Le robaron la notebook con la tesis fotos de las hijas y del papá fallecido y apela al “corazón del ladrón” para recuperarla
El viernes por la tarde, al vecino y docente Sergio Urraco le tocó en desgracia convertirse en un damnificado más de un robo domiciliario.
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Un desconocido ingresó por la ventana de su casa y se llevó lo primero de valor que encontró: la computadora portátil.
Como le ocurre a la mayoría de los usuarios, este tipo de dispositivos se convierte en algo más que un elemento de trabajo. Es el lugar donde se atesoran desde recuerdos personales hasta elementos de estudio y material valiosísimo e imposible de recuperar.
A través de las redes sociales, Urraco apeló a la buena voluntad del ladrón, en un texto que en pocos minutos fue compartido por cientos de contactos.
“Es probable que no lo sepas -le cuenta al autor del robo-, pero no me robaste una computadora: te llevaste once años de mi vida. Le mejor que me había pasado en toda mi vida te lo llevaste de un manotazo. Te llevaste las fotos y los videos de la ecografía de mis nenas. Te llevaste todo mi trabajo de tesis, documentos, fotos de mi familia, la última foto de mi padre antes de fallecer, informes de trabajo y material de mi señora”.
En otro párrafo, expresa -siempre dirigiéndose al ladrón-: “Te llevaste todas las horas que pasé convencido de que mi trabajo tenía un sentido, no tanto por mí, sino que tenía un sentido en cuanto a los otros, por ejemplo mis alumnos. Y también la gente que no conozco, como vos. El sentido de que la vida sin el otro, precisamente, carece de significado. Que nosotros somos lo que somos en cuanto a lo que hacemos por el otro y por la comunidad”.
Por último, y apelando a la empatía de quien se llevó su notebook, le confiesa que “lo único que quiero saber de vos es si la vida que te tocó o lo que te pasó para convertirte en un ladrón, te sacó lo mejor que seguramente tenías: el corazón. Si todavía lo tenés, entonces te pido un gesto: llamame al 2494690595 y arreglemos esto. No te voy a juzgar porque todavía no perdí la capacidad de ponerme en los zapatos del otro. Llamame y devolveme la notebook. Te va a servir más a vos ese gesto, que además te lo voy a recompensar, y también me va a servir a mí para recuperar el sentido de lo perdido”.