Delitos rurales
La inseguridad sacudió a Gardey, con tres robos en distintos campos el Viernes Santo
Uno de los afectados fue Néstor Auza, quien se mostró alarmado por la “violencia” del ataque a su propiedad. Ingresaron a la casa del puestero y a dos galpones, llevándose de todo. A otro vecino le desmantelaron el sistema de extracción de agua alimentado con energía solar. El exrector de la Unicen dijo que vecinos de Gardey plantearon una guardia armada rotativa para cuidar la zona. Como contrapartida, pidió gestión para mejorar la prevención en los 2 mil kilómetros de caminos rurales.
La calma de Gardey se vio quebrada durante el fin de semana extralargo, cuando se registraron tres robos en campos de la zona, dos ubicados a menos de 3 mil metros de la localidad rural y el restante a unos 10 kilómetros. Los delitos tuvieron lugar el Viernes Santo, y uno de los afectados fue el establecimiento “Miralejos” del exrector de la Unicen y exdiputado provincial Néstor Auza.
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Preocupado por la situación, Auza habló con La Mañana de El Eco (104.1 Tandil FM) y lamentó que “esto es una escalada de acontecimientos de violencia, porque la verdad es que no son robos comunes. Son acontecimientos de violencia porque rompen todo lo que encuentran”.
Promediando la entrevista y tras confirmar que trasladarían la problemática al Foro de Seguridad, señaló que “como contraparte, hay vecinos que quieren salir a la calle ellos a controlar, en turnos. Imaginen el riesgo que es eso” y confirmó que “plantearon” esa suerte de rondines ciudadanos.
Ante la situación, consideró que “hay instancias de gobierno que deben ser corresponsables de lo que está pasando. Al menos, que demuestren eso con gestión”.
Robo y destrozos
El robo en el establecimiento “Miralejos” ocurrió en la madrugada del Viernes Santo, cuando el encargado se encontraba en Tandil, donde se quedó a pernoctar. Los ladrones rompieron la puerta de la vivienda del puestero, como así también las ventanas y accesos de otros dos galpones, y se alzaron con gran cantidad de pertenencias.
“Los muchachos salen de ronda. Se toman el tiempo, porque el desastre que hicieron en el galpón y en la casa de Julián, la verdad que son esas cosas que entrás y no lo podés creer”, dimensionó Auza y estimó que los intrusos conocían los movimientos, porque tampoco estaban los perros del encargado que podrían haber ladrado ante presencias extrañas.
“En el caso nuestro, nos arrancaron los marcos con las ventanas”, describió sobre los daños. “Tenemos unos galponcitos que teníamos cosas de mi familia, bicicletas; después había máquinas de mantenimiento del parque, herramientas livianas, eso en cuanto a las cosas físicas que rompieron y se llevaron. Ahí arrancaron todo”, remarcó.
Sin embargo, manifestó que el más afectado por el atraco fue el encargado. “La puerta de la casa de Julián la derribaron y le hicieron un agujero al medio con postes, con pedazos de palos”, dijo y lamentó que mientras ocurría el robo, él estaba en su casa, a unos 150 metros, pero “al no haber perros, no escuché nada. Si escucho, tengo la costumbre de salir y de ir a ver qué pasa”.
Por ese motivo, expresó que “estamos al filo de que haya una desgracia porque entiendo que la gente viene decidida a todo, y a uno se le traba la cabeza y puede hacer cualquier cosa. Sobre todo cuando está en juego la familia”.
Botín y secuelas
“En el caso de Julián, es un trabajador como cualquier persona preocupada por ir para adelante, por comprarse sus cosas, por vivir en paz y trabajar, y en una noche le desarman no solamente las ilusiones, hoy es un problema de bolsillo muy serio. Le robaron el televisor, alhajas, todo… hasta la yerba le llevaron”, remarcó el exrector.
De acuerdo con la denuncia, los ladrones le desvalijaron la vivienda, ya que le sustrajeron varios electrodomésticos -televisor, pava eléctrica, plancha, plancha para el cabello, un teléfono celular-; cuatro ponchos; algunas alhajas de oro y otras de plata –cadenas, medallas, pulseras-; dagas, rastras, cencerros, una chaira y dos cuchillos; monedas de plata; una escopeta y una carabina; y una pava de acero, pero además le faltaron alimentos como yerba, fideos, etc.
En tanto, también ingresaron a uno de los galpones tras violentar un candado y abrir el portón. De allí robaron una desmalezadora, con su respectiva pechera y varias herramientas de mano.
