A plena luz del día
Robaron por tercera vez en la misma vivienda del Procrear de Villa Cordobita
El atraco en la propiedad de Chaco al 500 se produjo ayer, minutos después de las 14. Sonó la alarma, pero los dos intrusos permanecieron en la casa hasta que llegó la dueña. Impotencia de la familia que invirtió en todas las medidas de seguridad a su alcance y se siente controlada por los maleantes. El Municipio retiró del barrio las cámaras que había colocado antes de la pandemia, para frenar una ola delictiva.
Ayer, minutos después de las 14, delincuentes saltaron el paredón del patio, rompieron una puerta trasera e ingresaron a robar a la vivienda ubicada en Chacho 535, en el barrio Procrear de Villa Cordobita. Los dos intrusos redireccionaron las cámaras de seguridad de la propiedad para evitar que los tomara, revolvieron una habitación y se fugaron al advertir que la dueña regresó al hogar.
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En principio, los ladrones se alzaron con una computadora y otros elementos, aunque anoche aguardaban que una integrante de la familia regresara de trabajar para chequear si había más faltantes.
Con indignación, la damnificada contabilizó el tercer robo en los 6 años que habita el barrio. Sumado a eso, invirtió en alarma y en cámaras de videovigilancia que monitorean desde una aplicación, pero nada parece frenar a los delincuentes que actúan con total impunidad.
En paralelo, lamentó que hace algunos meses el Municipio retiró la cámara que estaba ubicada en la esquina de Chaco. Evaluó que la decisión pudo deberse a que los hechos de inseguridad se habían calmado, aunque consideró que esa medida pudo alentar a los malhechores.
Una vez más la barriada quedó desprotegida, En ese sentido, una de las viviendas más afectadas es la ubicada en lo alto de calle Chaco, ya que enfrente hay un cerro y linda con un descampado que utilizan desconocidos para vigilar la zona, saltar a su patio sin ser vistos y también, esconder los elementos que se llevan en cada robo.
“Me dio un ataque”
Pía Alejandra Rivas, propietaria de la vivienda, le contó a El Eco de Tandil que ayer, estaba trabajando y a las 14.01 hicieron sonar su celular para avisarle que se había activado la alarma. “Lo primero que hago es mirar las cámaras y veo que una apunta al cielo, la otra al alero. Ahí me dio un ataque, llamé a la policía y me trajo una compañera”, contó aún conmocionada por el hecho.
En moto, las mujeres llegaron bastante rápido. “Ingresé por la entrada de autos y vi que estaba la puerta del patio rota. Me revolvieron lo que tenía en el pequeño quincho donde está la parrilla y en la casa, una de las habitaciones. Alcanzaron a revolver uno de los cuartos porque llegué y saltaron por atrás, por el mismo lugar que entraron”, relató.
En cuanto al botín, explicó que “no quise revisar más la habitación de mi hija, pero a simple vista vi que la notebook no está. Quiero que llegue ella para ver qué falta”. Por ese motivo, decidió aguardar a determinar los faltantes para hoy radicar la denuncia formal.
En tanto, del quincho se llevaron un ventilador, ropa y herramientas de jardinería. “Venían con mochilas”, dijo, y confirmó que una cámara del interior del domicilio logró captar a los dos encapuchados antes de que la advirtieran y la movieran con una escoba.
“El ventilador lo encontró el policía que vino, y algunas ropas. Después, salí y encontré más ropa y una palita de jardín. Fueron como descartando lo que menos les importaba”, evaluó.
Invertir en seguridad
Más allá de cumplir con los impuestos provinciales y de la Tasa de Protección Ciudadana, la familia se vio obligada a invertir en disuasivos luego de los dos primeros robos. “Tengo varias cámaras”, confirmó y también está abonada a un sistema de alarma con monitoreo, como así también contrató un seguro.
Repasó que en el primer atraco, llegó justo al salir de trabajar, al promediar la tarde. Un vecino había advertido la presencia de extraños en el interior de su casa, por lo cual Pía se quedó en el auto y fue testigo de cómo salió por la ventana de la habitación de su hija, cargando la notebook.
El siguiente ocurrió una madrugada de mucho viento, cuando la familia se encontraba en el domicilio. Escuchó algunos ruidos y “cuando me levanté, ya no tenía nada en el garaje, se habían llevado todo. Hacen el ‘trabajito’ y se ve que van llevando al descampado, lo esconden y luego lo vienen a buscar”.
Agregó que “ese día me desvalijaron absolutamente todo, bordeadora, máquina de cortar pasto, hidrolavadora, herramientas de mano todas, porque mi marido tenía de todo”.
Cámaras nómades
La vecina reflejó que el fondo y un lateral de su casa están rodeados por un descampado; además enfrente tiene un cerro. “Teníamos una cámara de vigilancia municipal en el palo de la luz, en la calle. Parece que como se habían calmado los hechos delictivos, la sacaron”, lamentó.
Antes de la pandemia, el Procrear Villa Cordobita había padecido una oleada de hechos delictivos, en la cual la casa de Chaco 535 había sido blanco en dos ocasiones. En aquel entonces, los reclamos de la barriada tuvieron eco en la Secretaría de Protección Ciudadana, que colocó cámaras en distintos puntos para desalentar los ataques a las propiedades. “En 2022, las sacaron”, refirió la damnificada.
Pía Rivas explicó que no reclamó ante el Municipio que ya no estaba el dispositivo y contó que tras los robos anteriores, “en las reuniones por inseguridad nos dijeron que generalmente se sacan de un lugar que ya está tranquilo y se llevan a otro. Entonces, calculo que sacaron primero las de O’Higgins y Chaco y O’Higgins y 12 de Octubre, y después sacaron esta”.
En vilo
“Ya no quiero salir de acá. No tengo ganas de irme a trabajar, no quiero salir. Quiero que alguien se quede para poder irme tranquila. No es fácil. Por más que tengo alarma, cámaras, seguro”, expuso y sostuvo que “es algo terrible”.
En ese sentido, consideró que “me tienen re controlada, porque vinieron a las 14, que a esa hora mi hija ya no estaba. Saben los horarios y antes de entrar, desde atrás dieron vuelta las cámaras del patio y no los tomaron. Encontré el palo con que las habían empujado”.
En paralelo, cada vez que atentan contra la finca, la familia padece la pérdida económica. Es más, aún no pudieron volver a comprar todo lo que les faltó en el segundo robo -el más significativo-, ya que no alcanzó con la indemnización del seguro.
Pía Rivas le sumó “la impotencia de todo lo que tocaron, porque abrieron todos los cajones, las puertas de todos los muebles. Siento una bronca” y advirtió que “ahora voy a seguir poniendo más cámaras adentro y en otros lugares, porque ya no me quedo tranquila”.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)