La mujer de uno de los asaltantes los delató y terminaron condenados
En un juicio abreviado, la justicia resolvió la situación procesal de un acusado de perpetrar un robo a mano armada junto a un cómplice que ya había sido sentenciado por el mismo hecho.
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Se trató de Guillermo Antonio Cardozo, alias “nano” o “pezuña”, quien por el acuerdo entre acusación y defensa, se lo condenó a tres años de prisión de ejecución condicional.
A propósito de la sentencia, el juez del TOC1 interviniente aclaró en su resolución que la magnitud como la gravedad del hecho ventilado hubiera merecido un mayor reproche penal, pero por imperio legal deberá respetarse la pena pactada en el acuerdo, conforme prescribe el artículo 399: “…No se podrá imponer una pena mayor a la solicitada por el Fiscal…”.
Al decir del fallo, se acreditó que el 11 de febrero de 2013, alrededor de las 0.20, José Luis Quintanilla De Souza (ya condenado) y Guillermo Antonio Cardozo, de común acuerdo aprovechando que la puerta de entrada de la vivienda sita en Payró 1495 estaba abierta, irrumpieron en el domicilio y sorprendió a los habitantes de la propiedad.
Mientras Quintanilla De Souza apuntaba a las personas que se encontraban en el lugar (un grupo de cuatro amigos) con un arma de fuego tipo escopeta de caño recortado, Cardozo se alzó de tres computadoras tipo notebooks, cuatro teléfonos celulares, un par de zapatillas, anillos de oro, y una motocicleta marca Gilera.
Luego de lo cual ambos ladrones huyeron del lugar a bordo de la moto sustraída y llevando consigo los objetos hurtados.
La mujer que los delató
De la resolución judicial se desprende que resultó clave para esclarecer el hecho y dar con los imputados ahora condenados el testimonio de una mujer, quien por esos días era pareja de uno de los sospechosos y nuera del otro cómplice. Al advertir que estaban “en cosas raras” y le habían llevado elementos de dudosa procedencia a su casa, llamó a la policía y los delató.
La testigo debió contar sobre su relación con la pareja de delincuentes. Detallando que había conocido a Quintanilla, cuando éste se encontraba detenido en la Unidad 37 de Barker, desde donde inició una relación sentimental. Primero se conocieron por mensajes de texto hasta que ella lo fue a visitar y, desde allí nació la relación amorosa.
Tras un tiempo detenido, el “candidato” recuperó la libertad y se fue a vivir con ella.
Ya conviviendo bajo el mismo techo, el novio empezó a mantener una amistad con Cardozo, joven vecino del Barrio que era amigo de una de sus hijas y frecuentaba su hogar.
La testigo relató luego que la relación con Quintanilla fue buena hasta la noche en que su novio y Cardozo arribaron a su casa conduciendo una motocicleta desconocida para ella, y cuando se baja del motovehículo observó que Cardozo llevaba entre sus prendas y más precisamente de la zona de su cintura un arma tipo recortada, la que a simple vista tenía una culata de madera y un caño grueso el que en una parte estaba oxidado.
Al advertir la escena, la mujer les dijo a su pareja y al “pezuña”, que ella no quería cosas raras, ni porquerías en su casa y mucho menos armas. Ante la advertencia, tornada en malos términos, como discusión “el pezuña” (Cardozo) extrajo de su cintura dicha arma y le dijo a José Luis, saliendo de la casa hacia afuera manifestando que se iban a ir a descartar del “recorte”, a todo esto la mujer entró al baño, quedando ellos afuera y al salir del baño, se dirigió hacia la habitación de su hija, viendo sobre la cucheta de la cama una mochila de color negra, que ellos habían dejado.
Ante la duda la mujer la abrió y vio en el interior una computadora portátil, dos computadoras chiquitas, de color blanco (el botín).
La testigo contó que Cardozo tomó la mochila y se fue con su pareja en la moto,
La mujer continuó relatando que esa misma noche quedó muy enojada con la actitud de ambos, entonces le mando a “pezuña Cardozo” un mensaje de texto diciéndole “Vos me bardeaste la casa, eso no se hace, una vez sola no se necesita la gente…” a lo que Cardozo le responde por SMS insultos. Ante la respuesta, la mujer muy enojada se fue caminando hasta la casa donde estaba Cardozo, lo cita a salir a la calle y ahí le exige que le diga en la cara lo mismo que le decía por teléfono y como el pezuña seguía inmutable la mujer le pegó una trompada en la mandíbula, agresión que el joven no se defendió. Así se fue la mujer de la escena.
Al día siguiente José Luis regresó a la casa para sacar algunas pertenencias del “pezuña”, alertado que la mujer ya había sacado todo a la calle mientras que avisaba que iba a convocar a la policía.
Cuando Quintanilla arriba a la casa efectivamente se topa con las cosas afuera y convoca a “pezuña”, diciéndole “vení que está loca saco todo afuera…” (sic).
Una vez convocada la policía, desembocaría en las posteriores detenciones que dieron forma a la causa ahora concluida con su respectivo juzgamiento procesal.