Por último, los intrusos atacaron otro depósito, en el cual arrancaron las ventanas y destrozaron varios vidrios, y se llevaron dos bicicletas deportivas MTB, cuchillas y una chaira.
Como propietario del campo, Auza confió que “en el caso nuestro es un problema de querer poder vivir en paz. Tengo a mi familia acá, mis nietas que vienen y hoy para mí son todo lo que tengo. Vivo para ellos. Entonces, frente a un problema de esta naturaleza, donde tenés que enfrentarte con la gente, antes de que le pase algo a tu familia, hacés cualquier cosa”.
En paralelo, informó que en otro de los establecimientos violentados “hicieron un desastre. Le rompieron todo el sistema de producción, como los paneles solares y las bombas sumergibles alimentadas por energía solar, le hicieron todo pedazos. Además, fueron con herramientas, desarmaron y se llevaron. Le vaciaron el tanque de agua y le dejaron la hacienda sin agua. Un desastre”.
“Tenemos un sistema de seguridad ineficiente y absolutamente obsoleto”
Por otra parte, Néstor Auza expuso las “complicaciones” que atraviesa la Patrulla Rural que no cuenta con personal suficiente y señaló que hubo más de treinta delitos a entre 20 y 30 kilómetros de Tandil.
Señaló que Patrulla Rural cuenta con 37 efectivos, de los cuales sólo 17 están en funciones porque los demás tienen carpeta médica y entre los que están operativos, hay 4 ó 5 administrativos que no salen al campo.
“No puede ser que la policía de emergencia venga después de que sucedió todo a rescatar los datos. La policía de emergencia tiene que estar en la emergencia, por eso se llama así”, cuestionó.
En paralelo, sostuvo que no existe un mapa con las “zonas calientes” del partido, ni un registro de establecimientos rurales que quedan solos, cuando Patrulla Rural tiene más de 2 mil kilómetros de caminos rurales para cubrir.
“A mí me han faenado animales más de una vez y me asistía la policía de Gardey. Ahora la policía de Gardey, nos enteramos, no puede salir a 2 mil metros del pueblo. Y estoy a 2.500 metros del pueblo, no estoy sumergido en la pampa”, cuestionó.
“No tengo nada contra la policía. Es más, tengo amigos en la policía, sobre todo en Patrulla Rural y demás, porque recordarán que a Patrulla Rural la trajimos nosotros en un momento en que creíamos que iba a complementar a las cuestiones que son propias de la zona urbana. La verdad es que tenemos un sistema imperfecto y absolutamente obsoleto desde donde se mire. En la posibilidad real de poder controlar un distrito como este, con miles de kilómetros rurales, en la alternativa de poder asistir rápidamente cuando ocurren los problemas”, se quejó ante el diagnóstico.
En el caso del robo en “Miralejos”, estimó que los autores sabían que Julián no estaba en el campo y que el otro establecimiento rural estaba solo. “Conocen mejor que la policía todos los recovecos del campo. A tan pocos kilómetros de Tandil, obvio que son de Tandil”, infirió.
Al Foro
Por otra parte, Auza confirmó que llevaban anoche la problemática a la reunión del Foro de Seguridad, “para poder ayudar, gestionar y ver si podemos tener algún refuerzo de cuestiones que entienda el Foro que son importantes”, pero además para evitar que “en un tiempo no muy lejano tengamos que lamentar cosas mucho más serias”.
Analizó que hoy la gente del campo enfrenta “el riesgo físico, el riesgo económico y por otra parte, el riesgo de la sensibilidad espiritual. La gente después tiene miedo. Si hay conciencia de eso, entiendo que debe haber una estrategia, un plan. Si el plan está, quiero saber con qué lo van a llevar adelante, cuánto pueden abarcar de esto, qué tecnología tienen para llevarlo adelante”.
En esa línea, apuntó que “hace poquito decían que Tandil era la ciudad del conocimiento. No tenemos ni una estrategia tecnológica para poder cubrir la seguridad del campo. Hace 15 años nosotros propusimos los drones”, recordó y destacó que esta ciudad tiene la ventaja de una base desde la cual podrían operar.
“Tenemos que dar ese paso tecnológico que nos permita abaratar costos, ser más responsables y más directos en el conocimiento de la problemática y tener con qué intervenir”, exigió y resaltó que en este momento no hay señales que indiquen que va a haber menos inseguridad en el campo y en la ciudad.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)