmar un documento haciéndose máximo responsable cuando una ley establecía otra cosa. Interrogante que Lunghi ni otro funcionario hasta aquí supo responder.
Sí el jefe comunal fue claro y contundente a la hora de dejar sentado que “aquí ningún funcionario se llevó nada a su bolsillo”, para poner el acento en la honestidad y transparencia de su gobierno y los respectivos integrantes del equipo, puntualizando especialmente en Pedro Espondaburu y Guillermo Alassia (los dos aquí acusados) a quienes calificó como funcionarios probos, honestos, sobre quienes tiene mucho afecto.
Una decisión política
A modo introductorio, Lunghi reseñó sobre las dos décadas de abandono del mítico predio en Villa Aguirre y de la decisión política de tomar posesión antes que el Club Hípico loteara, asumiendo el desafío ya que lo había plasmado en su campaña electoral, allá por el 2003, cuando prometió su recuperación.
También aludió a los trabajos realizados una vez tomada la posesión del lugar en pos de dejar el espacio presentable para su licitación, para lo cual se utilizaron recursos del Fondo Minero.
Precisamente el fiscal le preguntó cuánto dinero se había volcado en dicha inversión, sobre lo que Lunghi no supo responder.
Eguzquiza le recordaría que los ediles expusieron ese mismo interrogante en la interpelación de 2007, cuando tampoco respondió al respecto.
A partir de allí, las preguntas y repreguntas del fiscal se sucederían sin solución de continuidad para lo que fueron uno y cada uno de los compromisos asumidos y no cumplidos, frente a un Lunghi que por momentos gambeteó con habilidosa cintura la embestida, por otros pasajes halló razones y prioridades políticas y, en otras tantas, explicó – no sin un dejo de ironía- que él gobernaba para 140 mil habitantes y no podía estar, por caso, atento a la utilización de un camión (regador). Caso puntual por el cual está acusado Alassia, sobre lo cual también tendrían un tenso cruce el fiscal y el intendente que mereció algún reparo del defensor y del propio Tribunal, que solicitó ajustarse al protocolo de preguntas y respuestas y no a consideraciones personales.
Por caso, cuando se cuestionó sobre la no aplicación de multas por el incumplimiento de las obras asumidas por Blanco, Lunghi ensayó respuestas tales como que se necesitaba ser flexibles porque las concesiones en este país no resultan nada sencillas.
A modo de respuestas, el fiscal Eguzquiza le replicó: “si un vecino estaciona mal o saca indebidamente un árbol de la calle lo multan sin ningún miramiento…a Blanco parece que no…”, recriminó con contundencia.
Tampoco quedó claro la escasa voluntad del Ejecutivo a la hora de hacer cumplir lo que el concesionario había asumido como compromiso y que le valió ganar la licitación, incluso poniendo como garantía un patrimonio de origen poco claro, más precisamente un edificio que se quedó de la otrora mutual de Empleados de Comercio de una manera que también mereció un reproche penal.
A más precisiones, se citó la construcción de una guardería infantil para la barriada. Al respecto, Lunghi recordó que en ese momento no se consideró prioritario y se optó que ese dinero se destine a la obra de riego del circo de carreras. Empero, años después, fue el propio Municipio quien montó con recursos propios el jardín maternal Pérez Esquivel.
Bajo ese espíritu se replicarían preguntas sobre la falta de interés por saber el objeto social del concesionario (una empresa constructora devenida en a la actividad del turf) y si dicho empresario era solvente, el canon fijo establecido por diez años y demás menesteres que rodearon siempre a la cuestionada licitación, a lo cual Lunghi volvió a apelar al interés político, no sin dejar de señalar con especial énfasis que por esos tiempos había “turbulencias” políticas y que, en el caso de las objeciones de la oposición política “siempre tiene objeciones”.
En ese tono, no sin picardía, Lunghi le preguntó al fiscal y a quienes quisieran oír en el recinto por qué los cuestionamientos se sucedieron en aquellos años y con aquella concesión y una vez terminada nunca más se habló del Hipódromo. “No hubo ninguna denuncia más”, “ahora parece que está todo perfecto, es un tren bala”, señaló. (NdR. Cabe consignar que en la posterior concesión -2015-también hubo denuncias por irregularidades y la propia Provincia intervino con inspecciones en pos de corroborar si los subsidios se destinaban al plan de obras).
El orgullo de Lunghi
El transitar del interrogatorio zigzagueaba ante preguntas puntuales del fiscal y respuestas generales del jefe comunal, quien no dejó de señalar con ahínco el orgullo que representaba para él haber recuperado dicho predio como así también satisfecho por cómo funcionó el Hipódromo, independientemente de las falencias denunciadas. “El objetivo se cumplió”, sentenció.
Al respecto, consideró que las falencias denunciadas (mal estado de la pista, falta de sistema de riego, precaria empalizada) a su criterio resultaban “falencias menores” frente el interés superior de mantener abierto el predio y de allí la decisión de no multar al concesionario, a pesar del contrato así lo exigía.
El Intendente habló de las complejidades de un país poco previsible y en la necesidad de “acompañar” al concesionario para que estuviera al frente del Hipódromo y fuera cumpliendo con los compromisos asumidos.
En este tramo del duro cuestionario acusatorio (la defensa acusó de parecerse más a una auditoría que a preguntas de un fiscal y un testigo) tampoco Lunghi tuvo empacho en respaldar el paso del polémico empresario Blanco (fallecido), sobre quien dijo que iba cumpliendo a medida que le llegaban los recursos de los subsidios.
Reconoció en Blanco una persona “no fácil”, como tampoco resultaba fácil manejar una concesión de estas características.
Así, Lunghi señaló que, como siempre, la Provincia entrega el dinero con retrasos sensibles y allí buscó encontrar las razones de la falta de obras asumidas por el concesionario.
Bajo ese criterio, el fiscal le preguntó tajantemente si le constaba que no llegaran en tiempo y forma los subsidios. Lunghi no supo tampoco aquí que responder. En verdad, admitió que tampoco le rendían cuentas a él si los subsidios llegaban o no.
Ahondando más sobre los subsidios, el fiscal siguió indagando sobre el plan de obras, el pago de sueldos a los supuestos empleados contratados y el canon (siete meses y medio sin pagarlo). Lunghi –otra vez- se quedó sin argumentos.
Retomando a temas puntales de compromisos no cumplidos, Eguzquiza le preguntó si estaba en conocimiento del donación monetaria para el Hospital que el empresario se había comprometido a resultas de la venta de entradas de la inauguración. En este aspecto, una vez más, Lunghi no tenía conocimiento si se había concretado.
También se lo indagó sobre qué pasó con el compromiso de darles una vivienda a aquellas familias que habían ocupado el predio antes de la concesión. Lunghi dijo desconocer qué había ocurrido con dichos vecinos.
El camión regador
El extenso interrogatorio obviamente que iba a surcar por la cuestionada utilización de los camiones regadores municipales para una concesión que estaba obligada a invertir en un sistema de riego, que finalmente lo hizo no sin antes reproches políticos y motorización de denuncia penal.
Tal adelantó la estrategia defensista, Lunghi aludió a la colaboración que el Municipio presta a distintas instituciones de la ciudad, incluso con aquellas con fines de lucro. Así, se repetiría citando a Expotan, Ciane, carreras de atletismo, automovilismo en La Cascada y demás.
“Era un uso y costumbre”, dijo el pediatra, incluso señaló que se hacía antes de su gestión.
Allí, entonces, el fiscal primeramente aludiría a que ninguna de las instituciones citadas era una concesión ni tampoco cobraba 60 mil dólares mensuales y, sin pausa, sacaría a relucir del grueso expediente documentación de los pedidos formales que dichas instituciones hacían a la comuna para solicitar la colaboración de dicho camión, mientras que por el Hipódromo no figuraba una sola foja administrativa que refiera al pedido de dicho servicio. Una vez más Lunghi, se quedaría sin mucho por decir….
Las preguntas de la Defensa
Contrariamente a lo que se preveía respecto a un renovado interrogatorio amplio ahora en manos de la defensa, el doctor Jorge Dames prefirió limitarse a un par de interrogantes para que el jefe comunal respondiera sin mayores dificultades.
Una vez más, el letrado puso el acento en la cadena de responsabilidad dentro del organigrama municipal que conforman las autoridades y, especialmente en el tratamiento del Hipódromo, quiénes tuvieron mayor injerencia.
Dames, volvería a poner el acento en la intervención del otrora secretario de Desarrollo Local, Oscar Maggiori, como en el jefe de Gabinete de aquellos días, Carlos Fernández.
Lunghi asintió sobre el protagonismo de dichos actores, como así también del asesoramiento legal del hoy presidente del Concejo Deliberante Juan Pablo Frolik y del secretario de Obras Públicas, Mario Civalleri.
El jefe comunal no resultó claro a la hora de responder sobre el rol de la comisión de seguimiento de concesiones, ni tampoco sobre las razones que llevaron de un año para el otro que el poder de contralor del circo de carreras pase de la órbita de la secretaría a cargo de Pedro Espondaburu a la jefatura de Gobierno, a cargo en esos días de Frolik.
Sin más preguntas por ofrecer, el defensor optó por proyectar en el recinto imágenes del antes y el después del Hipódromo una vez el lunghismo en el gobierno, como así también la carrera organizada por la UTTA (Unión de Trabajadores del Turf y asociados), filmación en que se vio una entrevista al propio Lunghi, a Blanco y actores de la actividad, hablando loas del predio recuperado.
Otros testigos
Después de Lunghi, y ya pasadas las 14, pasaron frente al tribunal otro par de testigos citados por la fiscalía.
Se trató de quien fuera gerente del predio de aquella concesión, Jorge Berti, quien, entre otras consideraciones, aceptó no tener experiencia alguna sobre la actividad turfística, más allá incluso que fue integrante de la comisión de carreras encargada de realizar los controles.
El debate se cerró con el comparendo de un jockey que fuera noticia tras sufrir una severa lesión al protagonizar un accidente mientras vareaba. El deportista aludió a la falta de atención médica en el lugar mientras practicaba la actividad, otra de las falencias que hizo notar la acusación fiscal, que se establecía por contrato y que la gestión también omitió exigir.